Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 17 de abril de 2012

EXPERIMENTO CON LA QUEJA

Una de las forma de expresión más frecuente, de la molestia que nos produce algo, es la queja. Ese lamento que pocos escuchan a pesar de que nuestra intención sea ser reconocidos en aquello que forma parte de nuestro reclamo.
Nos quejamos, a veces demasiado, porque pretendiendo ser escuchados conseguimos la reacción contraria.
El efecto de la queja es como el de un veneno que solamente nos tomamos nosotros. A los demás no les importa demasiado porque de otro modo no sería precisa y estaríamos a disposición de la comprensión de quienes tenemos al lado, sin necesitarla.
Posiblemente esté justificada y aún sea necesaria como desahogo del alma. Sin embargo, casi nunca consigue sus objetivos que en el fondo son aquellos ligados a la necesidad de un apoyo aunque sea, únicamente moral.
Otras veces, la queja se hace rutina y se instala de tal modo que se añade a nuestra comunicación diaria, sin darnos cuenta. Tan acostumbrados estamos a sugerir ser vistos y oídos, sin ser escuchados, que la incorporamos como muletillas donde apoyamos los mensajes que transmitimos. Pero nuevamente,  recae sobre nosotros y nos va intoxicando como un lento y letal narcótico que nos produce la sensación de que todo en nuestra vida va mal.
Por esta razón, entre otras, debemos evitar quejarnos continuamente.
Podemos elegir, sin embargo,  un diálogo con nosotros mismos contándonos lo que nos pasa e imaginando a nuestro yo delante como el mejor interlocutor. Nadie nos va a entender igual, nadie tan dispuesto a tender su mano para consolarnos y sobre todo, nadie que nos lleve hasta el centro del corazón para aliviar nuestro pesar con el mejor de los besos.
Si alguna vez tenemos que quejarnos, probemos a hablarnos en voz alta incluso. Y por qué no, a contestarnos desde el otro lado para ver qué tiene que decirnos nuestro yo interior, dejando que responda libremente lo que llega a nuestra mente.
Estaremos después más calmados y sobre todo, veremos los problemas desde otra dimensión porque habremos logrado ascender nuestro subconsciente a la parte consciente y ahí ser ayudados por los patrones de conducta que de verdad actúan sin darnos cuenta.
Es toda una experiencia. Os animo a ponerla en práctica.

2 comentarios:

  1. La experiencia demuestra que las soluciones a nuestras dudas e inquietudes, a la solución de nuestros conflictos interiores y expeteriores siempre se encuentran dentro de nuestra mente.

    Y en este caso, la queja, esa lastimera posición que trata de justificarnos ante los demás de errores y desaciertos personales, siempre encontrará mejor escucha dentro de nosotros mismos y de allí que esta técnica original que propone nuestra "hada del bosque soberana" conduzca a excelentes resultados; nadie mas oportunod, adecuado y a la mano que nosotros mismos para escucharnos, para reprocharnos e inclusive para justificarnos.

    Cuantas veces hacemos víctima a los demás de nuestros errores y quejas y en nuestro recóndido y cómplice interior sabemos que los únicos responsables de nuestros actos y nuestras torpezas somos nosotros mismos.

    Tanto ayuda ponerse frente al espejo cada dia y decirnos mirándonos a los ojos que somos las personas mas importantes de nosotros mismos, que quejarnos de nuestros actos y prometernos firmemente una alianza personal de apoyo y justificación sanos y saludables para seguir en la tarea de construir cada dia un presente que nos lleve a mañanas felices y dichosos.

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    Un abrazo tibio en esta mañana sabanera, fria, oscura pero que anuncia un sol esplendoroso.

    Siempre las sombras nos indican que mas allá brilla la luz.

    Saludos.

    ....!

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  2. Mi estimado Viento del Oeste!!! has aludido a un tema muy importante: el victimismo.
    Muchas veces no queremos enfrentar nuestras responsabilidades. Es mucho más sencillo y liviano para nuestra conciencia descargarlas en los demás. Justificarnos, nos lleva a salirnos del círculo de lo que nos compete y a quedar en el límite de lo que se "debía" para evitar el peso de nuestros actos.
    Es importante mirarnos al espejo...sí, cada mañana. No es fácil, a veces es la cara que menos nos gustaría ver...pero ayuda; sobre todo ayuda a encontrar a la persona que nos está mirando para tomarla de la mano y comenzar el día con la sonrisa que nos gustaría encontrar en ella.!!
    Un abrazo cálido para compensar el frío que nos acompaña!!

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