Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 5 de diciembre de 2011

FACILITANDO LA VIDA

Cuando la vida te es adversa te das cuenta de lo que vale que alguien te tienda una mano. A veces, con solo arrojarte una sonrisa es suficiente. Un gesto cómplice, un roce inapreciable o una palabra cercana sirven para achicar penas y aliviar la angustia del alma. En los momentos en los que realmente estamos asustados, en aquellos que se escapan a nuestro control, cuando no sabemos qué hacer  y se acaban los recursos…entonces rebuscamos en los afectos cercanos o lejanos. Todo sirve para agarrarnos a la coherencia de seguir en equilibrio y poder dar el salto a la normalidad de nuevo.
         Hay personas que se pasan la vida poniendo zancadillas a su alrededor. Disfrutan viendo cómo tropieza el resto y de ello obtienen una especie de altura que les hace creerse por encima de los demás. Por eso, se empeñan en poner difíciles las cosas a quienes necesitan algo de ellos. Se trata de una superioridad sin fundamento a la que suele acompañar las voces altisonantes,  ironías o sonrisas falsificadas con sello de caducidad.
         No creo en ellos y cada día me provocan más repulsa. Estoy empeñada en facilitar la vida a los que tienen que tratar conmigo porque aunque yo lo haga así, no dejará de existir dificultades que les compliquen su día a día. Y no por ello considero que dulcificando lo que de  mi llegue van a responder peor. Tal vez suceda… y a las buenas intenciones les pongan el apellido de idiotas. Posiblemente, a la bondad se le llame con mucha facilidad, tontería. Pero me quedo gustosa con esos calificativos si al menos, a la mayoría de los que tratan conmigo les es más sencillo vivir a mi lado. Hacer la vida más llana, entre tanta dificultad, no es noñería, ni blandura, ni debilidad. Yo le llamaría un poco de aire fresco durante una tormenta de arena. Un soplo liviano de colaboración para que todo sea más sencillo, una fortaleza añadida para lograr avanzar sin tanto esfuerzo. No es difícil facilitar la vida a los demás. No quiere decir esto vivir sin límites y aceptar que el sometimiento al resto pueda  presuponer que abusarán de las facilidades. Para eso estamos nosotros, para saber frenar a tiempo a quien debamos exigir la responsabilidad que no debe evitarse. Pero si podemos llenar una sonrisa vacía, si podemos completar una mirada ausente o simplemente rebajar la tensión de quienes agobiados nos reclaman, debemos hacerlo.
La vida es un boomerang con un peculiar retorno. Nunca se olvida de quien hizo lo que hizo y cómo lo hizo. Para recoger la cosecha, nos recuerda siempre con la calidad del fruto, que es necesario sembrar y cuidar lo que se siembra. Tendemos a exigir resultados sin atender al cuidado que ponemos en establecer las bases para que estos se den, ni preocuparnos de los procesos que envuelven las circunstancias en las que deben crecer.
Todos sabemos reclamar al otro. Pocos están dispuestos a colaborar con él. Los resultados nunca son unilaterales.
Al menos para mí, poder ser parte de las soluciones, me llena de satisfacción. Ser causa de los impedimentos me sumerge en un estado de malestar continuo que no me compensa. Los demás son como yo. Así quiero tratarlos.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por esta reflexión, así es como a todos nos gusta entender la vida. Facilitándonos el trabajo, regalando lo que se sabe.
    Los límites son algo que perdemos con frecuencia, si no fuera así el mundo sería diferente. Hay una gran falta de respeto al límite y eso nos pierde.
    Estás delimitando muy bien el campo del altruísmo y el espacio personal que debemos proteger como nuestra gran perla. Un beso y feliz lunes
    Xara.

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  2. Xara gracias!! como siempre por tus comentarios. Efectivamente deberíamos facilitar la vida al resto para que hiciesen lo mismo con nosotros y respetar, !!como no!!!...respetar al máximo, el espacio propio de cada uno.
    Un beso

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