Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 11 de julio de 2011

La magia de soñar

Si no soñásemos moriríamos muy pronto. Quien no sueña, lo hace a cada instante. Es imposible aferrarse a la realidad sin caer en la angustia que provoca los sinsabores que tiene la vida. No hay antídotos contra el miedo, la soledad ya no es exclusiva de los solitarios, el desaliento y la fatiga nos acompañan demasiado pronto y hasta lo que menos queremos sucede sin esperarlo, con demasiada frecuencia. ¿Qué sería la vida sin sueños?, ¿qué es la vida para quien no los tiene?. Muchas veces, los sueños son lo único que poseemos de verdad. Aquello que cumple con la paradoja de ser lo más real a pesar de la fantasía de la que están hechos. Los que quedan cuando ya no haya nada y los que siempre estarán mientras existamos para inventarlos. En multitud de ocasiones, se escapa la ilusión porque antes hemos dejado volar el entusiasmo de creer en ellos. Darles forma en nuestra mente, soñarlos despiertos y recrearlos en nuestras pupilas es un camino seguro para seguir importándonos. No podemos dejar de soñar, de creer que lo que soñamos se cumplirá, de sentirlo cumplido ya. La soledad huye cuando inventamos un amigo invisible que nos acompaña y nos quiere. Eso hacen los pequeños sabios de la vida que son los niños. Ellos no languidecen cada vez que algo les va mal…ellos inventan…se evaden de la realidad creando otra paralela…la imaginan, la adornan, la estructuran según sus necesidades y confieren a su obra las cualidades que les harán felices el resto del tiempo que la usen. Se suben a la fantasía de inventar su mundo; un mundo que compatibilizan con el que les toca vivir y que tiene la potestad de transformarlo.
No podemos perder la capacidad de soñar…aún despiertos. Los sueños tienen la magia de brindarnos las soluciones que necesitamos cuando la desesperación es absoluta; los sueños son capaces de convertirnos en  magos del espacio y el tiempo para  modelarlo a nuestro antojo; son hasta capaces de hacernos tan valiosos y ricos que nos permiten reinventarnos cada mañana para seguir resistiendo la vida.

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