Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 7 de agosto de 2016

VIAJE A ÍTACA ( El relato del domingo)



Domingo anterior

.-Mi querido amigo, ¿ qué te sucede?. Tocó su frente comprobando que estaba muerto.

.-Steven, Steven…! respóndeme por favor!. Amigo, no!, tu también ..NOOO!!!. Lloraba desesperadamente mientras Swa se había deslizado por la parte trasera tratando de huir. Escondida entre el resto de los coches se acurrucó debajo de uno de ellos para no ser vista.

Owen tardó unos instantes en reaccionar olvidando su presencia en la escena. Abrazó a su amigo con una tristeza inmensa mientras las lágrimas, llenas de amargura, se deslizaban también sobre el hombro de su amigo muerto. 

De pronto, se dio cuenta de una diminuta mancha de sangre en el lugar que había mojado sus lágrimas. Se apresuró a descubrir la camisa de su amigo y allí lo pude ver. Aplastado y muerto se escondía el pequeño escorpión que había matado a su amigo.

No podía saber que su destino era otro. Que estaba destinado a sí mismo.

Muy pronto, antes de lo que pensaba, todo se iba a complicar aún más porque en aquel momento, Swa estaba dispuesta a traicionarle para salvar la vida de su hijo o, al menos, había comenzado a intentarlo. 

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Domingo 07-08-16 

Desesperado volvió la cabeza en busca de Swa, pero ya no la vio. Replegada en los bajos de unos coches más adelante, esperaba el momento exacto para salir en busca de su hijo.

Owen, en un estado de absoluto desconcierto tomó el móvil de su amigo y marcó el número secreto que jamás creyó volver a utilizar. Al otro lado, alguien esperaba con ansiedad aquella llamada que había tardado años en llegar.

.-Soy yo. El momento ha llegado.

.-Bien. Nos veremos en cuatro horas en el lugar fijado. ¿Estás seguro?.

.-Absolutamente.- En el otro lado solamente se escuchó el sonido seco de haber colgado la comunicación.

Owen se encontraba perdido. Su amigo muerto en sus brazos había terminado con cualquier esperanza. Swa no estaba allí inexplicablemente y no tenía sentido seguir con aquella venganza personal que nunca podría resarcir a todas las víctimas. Había llegado el momento de hablar, de contarlo y de demostrar el horror que había presenciado de niño.

Tenía cuatro horas para entregarlo todo.

Mientras tanto, Swa buscaba desesperadamente el lugar donde había sido citada con aquella diminuta tarjeta sim pegada a su mano. Corría entre la gente sin apenas ver nada. Caminaba absolutamente inmersa en su miedo. Solamente la imagen del pequeño Liu conseguía mantenerla en pie.

Se sentía mal. Traicionaría a Owen por su hijo pero era un cambio que no admitía lugar a duda. Nada podía arrastrarla más. De pronto, alguien se chocó con ella despistadamente.

.-¡Perdón señorita!  ¡Cógalo!.- Un hombre joven que abrazaba un perro herido le depositaba en sus manos al pobre animal que la miraba lánguido y quejoso.

.-¡Eh! Pero no puede dejármelo a mí.- Swa decía esto mientras el hombre salía corriendo para huir del alcance de otro hombre de aspecto extranjero. El perro tenía una pata quebrada y una herida en el lomo que parecía de bala. Llevaba una correa con una especie de bolso debajo de su boca, semejante a los perros escoceses que portan el whisky para su dueño. 

Estaba cerca de un parque pequeño en el que jugaban niños de varias edades. Se acercó a uno de sus bancos para observar al animal y comprobar su estado. No podía dejarle en aquella situación. Aún estaba lejos del punto de encuentro con los raptores de Liu pero tenía tiempo suficiente para atender a aquel animal que la miraba con tanta gratitud que hacía imposible su abandono.

Efectivamente, el perro estaba herido de bala pero no revestía una gravedad inmediata. Su padre había regentado una clínica veterinaria en su país de origen y estaba acostumbrada a ver lesiones y a valorar sus riesgos.

.-No sé cómo te llamas, ni por qué has llegado a mí, pero te pondrás bien. ¡Todo nos irá bien a los dos! - Mientras decía esto observó que la pequeña bolsa que se ajustaba a su cuello estaba semiabierta. Separó ambos lados de ella y a partir de ese momento solamente pudo dar un grito inmenso de desesperación.

.-¡!! Nooooooooo ¡!!!...

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