Lo que tiene valor es lo que hacemos cuando
nadie nos ve. La vida social nos confunde o confunde lo que somos ante nuestros
ojos. Muchas veces somos unos, en compañía y otros, en soledad.
Coordinar ambas imágenes de nosotros mismos
es todo un arte, sobre todo si nos importa mucho lo social.
Las personas que viven por y para la
galería nunca se encuentran consigo mismos. Se pasean de la mano de su otro yo
y se acostumbran a creer que es la auténtica. Pero todos tenemos otra; una que
nos reclama a solas la verdad de nuestros sentimientos y la razón de nuestro
estar.
Posiblemente, uno no pueda ir por la calle
a corazón abierto. La experiencia nos dice que son muchos los que están
deseando abrir una zanja en él. Por eso, todos solemos guardar aquello en lo
que nos encontramos más débiles, lo que nos importa o lo que nos duele. Pero
también es cierto que a mí, al menos, me hace sentir mal la falta de
trasparencia, la ausencia de claridad y el digo “Diego” donde dije digo.
Cuando avanza el tiempo y nos vamos
encontrando con errores propios y ajenos, nos damos más cuenta cada vez de que
la quietud y el silencio es el único remedio cuando no encontramos salida.
Tiempo de estar a solas con uno mismo, de
sentarnos al calor del hogar o crear uno propio dentro si no lo hay fuera.
Tiempo de volver a los pilares de nuestra vida, de volver a la fuente de
energía de la que podemos nutrirnos siempre.
Hay momentos en los que a base de
tolerar tanto nos rompemos por dentro. Nos hacemos añicos. Nos deshacemos como
espuma sobre el agua. Y entonces hay que recoger velas hasta que los vientos
sean propicios de nuevo.
Vigilarse a uno mismo. Estar atento a las
tonterías que no nos gustan y dejar de hacerlas si no nos confortan.
Hay un punto de hedonismo en esta parte de
mi vida. Creo que todo lo que no me haga sentir bien y pueda elegirlo, estoy
obligada a hacerlo.
Cuando nadie nos ve y nos quedamos a solas
con nosotros mismos no cabe la mentira, ni el perdón gratuito, ni el bueno, sí
pero no…Nos quedamos frente a un espejo desnudos. Con la conciencia hablándonos
claro y a solas con la verdad.
Lo más importante sucede…cuando nadie nos
ve.
Esos somos nosotros.
Por estos días pensaba en algo similar cuando alguien me dijo que, no es lo mismo ser feliz a ser feliz a través de cosas, o de seres que nos proporcionen algún tipo de regocijo en el corazón... no sé que tan cierto sea eso. Ahora, me gustaría conocer tu opinión sobre qué actitud tomar frente a una persona que quisiste mucho y descubres despues de un tiempo que, te mintió? Pues, así me siento confundido; ya que mi ex pareja lo hizo y está por cumplir años y mi costumbre era enviarle un mensaje de felicitación por su fecha. ¿Qué creerías que es lo más sensato y correcto? Igual ella no sabe que me enteré de toda la verdad. Aprovecho este espacio para comentar esto porque me parece que tienes una visión de la vida muy elevada. Me encantaría conocer tu opinión. Un abrazo fraterno, y mis respetos para ti desde Chile.
ResponderEliminarLa mentira te sume en la decepción, siempre. Supongo que si te cuerdas de que es su cumpleaños es porque aún significa para ti su recuerdo.
ResponderEliminarNo hay nada de equivocado en enviar ese mensaje.
Agradece lo bueno de esa relación y si no es para ti, déjala ir.
Seguro que la vida te reserva excelentes sorpresas.
Lo mejor para ti.