La
verdad es que uno no vive su vida en solitario. Nadie nace solo, alguien nos
acoge siempre y de la misma forma que llegamos al mundo pudiendo sentir que
otros nos esperan, hemos de pensar que a otros vamos a esperar.
Poco
a poco nuestros actos, nuestras actitudes, los comportamientos y el propio
desarrollo de la existencia enredan nuestras vidas con la de otros. Y llegan
personas que pasan sin rozarnos siquiera y otras que nos calan hasta lo más
profundo y echan raíces.
Nadie
pasa sin ninguna razón…y nos dejan huella y dejamos en ellas nuestro rastro. A
veces, lo peor de separarse de alguien es que lleva mucho de nosotros tras de
sí. Es como si una parte imperdible de nuestro corazón se marchase para siempre.
Sin
embargo, en este puzle variadísimo que es la vida, todo lo que nos pasa a unos
lo sufren o lo gozan los de al lado. Lo que nos afecta también salpica a muchos
y al revés.
Si
mejoramos, si aprendemos, si logramos ser más en todo lo que nos de grandeza
será como si esparciésemos esporas en el aire sobre nuestro área de influencia
que llevarán, sin duda, algo de nosotros a quienes encontremos en el camino.
Comparto
este breve cuento alusivo al tema.
“…En
cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el
secreto de su maíz, porque ganaba el concurso al mejor producto año tras año.
El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.
- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga".
Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.”
- "¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?" preguntó el reportero.
- "Verá usted, señor," dijo el agricultor, el viento lleva el polen del maíz maduro, de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga".
Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla unido al bienestar de todos.”
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