Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 12 de noviembre de 2015

¿TE OBSERVAS, ESCUCHAS Y ACTÚAS?



Mucho se aprende observando, procesando y callando. De este modo, sin adelantarse, sin sobresaltos, sin precipitaciones y sin impulsividad no te haces descafeinado, sino que actúas inteligentemente.

Si se aprende mucho observando a los demás y al entorno, ni que decir tiene lo que conoceremos si los observados somos nosotros mismos.

Sería estupendo que al cerrar los ojos por la noche pudiésemos ver el día que ha pasado con todo nuestro movimiento en él. De acá para allá, subiendo y bajando. Con prisas, hablando de más, escuchando poco y diciendo mucho.

Damos mucha información gratuita incluso a los desconocidos. Recibimos una llamada de teléfono y vamos por delante. Y qué podemos decir si la escena se define en un encuentro. Antes de que la otra persona nos cuente sus dolencias estamos nosotros abrumándola con las nuestras.

Sería bueno escuchar más. A los demás y a uno mismo. Observar mejor y frenar los impulsos que siempre toman caminos equivocados.

Se habla de actuar con el corazón pero yo diría que no le vendría mal el tamiz de la simple lógica.

A nadie nos enseñan a vivir, ni a ser padre, ni hijos, ni amantes compañeros. Esas cosas no se enseñan…y deberían ser las que ocuparan un lugar prioritario.

Es cierto que nadie puede sentir por nosotros, ni siquiera imitar las emociones. Es verdad que efectivamente, la experiencia de otro de poco nos vale pero igual que se obliga a repetir las lecciones podrían hacerse pequeños ensayos de vida en las aulas.

Simular problemas y posibles modos de resolverlos, representar dilemas en los que haya emplear los valores para tomar posturas. Enseñar a decir no. Ejercitar la toma de decisiones y mil y una habilidades emocionales más que deberían implicar a  los niños desde la infancia más tierna. Porque al fin y al cabo, la vida se resume en eso, en emociones. Todo lo que nos pasa nos provoca una reacción emocional y para eso nadie nos prepara.

Observarnos más y mejor puede ser un camino que nos ayude a mirar y a ver. Como siempre, más tarde habrá que pulsar el botón de actuar pero que al hacerlo podamos elegir comportamientos que nos instalen en el equilibrio y no en el descontrol.

Esa es al menos, una de mis aspiraciones más preciadas.

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