Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 25 de junio de 2015

VIVE SUEÑOS, NO PESADILLAS



Muchas veces vivimos pesadillas pensando que son sueños. Queremos tener un plan que nos haga felices y el plan nos tiene a nosotros y nos domina, nos somete o nos relega al cuarto oscuro de la indecisión.

Lo peor que nos puede suceder, desde el punto de vista emocional, es navegar en la desesperanza, en la incertidumbre y en la inestabilidad. 

No conocer los parámetros en los que nos movemos y no disponer de un código que nos permita interpretar lo mismo, nos embarca en el caos.

A veces las pesadillas las construimos ladrillo a ladrillo. Poco a poco, lentamente, dejando que se rompa un pedazo, permitiendo que se deshile un trozo, no dando importancia a los detalles, sucumbiendo al desmorone de lo que a veces se ha levantado con tanto esfuerzo.

No hemos venido a sufrir. Pero sufrimos y mucho.

No hemos venido a empujar el barco, sino a dirigir el timón. No hemos llegado con el corazón vacío sino con una herencia legendaria de infinitas vidas y de almas ligadas a nosotros que nos regalan un millón de posibilidades para que elijamos.

 A veces, elegimos mal y siempre lo mismo. Hasta que superemos, uno tras uno, nuestros propios límites.

Las pesadillas nacen de sueños mal vividos. 

Lo que configura la caja de las sorpresas de nuestra vida es la decisión de hacernos cargo de las intención de ser felices.

En ocasiones confundimos nuestra felicidad con las ganas de hacer felices a otros. Nos empeñamos tanto en que los demás estén a gusto que olvidamos nuestro propio bienestar.

Y es que todo debería venir rodado. Al  empeño de que todo marche bien a nuestro alrededor, correspondería engendrar un ambiente excelente lleno  buenas vibraciones donde el bienestar primase para todos todo el tiempo.

No es tan fácil. Por eso y viendo que lo de fuera no depende de nosotros, sino que responde a leyes propias ajenas a nuestra voluntad, terminamos por entender que lo único posible es dominarnos a nosotros mismos, orientarnos como sea mejor para nosotros y sobre todo, construir nuestra propia felicidad a costa de lo que sea.

Nadie mejor que uno mismo para regalarse el placer de ser feliz.

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