Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 21 de junio de 2015

VIAJE A ÍTACA



DOMINGO ANTERIOR…

Nicoleta se apresuró a dar un breve recorrido por la habitación. Comenzó a revolver cajones y a  descolocar los papeles aún recién ordenados por Marco. Buscaba algo más que la compañía de aquel viejo amigo que ahora yacía sumergido en un profundo sueño.

Hablaba consigo misma tratando de reforzar la esperanza de encontrar lo que buscaba.

.-¡Vamos Nicol, vamos! Tiene que estar aquí. ¿Dónde la habrá escondido?.- Dirigiéndose a Owen gritó como si pudiese oírla.

.-¡Eres un estúpido!. ¡ La encontraré, aunque tenga que vaciarte la mente.- Siguió su búsqueda ahora en el ordenador portátil que aún estaba encendido encima de su mesa.

.- Veamos…No, no…no puedes haber dejado un rastro tan evidente. Tal vez en los archivos del propio disco duro…-Y diciendo esto sacó del bolso un pequeño pen driver con el cual comenzó a jackear el ssitema (…)

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Domingo 21_06_2015 

Nicoleta se dispuso a reiniciar el portátil para entrar en lo más profundo de la programación de aquel ordenador que seguramente guardaba tantos datos interesantes. En ese momento alguien entró al apartamento. La puerta se deslizaba suavemente hasta llegar a la amplia alfombra que vestía el suelo de vestíbulo. 

Rápidamente cerró la tapa y se agachó para no ser vista. Pudo vislumbrar unos  zapatos de mujer avanzando lentamente sobre la habitación. Se detuvo ante el cuerpo inerte de Owen pero no pareció asustarle su situación. Más bien debió sentirse reconfortada al poder actuar libremente. 

Buscaba algo sin duda. Nicoleta no podía ver su rostro pero sabía que había entrado en el departamento con su llave.

¿Quién podía ser?¿Por qué no estaba asustada al encontrar al doctor en aquella situación?.

Desde aquella posición insegura y delicada pudo oír cómo la mujer hablaba con su móvil mientras registraba aquel cuerpo caído sobre el sillón.

.-Está aquí.-Escuchó decir en un tono un tanto despectivo. -No lleva nada encima. Buscaré por aquí. Te llamaré nada más que tenga algo.

Nicoleta actuó a la mayor brevedad. Sacó su teléfono y llamó al del doctor. El aparato comenzó a vibrar sobre la mesita cercana al doctor.

La mujer colgó la llamada repentinamente. 

Una y otra vez repitió la llamada para suscitar el nerviosismo de aquella extraña.

Owen comenzó a moverse dolorido y quejoso. Tras estos gestos que anunciaban su consciencia, la puerta se cerró con sumo cuidado.

Ella misma decidió salir tras unos breves momentos en los que él aún no estaba despierto por completo.

Owen comenzó a despertar sin poder recordar nada. Aquella mujer le había aplicado un somnífero blanco capaz de dejar sin identidad, por un breve espacio de tiempo, a cualquier persona.

Desorientado y confuso decidió salir de allí. Cogió las llaves  mientras buscaba sin éxito un pen driver que había dejado al lado del ordenador. No estaba allí. Miró minuciosamente bajo la mesa y el suelo circundante. Estaba seguro que lo había puesto al lado del ordenador.

No recordaba que nadie hubiese estado allí. Buscó, ahora, con inquietud. Aquella herramienta contenía los códigos de acceso a los documentos encriptados que retenían su mayor secreto.

.- llamaré a Marco.- pensó aliviado.- se dispuso rápidamente a comunicarse con él.

.- ¡Marco, Marco!...

.-¡Owen! ¿estás sólo?¿Ya marchó Nicoleta?

.-¿Nicoleta ha estado aquí?.

.-¿Owen pero qué te pasa?. Tu mismo la dejaste pasar. Tengo que confesarte que me extrañó después de la última vez que la viste. 

.-¡Ha sido ella!.

.-No entiendo Owen. ¿Qué ha hecho?.

.-Se ha llevado las claves de acceso a los documentos.

.-Owen, ¿qué claves?.

.-Perdona Marco. No te lo he contado. Ven a la mayor brevedad.  Tengo que  hablar contigo.

.- Bien Owen, volveré rápidamente.

Owen colgó el teléfono lleno de rabia. De nuevo le había engañado. No podía creer que él mismo la hubiese mandado entrar. (…)



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