Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 14 de mayo de 2015

DARLE VUELTAS A LOS PROBLEMAS



Enfocarse en la solución en vez de en el problema es la primera de las actitudes que, en mi opinión, marcan la diferencia entre una persona positiva y otra negativa.

Es muy habitual que tendamos a darle vueltas constantemente a nuestros problemas. No importa si son problemas de falta de tiempo, dificultades económicas o malas relaciones personales. Lo cierto es que cuando estamos inmersos en un momento complicado nuestra mente pasa muchas horas dándole vueltas, como si el hecho de tenerlo en la cabeza, por si sólo, pudiera arreglar algo.

Piensa en algo que te preocupe. A poder ser algo que te preocupe y sobre lo que tengas algún tipo de control. Si no lo tienes, y no está en tu mano solucionarlo la mejor opción es dejar de preocuparte por ello.

¿Lo tienes ya en la cabeza?

1.- Intenta recordar cuánto tiempo has estado pensando sobre ello la última semana.
2.- Ahora pregúntate qué has cambiado, qué has hecho para que esta dificultad no lo sea tanto. Qué acciones has realizado, qué decisiones has tomado, qué planificación has diseñado para reducir tu preocupación sobre este tema.
3.- Cuánto tiempo le has dedicado al paso 2.
            La clave es enfocarse en al solución del problema
Nos ponemos en el ejemplo de antes y simplemente modificamos un poco la pregunta:

En vez de preguntarte ¿Y si…? Veamos qué pasa al cambiarlo por “¿Qué puedo hacer si…?”

¿Qué puedo hacer si no se cómo actuar en un determinado momento? ¿Qué puedo hacer si no tengo la solución a algún problema? ¿Qué puedo hacer si me enfrento con algo que no conozco?

A partir de ahí, reflexionar sobre las posibles alternativas me va a dar una sensación de “poder”, de estar preparado para enfrentar el reto. Tal vez me de cuenta de que puedo contar con algún otro “experto” dentro o fuera de mi empresa. O puedo analizar los temas en los que soy más vulnerables y trabajarlo con mi jefe antes de su baja.

La gran diferencia es la actitud con la que lo afronto. Una actitud en la que yo soy protagonista para buscar cómo solucionar los problemas que se me presentan. En la que decido, y sobre todo, en la que actúo en consecuencia para salir de estos escenarios evitando la ansiedad, el agobio y la pérdida de energía y tiempo. La diferencia, en definitiva, es afrontarlo con una actitud positiva.
_______________________________________________________________  

Parece sencillo planteado así, puestos en ello hay que echarle grandes dosis de voluntad, mucha realidad y sobre todo capacidad de reinventarnos, no antes sin haber organizado nuestra paciencia con nosotros mismos y las circunstancias.

            Sobre todo no magnificar los momentos buenos, ni los malos.
Serenarse y darse un tiempo. En él, habrá caídas y retrocesos pero tal vez sea para tomar impulso y avanzar mucho más en cada paso.


(Artículo que me han pasado tomado de la web, desconozco la fuente)

No hay comentarios:

Publicar un comentario