Siempre que algo se va…algo está por llegar. Cuando una etapa se cierra, otra se abre. No sabemos en qué sentido, no tenemos idea de lo que va a suceder, lo que sí sabemos es lo que ya pasó. El año que termina encierra tristezas, llantos, risas, alegrías, desconsuelos y esperanzas. Todo tiempo pasado parece mejor, pero no es cierto. Solamente sabemos lo que fue y cómo fue. Lo vivimos, lo gozamos, lo sufrimos…y terminó. Por eso, con la mirada vuelta hacia atrás nos sentimos fuertes sabiendo que lo resistimos, que pudimos con ello, que lo superamos…que estamos vivos y que seguimos en la brecha para encarar lo que venga.
Por todo ello, esperamos siempre un año mejor, celebramos la fortaleza que nos asistió en el que se va y apostamos por la felicidad que suponemos que el que viene nos traerá.
Por la esperanza de tantas cosas propias y ajenas. Nuestras y del mundo. Porque la locura colectiva de mandatarios y regentes sea cada vez menor, porque a los que siempre les toca estar al otro lado de lo bueno, se acerquen un poco más a una vida digna, porque nos arrope la salud y no nos abandone el amor en la forma que desee tomar.
No olvidamos a los que no están, ni alejados ni ausentes por siempre, tampoco a los que cerca de nosotr@s nos hacen la vida más fácil y bonita.
¡Por tod@s ell@s y por cada uno de nosotr@s, Feliz 2026!

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