Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 22 de julio de 2017

TIENE PRECIO TU HONESTIDAD?



Todos nos creemos muy honestos. Estamos seguros de que es un bien que nos asiste y de que sabemos manejarlo siempre y en cualquier circunstancia.


¿Qué sucedería si  ponen un precio a nuestra honestidad?. En principio, todos estamos pensando que la nuestra no lo tiene. Pero tal vez no pasásemos la prueba.



Es difícil ser honesto. Es más difícil todavía serlo con uno mismo porque ese es el punto de partida de la honestidad con los demás.


Estamos en un momento de la historia donde los valores parecen un juego sin reglas. Todo vale. Las infidelidades campan a sus anchas, los ladrones de guante blanco invaden las cárceles, los maltratadores son precisamente quienes más debían de amarnos…todo parece estar al revés.

Hay que despertar de este letargo en el que hemos dejado dormir los pilares de la ética. Hay que tomar conciencia, poner límites al desvarío, marcar rayas que no deben pasarse y ralentizar la forma de responder.

Actuamos muy rápidamente. La inmediatez es un dios menor que nos acompaña siempre. Lo queremos todo ya. No estamos acostumbrados a la espera.


Nuestros antepasados veían pasar muchas horas muertas delante de sí. Horas en las que los trigos debían crecer lentamente, horas en las cuales el ganado engordaba a su ritmo, horas para lograr tejer una prenda, horas y más horas para esperar las narraciones del anochecer o hacer el pan para el nuevo día.

Nada es así, ahora. Todo llega rápido, todo se consigue sin demasiado esfuerzo, todo se tiene casi por decreto o en caso contrario, nos traumatizamos o respondemos violentamente.


El tiempo se esfuma entre las manos. Corremos demasiado. Nunca hay un momento para no hacer nada, para estar relajados, para simplemente “estar”.

En esta rueda de volatilidad aparece “la honestidad” como algo anacrónico que no está de moda.


Cuando me refiero a este escaso bien no lo asimilo únicamente con el dinero. Uno, puede ser deshonesto de muchas formas, en muchos ámbitos, de muchas maneras.


Piensa en tu nivel de honestidad. En la fortaleza con la que aparece en ti. Imagina que alguien, algo…la pone a prueba…visualiza los beneficios de dejarla a un lado…luego vuelve al momento actual. 


¿Tiene precio tu honestidad?¿Serías capaz de disculparte ante ti mismo/a? ¿Te perdonarías de inmediato?.

Ahí quedan estas preguntas como punto de reflexión…y después, tal vez, no veamos tan extraño cómo actúan los que pueden violar este sagrado precepto. 

O sí.

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