Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 28 de agosto de 2016

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Domingo anterior

Swa lloraba desesperadamente y se abrazaba a sí misma con sus brazos en señal de recogimiento y defensa.

Ante el caso omiso del chofer de parar el vehículo, pulsó un botón que deslizó el grueso cristal que separaba ambos habitáculos.

.-¡He dicho que pare el coche!.- EL joven que iba al volante volvió ligeramente su cara con una leve sonrisa en sus labios. Swa no podía creer lo que estaba viendo.

 El conductor dirigía el volante  con un brazo pegado al cuerpo.

Un grito ahogado fue proferido por la mujer china que solamente podía repetir en su mente un nombre: ¡Steve!...

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Domingo, 28 de agosto de 2016  


Estaba allí, sonriéndola complicemente para indicarla que no le pasaría nada. 

De pronto, el coche se detuvo. Estaban lejos de la ciudad. Había ido rápido y en poco tiempo se habían alejado de aquel parque en el que el coche la había recogido.

.-¿Qué hace?.  ¡Arranque de nuevo!.- Steve  salió del auto y abrió con fuerza la portezuela del lado de aquel  hombre desconocido. Sin pensarlo, sacó una pistola con silenciador y la encañonó contra el traje de lujo de aquel hombre soviético. Un sonido seco implosionó dentro de aquellas ropas causándole la muerte de inmediato.

.-Vamos Swa no podemos quedarnos aquí. – Ella se montó en la parte delantera del coche después de haber tapado con una manta el cuerpo inerte del hombre muerto.

.-¡Qué vamos hacer!. No podemos huir continuamente Steve. Además ¿Por qué huimos?. Tengo la SIM del móvil de Owen.

.-¿Tienes la SIM?. ¡Estoy salvado!. Ahí están los datos que me faltan para completar el informe que debo entregar cuanto antes.
.-¿Lo sabe Owen?.- Swa comenzó a desconfiar. ¿Por qué tienes que elaborar un informe?¿Para quién?. ¿Qué es todo esto?. Steve por favor dime que no es verdad lo que estoy pensando.- Un silencio demoledor cayó sobre las últimas palabras de la mujer china.- ¡Dime que no!.

Mientras tanto, Owen buscaba desesperadamente a Swa. No podía entregar las pruebas sin ella. No quería hacerlo. Sería el final de una larga y penosa historia que quería compartir. 

Significaba entregar el dolor que había guardado tantos años dentro de sí para renunciar a la posibilidad de resarcirlo. Se desprendería del gozo de saber que los que le habían causado tanto daño sufrirían de igual modo ante sí. Depositaría en otros, la posibilidad de señalar con el dedo a los infractores y dejaría en sus manos, aquel sueño que le persiguió durante años. Ver con sus propios ojos el rostro del matrimonio destrozado ante la verdad.

No podía entender cómo había desaparecido aquella dulce mujer a la que amaba tanto. Tenía que encontrarla antes de dar ningún paso para resolver aquel pasado que le perseguía y estigmatizaba.

Steven miró a Swa desesperado.

.- No puedo hacer otra cosa o moriré. – Le respondió.
.-¿Por qué?¿Qué relación tienes con el pasado de Owen?.- El antiguo amante de la mujer china la miró inquisitivo. Alargó su mano tanto que casi rozó su jersey.

.- Dámelo.

.-¿Qué?.- Swa pensó en la tarjeta SIM sin saber que se equivocaba.

.-¡Dame la mitad del colgante egipcio que tienes en tu poder!. ¡Ya!...



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