Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 26 de abril de 2016

LA SENSIBILIDAD Y LA ACTITUD



Al final todo se resume en ambas dimensiones: sensibilidad y actitud. Eso nos define a cada uno, eso es lo que nos hace cercanos, afables, sencillos, sinceros, comprometidos y magníficos, o lo contrario.


Estoy en un momento de ejercitar la observación. Nunca lo había hecho. El mundo y yo éramos lo mismo y no me daba cuenta nada más que de que estaba viviendo mi historia desde mi personaje.

He aprendido que si quiero entender lo que me rodea y mejorar lo que porto es necesario observar a los demás y a uno mismo. Y es muy gratificante el resultado.

Me doy cuenta que la sensibilidad es una finísima cuerda que se tensa o destensa según lo que importen los demás. 

Hay gente ombligo que solamente se ven a ellas mismas con un anchísimo punto de mira en cuyo horizonte hay más de lo mismo.

Hay gente corazón que sienten y padecen hasta la mínima desgracia ajena y se olvidan de sí mismos.

Hay gente observador que procuran distanciarse hasta de sí mismos e instalarse en la calma y reposar el paisaje humano que los rodea y aceptar lo que llega aunque no signifique resignación ante lo que se vive.

La sensibilidad nos mueve a la apertura mental y a la comprensión pero también nos dirige hacia la apreciación certera de lo que son y dan los demás y a la valoración de si esto es lo que nos hace felices para permanecer donde estamos.

La actitud impele a la acción. A través de la sensibilidad apreciamos; con la actitud respondemos.

Ambas cualidades son imprescindibles para conocer al de enfrente, para posicionarnos ante él y para reaccionar si procede.
Miremos dentro para calibrar nuestra sensibilidad. Miremos aún más adentro para percibir nuestra actitud. 

Observémonos. Sintamos en silencio. 

Actuemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario