Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 27 de diciembre de 2015

VIAJE A ÍTACA ( Relato del Domingo)



Domingo anterior

.- ¡Owen cariño mío!, estoy aquí. Dame la mano y ven conmigo.- En ese momento el resto de la gente ayudó a Swa, compasivamente, a izarlo del suelo. El cuerpo diminuto de la mujer china se quebraba ante el peso del cuerpo pesado e inánime que yacía bajo la mesa.

Una vez más, la dislocada mente de Owen había puesto ante el abismo a su paciente y comprensiva amante. ¿Cuánto podría resistir aquel extraño sentimiento?.

 Mientras sucedía todo esto, el teléfono de Owen no había parado de sonar. (…)

_________________________________________________ 

Domingo  27_12_2015 

El doctor, una vez en pie, sacudió su chaqueta, pasó la mano por su cabeza y estiró su pelo.

Tenía una sensación extraña. Miraba a la gente arremolinada en torno a él sin acertar a comprender qué había sucedido. Volvió la vista a Swa en señal de pregunta. Ella no tardó en dar una breve explicación del suceso a los que tanto miraban.

.-Por favor déjennos salir. Ha sufrido un ataque de ansiedad. Necesita aire.

De pronto, las imágenes del suceso recién acontecido se revelaron en la mente de Owen y sintió un inmenso frío recorriendo sus venas. 

No era él. Había en su interior un monstruo herido por las aberraciones sufridas en la niñez. Un espíritu doliente que reclamaba justicia y hacía culpable de su desdicha al matrimonio que lideraba aquella siniestra bibliotecaria.

Se sintió avergonzado. Mientras agarraba fuertemente la mano de Swa  recorría el camino de salida pronunciando una única palabra cargada de inmensa amargura. Perdón. Lo siento. Perdón. Perdón.

Hacía frío. Un viento demoledor congeló aún más su debilitada voluntad. Solamente podía llorar en silencio. Swa advirtió las lágrimas que rodaban mejillas abajo en busca de un refugio en el cuello de su jersey.

.- ¡Owen, amor!, no dejaré que esos fantasmas arruinen nuestra vida. No existen ya. Se han esfumado. No forman parte de nuestros días.- Owen movía la cabeza en señal de desacuerdo. No podía hablar. Aquel llanto nacía de lo más profundo de su corazón encogido y maltrecho; destrozado por la imborrable marca de aquel fatídico destino.

Caminaron lentamente abrazando el gélido viento como si con él tratasen de borrar lo que acababa de suceder.

La noche había caído demasiado deprisa sobre ellos. Swa recordó al pequeño Liu con más fuerza que nunca. La terrible infancia del psiquiatra le llevaba a proteger aún más a su pequeño. Buscó el móvil para poder oír su voz. Sentía una imperiosa necesidad de tenerle cerca.

Rebuscó en su bolso dándose cuenta de que aquel artefacto se había quedado sin batería.

Llevaban mucho rato sin cruzar palabra. No quería distraer el silencio de Owen pero la imperiosa necesidad de comunicarse con el niño le obligó a pedirle su teléfono.
.-Owen, por favor, déjame tu móvil. Se ha agotado mi batería y necesito hablar con Liu.

Sin decir nada, callado como quien prefiere el rumor del vacío al sonido de la palabra, metió la mano en el bolso de su abrigo. No estaba allí. Lo había perdido. 

Posiblemente durante su caída en aquel café. 

.-No lo tengo. Debió caerse allí.- Asustado y nervioso trató de girarse para volver  a aquel lugar. Sin embargo no logró dar apenas  unos pocos pasos cuando se paró rígido como si sus pies se hubiesen clavado en el suelo.

.-No puedo hacerlo. No puedo volver.- Temblaba a la vez que su frente se llenaba de un sudor amargo y pegajoso que conmovió a Swa.

.-No te preocupes. Iré y yo. Quédate en el coche.-Había llegado muy cerca de donde tenían aparcado el vehículo. 

Owen asintió como un niño lleno de miedo deseoso de recuperar aquel objeto que contenía la clave de sus desvelos.

.- No puedo perderlo. No puedo. Encuéntralo por lo que más quieras. Me matarán si descubren que ya no puedo acceder sin el código ásci. 

.- Owen no entiendo.

.- Vete, vete rápidamente. No hay tiempo que perder. Nunca podré agradecértelo bastante.- Y diciendo esto entró en el coche y dejó caer su cabeza sobre el volante en señal de derrota.

Escuchó como los tacones de Swa repiqueteaban aceleradamente el pavimento que comenzaba a estar mojado con la densa niebla que parecía empeorarlo todo.

¿Lo recuperaría? ¿Y si no lograba encontrarlo?(…)
   



No hay comentarios:

Publicar un comentario