Me he encontrado
con esta reflexión que de nuevo me hace situarme en un punto de apertura ante
lo que no debe ser.
Estamos
acostumbrados a suponer que en el amor debe haber mucho goce pero que el
sufrimiento es inevitable. Sin embargo, me doy cuenta de que todo lo que tiene
que ver con el dolor está relacionado con nuestra dimensión humana: el egoísmo,
el orgullo, la prepotencia, la mentira, etc… y sin embargo, el amor pertenece a
otra dimensión que nada tiene que ver con la parte material y cuantitativa de
las personas.
Sufrimos porque
cundo lo hacemos, en realidad no estamos instalados en el amor. El amor es otra
cosa. En sí mismo no deja paso al sufrimiento y nunca lo provoca.
No puedes hacer
daño a quien amas. Es imposible. Incluso el amor que envuelve también a la otra
persona se protege a sí mismo ante cualquier intento de ataque y
desestabilización.
Si sufres, no estás
en el amor. Estás en la periferia, fuera de él y a sus espaldas.
Hay que observar
muy bien donde estamos. No sea que a base de nombrarle nos confundamos de
lugar.
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“Amarse a una misma antes que a los demás es una forma
de cortar con esa energía que se retroalimenta del sufrimiento, la tristeza, la
desolación y el fracaso.
Recuerda donde hay amor no hay lugar para el sufrimiento.
Toda relación que
trae sufrimiento y desamor a nuestra vida, no es amor es cualquier
cosa, menos amor.
Es una relación basada
en los miedos, siendo innumerables las formas en que salen a la luz esos
sentimientos basados en la escasez y el desamor.
“Enamorados”, quiere
decir, “en amor a dos” y significa que en el amor como ideal de
pareja tienen que existir dos personas, con una sola amando, no basta.
Por lo que esa
relación tan particular donde estamos sufriendo, no es amorosa, es miedo
a la soledad, miedo a que no te quieran, miedo a ser diferente, miedo al
fracaso, miedo a perder lo invertido en otra persona y así innumerables
formas de solapar el desamor propio o falta de autoestima personal.
La relación que
conforma una pareja es una oportunidad inmejorable para crecer y despertar,
pero también si quedas atrapado en ella es una cárcel emocional.
Si reconoces este
simple pensamiento, reconoces todo un mundo de posibilidades para ser
libre aún en pareja, porque en definitiva, nadie puede dañarte si tu no
lo permites.
Elige siempre ser
feliz en cualquiera de las formas en que estés ahora.
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