Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 26 de agosto de 2014

MUCHAS VIDAS EN UNA



Llevo mucho tiempo pensando que en realidad vivimos muchas vidas en una; simultáneas, sucesivas o alterativas. Incluso podemos estar viviendo una paralela a la que tildamos como “vida normal”.
Por otra parte, somos muchos en uno, también, y lo somos en función de quienes se encuentran con nosotros. Tenemos un comportamiento básico amasado entre los 5 ó 8 primeros años de nuestra vida que nos acompaña para siempre. De éste se derivan una multitud inmensa de distintas formas de actuar, en función de las circunstancias o de lo cómo los demás sacudan nuestra estructura interna.
En estos dos últimos años de mi vida he cambiado mucho. He a prendido que a dudar, a dejar la candidez como único camino para encontrarme con el resto de la gente, a confiar más en mi instinto, a dejarme llevar por mi intuición, a observar y relacionar datos, a detenerme y analizar. No sé si me encuentro mejor que antes. Creo sinceramente que no.
Posiblemente mi confianza ciega en el proceder de los demás, me protegía. Era como una especie de colchón en el que me sentía cómoda pensando que los otros actuarían como yo lo haría. Tal vez un infantilismo que tenía un alto precio pero un sabor dulce. Ahora pago menos pero la boca me sabe más amarga.
He entendido que hay mucha mentira detrás de algunas sonrisas; que cuando te hablan, algunas personas, no siempre te dicen lo que sienten o lo que piensan de verdad, que hay humo transparente que actúa como una cortina que a veces no se ve pero que distorsiona lo que vamos a conocer y he visto, por último, que entre el trigo también hay paja.
La buena noticia es que no todo el mundo es igual. Que estoy convencida que queda gente magnífica que está muy lejos de lo que he descrito, que por mucho malo que exista también hay mucho bueno que persiste. Que aún, alguna gente encantadora, sigue aferrada a la nobleza, la honradez y la honestidad consigo misma.
Ojalá éstos últimos puedan contagiar a los del otro lado, un poco de pasión por la verdad, la sinceridad y la transparencia. Y si no son capaces que al menos sirvan como ejemplo, aunque sea equivocado, para ayudarnos a saber qué es lo que, al menos, no queremos para nosotros ni los nuestros.
¡Feliz día!

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