Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 6 de agosto de 2018

CUANDO ME SIENTO MAL



Cuando me siento mal, cocino. Es como si me liberase en los fogones. Supongo que se trata de crear partiendo de una mala sensación. Dejar atrás lo que nos preocupa para enfocarnos en aquello que nos va a dar un resultado que depende de nosotros.



Lo peor en aquello que tememos es no poder controlarlo, no poder hacer nada y seguir empecinados en temer. La cocina, como cualquier cosa que emprendamos desde nuestra voluntad y con nuestro esfuerzo, nos devolverá algo que hicimos nosotros y que tendrá un final nuestro también.

Cuando la preocupación nos acecha lo mejor es cambiar el enfoque. Centrarnos en otra cosa y que ello nos implique y nos impela a la acción.

De nada vale darle vueltas a lo tememos o a aquello que  nos duele o a lo que nos preocupa. Ni una vuelta más podrá solucionarlo. Lo mejor es emplear las herramientas que tengamos a mano y por supuesto todas ellas, únicamente nuestras.

Identificar qué nos sucede es muy importante. También reflexionar sobre lo que queremos o a dónde queremos llegar. Desechar lo accesorio y sobre todo, no intentar intervenir en lo ajeno. Nadie puede ni debe cambiar a nadie. Nadie cambiamos por un estímulo exterior. Puede motivarnos, inspirarnos…pero el cambio siempre es propio desde dentro.

Cuando me siento mal cocino y lo mejor, lo hago para otros lo que aumenta mi satisfacción. Me reconozco un tanto antigua. Aún me gusta “ser útil a los demás” y encuentro en ello mucho placer. Tengo que tener cuidado para no perderme yo entre el resto o no diferenciarme de los requerimientos ajenos.

Reto que persigo: saber qué quiero en cada ocasión y abandonar la pena que me producen mis decisiones sobre los cercanos que, a veces, son los que más presionan para mantenerme inmóvil en mi insatisfacción.

Mientras tanto, cocino.

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