Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 9 de junio de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE

 

“…Acababa de perder a mi padre, pero no a los secretos que encerraba su extraña vida porque su amigo era tan culpable como él y ahora podría desentrañar la misteriosa historia por la cual todos nos encontrábamos allí…”

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La muchacha pelirroja, que mantenía la llamada en el teléfono, logró que Ernesto se moviese muy despacio hasta un viejo sillón que le esperaba en el vestíbulo.

 

-¡Lo diré todo!...

 

-Tienes que llamar a una ambulancia o nuestro hermano morirá. ¡Y papá!…tienen que venir a por él.- le dije nerviosa a mi hermana.

 

 La esperpéntica escena no dejaba lugar a las explicaciones rápidas que esperábamos de Ernesto. Era urgente que alguien interviniese para poder despejar la tragedia que allí se estaba viviendo.

 

Mis encontrados sentimientos me colocaban en un estado de alteración indescriptible. No sentía pena por mi padre, al que ya creía muerto desde hace mucho tiempo. Mi hermano tampoco suscitaba en mí, los afectos que nunca tuvimos. En realidad, me sentía mal por no sentir el dolor que  ya se había llevado el internado en el que estuve tanto tiempo. No sentía nada. Ni siquiera ese ápice de compasión por lo humano de los seres allí postrados. Solo quería acabar con esa horrenda tarde que avanzaba sobre una noche que se presentaba aún muy larga…

 

Mi hermana se apresuró a llamar a los servicios de emergencia, tratando de describir, someramente, lo que allí  había pasado. Antes de que llegasen, logramos colocar la habitación para que todo pareciese normal. Escondimos el estilete y el horrendo maletín del amigo de mi padre. Nada hacía pensar que allí había estado a punto de suceder un crimen.

 

Ernesto estaba en un estado  de enajenación mental que iba en aumento. Gritaba nombres en otros idiomas, frases incoherentes, deshilachadas de principio a fin y desprovistas de lógica.

 

Nos miramos angustiadas mientras las sirenas de las ambulancias rodeaban la casa.  

 

-¡Noreta!, ¿qué podemos hacer?. Van a descubrir la locura de Ernesto y se lo llevarán también; entonces perderemos la oportunidad de conocer la verdad de nuestra vida.

 

-Podemos mirar en el maletín antes de que lleguen. Tal vez haya algún anestésico que podamos aplicarle.- Rápidamente, rebuscamos sin éxito.

 

-No hay nada.- Dije desesperada.  Ella no se inmutó. Siguió revolviendo en otros departamentos que había ocultos en él.

 

-¡Aquí está!.-Sostenía en una mano, un frasco pequeño con una solución de color amarillenta; en la otra, una jeringuilla que presagiaba lo que debíamos de hacer con rapidez.

 

-¡No sé hacerlo!, grité asustada.

-No hay tiempo…lo haré yo misma…

 

domingo, 2 de junio de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE

 

… Sin pensarlo, me solté de la presión que ejercía Noreta sobre mi brazo y fui con rapidez a por un cuchillo de cocina. En un instante, regresé asestando una patada seca y potente sobre la puerta; la visión del interior del cuarto, fue desgarradora… 

 

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Postrado en la cama yacía mi hermano, casi sin vida. Junto a él, sujetándolo, el extraño amigo de mi padre, y éste arrodillado en el suelo con un viejo bisturí que pertenecía a un maletín todavía más ajado posado  sobre el suelo.




 

El estruendo de la puerta golpeando la pared detuvo a mi padre de hincar el puntiagudo artefacto en el pecho de mi hermano. Por primera vez, vi aquel horrendo tatuaje en tonos violeta que ocupaba gran parte de su torso.

 

-Papá, ¡no!...

 

-Si no cierras esa puerta ahora mismo clavaré este estoque en tu hermano y continuaré borrando cualquier signo que en esta casa exista de aquella horrible etapa que nunca debió ocurrir.- Mi padre, empapado en sudor, temblaba sin poder fijar su vista en mí. Dislocado y ansioso, comenzó a dejar caer una baba espesa sobre el cuerpo desnudo de mi hermano. De pronto, el estilete cayó al suelo desde su mano blanda y macilenta. Miró al techo fijamente mientras su pesado cuerpo se desplomó en el suelo sacudiéndose una y otra vez. 

 

Entré apresuradamente para  tratar de evitar lo que era ya un hecho. Mi padre había muerto encharcado en su propia rabia y destrozado por el rencor que había guardado tantos años dentro de sí.

 

Ernesto, su viejo compañero, intentó salir velozmente para evadir cualquier responsabilidad, pero mi hermana le detuvo mostrándole la llamada a la policía que ya estaba en curso en su teléfono.

 

-      Todo ha terminado.- Le dijo implacable.- No sabemos qué os unía tanto a los tres, pero vamos a averiguarlo ahora mismo y serás tú quién nos digas cómo hemos llegado hasta aquí sin conocer la verdad.

 

Me sentí unida a aquella chiquilla pelirroja de una forma inexplicable. No solamente había ganado una hermana aquel día, también una amiga cómplice de mis angustias no resueltas durante más de veinte años. 

 

Acababa de perder a mi padre pero no a los secretos que encerraba su extraña vida porque su amigo era tan culpable como él y ahora podría desentrañar la misteriosa historia por la cual todos nos encontrábamos allí…

domingo, 26 de mayo de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 

 ANTERIORMENTE


 

Allí estábamos. Dos desconocidas que tenían, al menos, un mismo padre sin saberlo hasta aquel momento. Unidas, sin embargo, por una historia dramática de la que ella, sin duda, tampoco se había librado. Nos cogimos de la mano de forma espontánea. Algo inusual sucedió entonces. Nos miramos con ternura y notamos cómo ambas temblábamos llenas de miedo.

.- No sé cómo te llamas. No sé nada de ti. No puedo resumirte mi vida en un instante ni creo que tú tampoco, pero estoy segura que nos une un mismo destino ante el que anteriormente estábamos solas.-Ella comenzó a llorar en silencio y se abrazó a mi…

 

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         En el fondo, lo que más me había descolocado era la existencia de mi padre. Le creía muerto desde hacía mucho tiempo y con su marcha, había activado en mi mente todos los mecanismos para olvidar lo que había visto desde mi cuarto cuando era pequeña. Otra vez, mi pasado volvía con fuerza y, parecía que ahora, sin posibilidad de relegar aquellos malditos recuerdos que tanto daño me hacían.

 

         Mi recién conocida hermana no dejaba de sollozar. Se agarraba a mi jersey con tanta fuerza que, finalmente, introdujo uno de sus dedos por la lana que cubría mi brazo clavando su uña en él. Por fin, logramos escuchar alguna palabra de aquella conversación que mantenían ambos entre los gritos de dolor de mi hermano.


-Hay que borrar esta marca.- Gritó mi padre con una voz desquiciada y ronca. 

 

-Está muy débil. Habrá que esperar a que se recupere.

 

-¡Te he dicho que se hará ahora mismo!. No podemos arriesgarnos a que se enteren y es lo único que le vincula con le C.E.I.T. (Congregación de Espíritus para los Interrogatorios de Tránsito).

 

-¡No puedo!. Hace mucho que no ejerzo la medicina y…puede morir si lo intento.

 

-¡Estúpido inútil!. Lo haré yo mismo. -Un silencio aterrador cubrió el espacio que ocupábamos todos. No podía permitir que mi hermano muriese. Nada me importaba la razón que les unía a los tres a través de aquellas extrañas siglas. Lo único que sentía, era el impulso  de salvar a mi hermano de la sangría que mi padre estaba a punto de hacer sobre su cuerpo. Sin pensarlo, me solté de la presión que ejercía Noreta sobre mi brazo y fui con rapidez a por un cuchillo de cocina. En un instante, regresé asestando una patada seca y potente sobre la puerta; la visión del interior del cuarto, fue desgarradora… 

 

domingo, 19 de mayo de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE


 

“…Llamaron a la puerta, golpeándola fuertemente con los puños. No emplearon el timbre y tampoco habían llamado desde abajo para que abriésemos el portal… ¿Quién sería aquel misterioso amigo de mi padre?. Una nueva pieza de aquel enmarañado puzle que muy pronto se colocaría también…”

 

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.-¡Abre!,  ¡rápido!... gritó mi padre, sosteniendo la cabeza de Mario que apenas podía abrir los ojos. Aún aturdida por lo que estaba sucediendo, me levanté como pude de aquella enganchada salvaje con la que me acababa de enterar que era mi hermana y salí deprisa hacia la puerta. Sin decir nada, un hombre corpulento y malencarado empujó la hoja de la puerta hasta el final y pasó con rapidez hasta el salón. Tampoco sin mediar palabra, comenzó a sacar de su maletín material quirúrgico para valorar las lesiones de Mario. Después de unos instantes, miró a mi padre con la complicidad de quienes tienen miedo de ser descubiertos y puso la mano sobre su brazo agarrando fuertemente su chaqueta.



.-No morirá. Estamos a salvo. Coloquémosle en la cama. Comprobaremos si tiene la marca.- Mi padre no dijo nada. Solamente obedeció a su amigo presagiando lo peor. Nos indicó que ayudásemos a colocarle en su habitación y una vez dentro, cerró la puerta a solas con aquel hombre, aún más huraño y esquivo que mi padre.



 La jovencita pelirroja y yo nos quedamos fuera de la estancia. Ambas acercamos nuestro oído a la puerta para intentar descifrar lo que ellos decían. Oímos murmurar dentro, así como los gritos de dolor que profería Mario por las curas que seguramente le estaba practicando este hombre recién llegado.



Allí estábamos. Dos desconocidas que tenían, al menos, un mismo padre sin saberlo hasta aquel momento. Unidas, sin embargo, por una historia dramática de la que ella, sin duda, tampoco se había librado. Nos cogimos de la mano de forma espontánea. Algo inusual sucedió entonces. Nos miramos con ternura y notamos como ambas temblábamos llenas de miedo.




.- No sé cómo te llamas. No sé nada de ti. No puedo resumirte mi vida en un instante ni creo que tu tampoco, pero estoy segura que nos une un mismo destino ante el que anteriormente estábamos solas.-Ella comenzó a llorar en silencio y se abrazó a mi…

viernes, 10 de mayo de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 UN POCO DE ESPERA…

 

         Queridos lectores, este domingo 12  de Mayo, por motivos personales no podré publicar nuestro trocito del relato: “ El imperio de los sueños”. 

Espero reanudar el mismo, el próximo domingo.


Mi agradecimiento por vuestra paciencia.


¡Feliz día!





domingo, 5 de mayo de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

ANTERIORMENTE:

 

 

…”Sin mediar ninguna palabra más, su manos abofetearon mi cara para engancharse entre mis cabellos con una inusitada histeria con la que pretendía darme, lo que para ella era, sin duda merecía…”

 

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.-¡Basta!.-dijo una voz que provenía del pasillo exterior.-He dicho, ¡Basta!. Sois las dos unas ignorantes que  no sabéis nada de lo que ha ocurrido.- La voz era familiar. Rotunda y desprovista de matices afectivos. Rígida y segura. 


.-¡Papá!.-Dijimos las dos a la vez. En ese momento, no pudimos si no separarnos y mirarnos  a los ojos con absoluto desconcierto.





.-¿Tú eres, también, su hija?...!Por favor, era lo último que esperaba en este momento!.


.-¿Crees que a mí me gusta la idea?.-respondió aquella muchacha rizosa de cabello bermejo. Mi padre, sacó su teléfono y llamó apresuradamente a un amigo.


.- Ernesto, necesito tu ayuda. Ven a mi casa urgentemente y trae el maletín. Tenemos una emergencia. Código 01.- Terminó la breve llamada, no sin antes levantar su mano para apuntarnos a las dos e increparnos nuevamente.


.-Vosotras, ya veo que acabáis de conoceros. No hace falta decir mucho más.- me miró con altivez, sin ningún ápice de ternura y sin pretender dar muchas explicaciones. Sin embargo, yo no iba a quedarme sin conocer aquella intrincada historia que me había perdido durante los años que permanecí en el internado. 

 

.-¿Es tu hija?. ¡Por dios! Me apartaste de tu vida. Me encerraste en aquel odioso colegio y ahora quieres borrar la historia, y resolver nuestro encuentro como si el tiempo no hubiese pasado. No lo permitiré.


.-No estás en condiciones de pedirme nada. ¡Cállate!. Lo primero es salvar la vida de tu hermano. Luego, de una vez por todas, te contaré cómo te protegí del nefasto destino que tu madre tenía preparado para ti.- No daba crédito a sus palabras. No podía imaginar que tras aquel hombre adusto e insensible hubiese un padre protector al que yo nunca había conocido.


.-¿Mi madre?...-respondí sorprendida. Mientras tanto, aquella adolescente pelirroja había incorporado a mi hermano con la ayuda de mi padre.


.-¡Está vivo!.-dijo con preocupación mi padre. Debemos procurar que no cierre los ojos.-Llamaron a la puerta, golpeándola fuertemente con los puños. No emplearon el timbre y tampoco habían llamado abajo para que abriésemos el portal… ¿Quién sería aquel misterioso amigo de mi padre?. Una nueva pieza de aquel enmarañado puzle que muy pronto se colocaría también…

domingo, 28 de abril de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE:

 

         

.- ¿Pero qué dice?. Mario no tiene asistenta. Voy a llamar a la policía…- Comprendí que debía decirle algo que le hiciese desistir de su intención o todo podría complicarse demasiado…

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.-Por favor, Noreta, no lo haga. Le explicaré…-no me dejó terminar la frase a acusa de la sorpresa que le produjo que conociese su nombre.

 

.-¿Qué sabe de mí?¿Por qué conoce mi nombre?¿Quién es usted?.- Me apresuré a decirle que era la hermana de Mario y que debía venir a la casa por algo muy grave. Se quedó en silencio unos instantes, tras los cuales respondió con rotundidad que llegaría en unos instantes.






 

         Cuando colgué el teléfono me agaché en el suelo a la altura de la cara de mi hermano. De pronto, me pareció sentir una leve aspiración en sus labios. Sus ojos se abrieron lentamente. Todo mi cuerpo tembló súbitamente. No podía creer que estuviese vivo. Aquella débil forma de depositar su mirada en mis ojos, alentó en mi  la esperanza de conocer la verdad.

 

No podía hablar, o eso creí durante un largo rato, justo hasta que Noreta abrió la puerta con su llave. Me sorprendió que tuviese acceso a la casa de esa forma. Tampoco sabía qué era lo que representaba en la vida de mi hermano por lo que decidí acallar mis dudas hasta que ellos pudiesen resolverlas.

 

No pude levantar a Mario. Me senté en el suelo y coloqué su cabeza en el arco que formaban mis piernas sobre la tarima. Allí, acariciando su pelo gris y temblorosa por lo que pasaría a partir de entonces, esperé a que ella llegase hasta nosotros.

 

 Una vez cruzado el pequeño pasillo que nos separaba de la puerta de la calle, vi aparecer una mujer más joven que yo, de pequeña estatura y cabellos rojizos. La expresión de su cara estaba plagada de gestos familiares y su forma de caminar se asemejaba a la de mi hermano. Cuando pudo vislumbrar la escena, Noreta gritó su nombre con desesperación. Corrió hasta nosotros y se agachó, llena de lágrimas, para abrazarse a su cuerpo. Después de unos instantes  sobre él, levantó su mirada para lanzarme la peor acusación que reventó en su boca.

 

.-¿Qué le has hecho?. Tú eres la responsable de que esté así. Siempre ha estado suspirando por verte. Siempre tú y tu egoísmo le han amargado la vida.-No sabía por dónde empezar. No acertaba a comenzar una conversación, ni a darle una respuesta. Sin mediar ninguna palabra más, su manos abofetearon mi cara para engancharse entre mis cabellos con una inusitada histeria con la que pretendía darme, lo que para ella era, sin duda merecía…