La lectura es mágica. No solo te transporta a otros mundos, te hace vivir otras vidas, dando alas a la tuya, sino que también ejercita tu mente. Estimula las neuronas, al obligarnos a pensar, ordenar ideas e interrelacionar conceptos y, sobre todo, a no perder la capacidad de imaginar.
Igual que el ejercicios físico mantiene el cuerpo en forma y lo cuidamos intensamente con los gimnasios llenos, la lectura mantiene el cerebro activo y ágil, pero a diferencia de ellos, las bibliotecas no están llenas, ni en las librerías se hace cola por ver si se agota el libro que deseas.
Le damos poca importancia al cerebro y mucha al cuerpo, pero olvidamos que el cuerpo es la casa donde habita quien lleva el timón para que éste funcione.
Seguramente, si eres de las persona que lees poco, estarás pensando que te cuesta mucho estar quieto/a, detenido/a ante la lectura, inmóvil por un rato largo y demasiado concentrado cuando tu mente está excesivamente dispersa. La lectura es un hábito que hay que saber rentabilizar. Tiene muchas virtudes y bien vale un poco de sacrificio y de quietud, dosificado día a día, por los beneficios que reporta.
Comienza con poco. Haz tu camino sobre la lectura con lentitud, paso a paso…y terminarás comprobando el maravilloso mundo que te espera.
Finalmente, abrir un libro es mucho más que sumergirte en una historia, es invertir en tu salud mental y, con ello, en una mejor dinámica corporal.
¡Feliz domingo!
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