Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 7 de octubre de 2012

!! GRACIAS!!!

¡!  Feliz domingo!!!...hoy tengo el corazón lleno de agradecimiento por tantas y tantas pequeñas cosas que amo en la vida y por lo que en esta experiencia terrenal me han dejado amar y me han amado.
Por todo, por lo vivido y gozado, por lo deseado y soñado, por lo real y cercano, por lo lejano y etéreo, por lo que estaba preparado para mí y no fue; por  lo que de verdad es, por lo presente y por lo ausente, por quién me amo y a quién ame…por quién se fue y por quien vendrá…a todos…!!GRACIAS!!.

        Os dejo aquí un texto magnífico de Jocelyne Ramniceanu, que puede servirnos para preparar nuestra semana desde la limpieza interior…!!espero que os sirva!!


“…Muchas veces cuando estamos limpiando con las palabras mágicas, Te amo, y Gracias, repitiéndolas constantemente, comienzan a ocurrir cosas extrañas. Me han contado varias  personas que cuando comenzaron a practicarlo, sobre todo cuando se iniciaron en la técnica;  aparentemente no les estaba funcionando como ellos hubiesen querido. En vez de sentirse en paz lo que les sucedía era que se sentían más confundidas. Las situaciones problemáticas eran cada vez más frecuentes, los problemas con la pareja, con el trabajo o con la familia se estaban acentuando en vez de aplacarse. También se quejaban de que repentinamente se sentían disgustadas sin saber el porque o les invadía un mal genio sorpresivo, sin razones aparentes, y todo les salía  mal….
A medida que vamos limpiando nuestro subconsciente de las creencias erróneas, de los errores de percepción, de juicios, conceptos e ideas equivocadas que nos traen sufrimiento vamos despejando el largo camino a casa. Al ir quitando la polvareda, vamos destapando aquello asentado y profundamente enterrado en nuestro interior.
Ahora, te invito a que hagamos un pequeño viaje juntos y uses tu imaginación. Te dejes llevar hasta un lugar muy oscuro y sumamente sucio,…. Tan sucio que nadie jamás lo ha visitado, nadie jamás ha puesto sus pies en él. Nunca una mano cariñosa se aproximó por el lugar para pasar un trapito húmedo y limpiar el polvo acumulado durante décadas y décadas, y siglos de siglos…
Ese extraño lugar tiene las paredes recubiertas por imágenes de películas de terror y algunas pocas paredes poseen imágenes de paisajes agradables conteniendo un cielo azul. Es un lugar desolado y triste..
Al rato mientras sigues con tu imaginación observando las imágenes  y sintiendo,  te das cuenta que ese lugar está dentro de ti….  Y reconoces que es ese lugar la causa de la niebla que distorsiona tu vista y luego juzgas, es la causa de que no oyes lo que se dice sino lo que piensas  y es la causa de todos tus  pesares, preocupaciones, molestias y malestares  que sientes y que siempre has sentido.
Seguimos imaginando que un buen día decides acercarte al lugar para poner un poquito de orden. Es sensato comprender que al tratar de re-mover todo lo que allí se encuentra, se desaten oleadas de suciedad  polvorienta que se esparce como una gran nube gris por doquier.(Basura). Y esta suba a la superficie.
Ese es tu subconsciente, lo que los antiguos chamanes (Kahunas) de Hawái llaman el niño interior. Esa parte de ti se encuentra abandonada, olvidada y requiere con urgencia tu atención.
A medida que vamos limpiando los datos antiguos del subconsciente con palabras como GRACIAS , TE AMO  repitiéndolo mentalmente a todo lo que percibimos como realidad, van surgiendo memorias desde el fondo de nuestra mente hasta la superficie y van apareciendo situaciones en nuestra vida que no teníamos ni idea que se encontraban allí. Estas aparecen en forma de problemas,  circunstancias difíciles, enfermedades y caos dentro de la pantalla llamada vida .Y al irlas liberando las vamos sanando completamente desde nuestro pasado hacia el futuro como también en los seres que nos acompañan.
El polvero que nos salpica al comenzar a remover la suciedad (nuestra basura) trae a la superficie más problemas para que los podamos transmutar en luz a través de la Divinidad. Cada problema que va surgiendo está allí en nuestra mente mostrándose como una oportunidad de ser eliminado y transmutado definitivamente si permitimos que así sea en vez de reaccionar ante él. De lo contrario vuelve a las profundidades para seguir apareciendo vida tras vida de manera intermitente e infinita como experiencias desagradables hasta que nos hagamos cargo de ellas.
Esta es una corta visión del porqué no debemos parar de limpiar, sin importar lo que esté sucediendo ya que nada es lo que parece, nada que parece real lo es. Nunca sabemos porque suceden las cosas, ni como exactamente estamos creando nuestra realidad. Asumimos la responsabilidad de cambiar solo limpiando y confiando. Usamos la escoba (Gracias, Te amo) y comenzamos a barrer. Nuestro subconsciente está sobrecargado y lo que hacemos es liberarnos,… Si,.. Esta es la única libertad real, estar libres de datos, creencias erróneas, y dejarnos guiar por la inspiración.
En una copa llena no entra nada, si nos vaciamos podemos ser creativos e inspirados…”
Te amo
Jocelyne Ramniceanu

sábado, 6 de octubre de 2012

COMPARTIMENTOS EN EL CORAZÓN

A veces el corazón no funciona al unísono. Con el tiempo aprendemos a tener compartimentos en él. Espacios sin límite preciso en el que poder guardar las riquezas y las miserias que las vivencias nos vamos dejando de nosotros mismos. Porque lo que encerramos en este cofre sagrado no es más que estelas de emociones capturadas en el vuelo del alma a golpe de risas y lágrimas.
Lo que queda ahí es lo que somos y lo que somos no es otra cosa que el resultado del dolor y del gozo que hemos experimentado; el brillo que haya quedado después de las luces y las sombras escritas en el libro de nuestra historia.
Con el tiempo entendemos que es bueno que así sea porque los amores que pueblan el desolado campo de batalla que queda tras las contiendas tienen entidad propia.
Si logramos diferenciar los rasgos específicos de cada sentimiento nunca se mezclarán y por lo tanto no habrá que temer a los celos porque nadie quita amor a nadie. El amor siendo el mismo en su naturaleza, no lo es cuando se derrama sobre personas diferentes porque cada una hace del amor una estrella distinta que alumbra de forma única.
El amor nunca se recorta, nunca por repartirlo disminuye, nunca por ampliarlo se pierden las fuerzas en la entrega. Cuanto más se ama, mayor es la capacidad de hacerlo. Cuánto más se transmite, mayores regalos obtenemos de vuelta, cuánto más se prodiga mejores resultados obtenemos como recompensa, porque el amor es el estado natural en el que la felicidad fluye.
         Posiblemente el desamor tenga también su espacio en nuestro templo particular. No podremos evitar mirar con tristeza y melancolía aquel fulgor que resplandecía en nuestras pupilas cuando estuvimos enamorados, sin embargo siempre es mejor haberlo estado que haber esperado en la orilla para verlo pasar delante sin que nos tomase de la mano. Porque después, al final, también tiene su lugar en nuestro balance afectivo.
Las cuentas deben cuadrar y el saldo total ha de sumar amor por todos los lados, de lo contrario creo que la vida habrá sido perdida.

viernes, 5 de octubre de 2012

LA ARENA DEL RELOJ

Ayer estuve en una celebración donde la tristeza y el regocijo se daban la mano. Se trataba de la jubilación de una profesora.
Uno dedica su vida a los demás. Y lo hace con entrega, con cariño, con dedicación inmensa. Pero en ello no va solo el altruismo del servicio al otro, sino que en este intercambio de frutos del espíritu va un interés propio de ser feliz con el progreso de los demás. Invertimos tiempo, esfuerzo, paciencia, afecto, ternura y un sinfín de derroches de cariños que tienen su recompensa, al final de todo.
Cuando una etapa termina supone echar la llave a la puerta que deja tras de sí vivencias, sentimientos y emociones sucedidas mientras nuestro mundo era de otros. Es como si tuviésemos la oportunidad de visualizar una película con un solo protagonista al final de la cartelera.
El término de la vida laboral tiene un sabor agridulce que siempre finaliza con lágrimas. Se llora, tal vez, por todo lo bueno que se vivió a lo largo de ella porque cuando se hace balance, a esas alturas, no suele aflorar lo negativo. La mente siempre está a nuestro favor y por ello selecciona lo que nos protege del dolor, echando en el cajón del olvido lo que no nos ayude a vivir mejor.
Miramos atrás con ternura y cierta melancolía. El perdón aparece rasando los niveles de amargura para igualar el estado de placidez del trabajo bien hecho y el deber cumplido. A pesar de que todo tiempo pasado no siempre fue mejor, lo parece en esos instantes cuando el pie se sitúa en el borde de un futuro con expectativas, al menos más cortas.
Mirar en los ojos de una persona que se despide, sea de lo que sea, siempre nos introduce en un mar de sensaciones que al menos nos aquietan. Nos miran como tendiendo una mano para ser apretada más veces, como abriendo el corazón para que pases más a menudo a partir de ahora, como invitándote a quedarte para no sentir el frío de las horas en solitario que están por venir. Otro tiempo con otras gentes en el cual cambian los empeños para reducirse más al ámbito de lo íntimo, lo cual no es malo siempre que en ese círculo nos esperen personas que nos amen y nos necesiten y en el cual sepamos volar libres sin sentir la necesidad de asfixiar a los que siguen con un horario estrecho y opresivo del que apenas pueden huir.
Ahora toda la arena que queda en el reloj es suya y seguirá cayendo al mismo ritmo siempre que no lo empujen de golpe en un intento de bajarse de la vida.

miércoles, 3 de octubre de 2012

MENTE Y CORAZÓN

Nuestra mente es un ente autónomo que funciona con voluntad propia. Nos parece que ella se organiza, se enreda, se expande, se alza o desciende según criterios propios que poco tienen, muchas veces, que ver con la voluntad.
Mientras nuestro corazón nos habla de amor, ella se empeña en aplicar la lógica; en emplear razonamientos a lo que duele y en intentar un orden donde cunde el caos. Creemos en ella y en su peculiar sentido de lo correcto. En lo que se debe hacer y no en lo que se quiere vivir. En su rigor espartano cuando juzga a otros o en esa insaciable conversación acusadora cuando lo hace con nosotros. Y a pesar de todo, ella nos parece el instrumento adecuado para acertar equivocándonos de nuevo una y otra vez.
El ensayo y el error han sido sus puntos de referencia para avanzar en los mentales logros pero, aún así, ha necesitado anclajes que fijen el corazón a las neuronas y en un intento de combinar el impulso del sentimiento con la fuerza de la razón.
Por más que uno llama a la puerta del intelecto, cuando el malestar está más abajo, no logra encontrar consuelo. Sólo el corazón conoce las causas de nuestros males, sólo él sabe dónde encontrar el antídoto y nadie más que él puede remediar la falta de oxígeno del alma.
Al igual que desarrollamos la capacidad lógica, el pensamiento estructurado o la habilidades mentales deberíamos cultivar la intuición. Ella pertenece al motor de arranque de la vida misma. Ella es la que sin razones es capaz de dar en la diana de las soluciones y la que, sin duda, nos permite ver más allá de lo evidente mediante un pálpito profundo e intenso que todo lo clarifica al instante sin necesidad de ecuaciones complejas con las que precisar la fórmula del amor.
En definitiva, es amor lo que todos ansiamos, es amor lo que necesitamos y también es amor lo que nos lleva a la búsqueda incesante de la felicidad.

martes, 2 de octubre de 2012

MAR EN CALMA


Cuando todo parece ir mal lo único que puede devolvernos a nosotros mismos y a nuestro centro es la calma. Posiblemente es uno de los estados más difíciles de conseguir. La mente no para de hablarnos. Continuamente incide en aquello que más nos preocupa, pero sobre todo tiene una extraordinaria facilidad para agrandar los problemas y distorsionarlos. Y en medio del silencio se alza poderosa para arremeter de nuevo con lo que nos asola.
La calma no es más que esa espera por lo que parece urgir, ese parar un rato para tomar aliento. El momento de quedarnos fuera de la maraña de cuestiones que nos invitan constantemente a la pelea. La toma de asiento en un lugar apartado del bullicio donde se dirime el premio o el castigo.
Sería bueno poder detenernos y respirar. Libre y abiertamente. Dificultosamente, seguro en un principio, pero plácidamente más tarde cuando logremos automatizar el hábito de mirarnos desde el exterior.
Muchas veces aludimos a meternos dentro, a replegarnos sobre nuestras costuras y a mirarnos así, desde lo íntimo. Pero cuando la necesidad es la calma…tal vez debamos hacer el esfuerzo de ser espectadores de lo que somos y mirarnos detenidamente con los ojos de otro. Entonces entenderíamos que estamos girando en una espiral centrífuga que nos devora y que ya no nos dejar responder como nosotros, sino como ese ser en el que nos hemos transformado después de sucumbir a lo que tememos.
Si lográsemos vernos con la capacidad de protección que tenemos para los que amamos nos hablaríamos rápidamente dándonos consejos para no enfermar. Porque lo que primero responde a las angustias del alma son los órganos del cuerpo. Ellos también se quejan. Estoy segura. Miremos si no qué nos duele últimamente y revisemos en qué se centran nuestras preocupaciones, posiblemente seamos capaces de elegir nuestra salud antes que dar la mano a la bronca interior para entrar en una contienda permanente que a lo único que nos lleva es a morir en silencio, una y otra vez, hasta que la muerte se acopla a las espaldas y viaja con nosotros.
Visualicemos un mar en calma y en medio de esa placidez sintámonos capaces de dejar este rinconcito en un apartado de nuestra mente. Siempre estará esperándonos cuando decidamos salirnos fuera y buscarnos en otro sitio.