Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 7 de febrero de 2012

ALGO MÁS QUE QUÍMICA

La vida nos introduce en un mundo de relaciones en las que no siempre uno logra conectar con la persona que tiene al lado. A veces, es irrelevante que esta conexión se sintonice porque realmente no tenemos que convivir con esa persona o porque nuestros encuentros con ella son breves, ocasionales u obligados por cuestiones ajenas a nuestra afinidad.
Sin embargo, en cualquier caso, siempre existe una corriente de sintonía, de rechazo o de indiferencia que nos acerca o aleja de las personas que hemos conocido.
A este hecho constatable por todos, le hemos dado diversos nombres y cuando queremos referirnos a él, es frecuente que digamos:…”no hay química entre nosotros”…o…”no existe feelin”…
Algo de verdad hay en ello. Con respecto a la primera expresión podemos advertir que algo físico nos impele hacia el otro que no logramos determinar, y que en muchas ocasiones nada tiene que ver con los cánones de belleza o fealdad. Es como si nuestras moléculas fuesen capaces de “metabolizar” a la otra persona en sí mismas o por el contrario de repelar ese acercamiento.
La atracción bioquímica es un hecho. Pero no lo explica todo. Por eso, la segunda expresión nos acerca a una realidad imperceptible para los sentidos pero perfectamente detectable para nuestra mente y nuestro espíritu. Nos habla de cercanía en los sentimientos…como si estos tuviesen el poder inmenso de tipificar quién puede entrar en nuestro interior y quien debe quedarse a las puertas de él. Y lo tienen. No se ven, ni se tocan, ni se huelen…pero están ahí…como chispitas brillantes de poderoso magnetismo atrapándonos para siempre cuando estamos delante de las personas justas. Las nuestras. Las que emanan por sus poros los mismos efluvios que nosotros, las que son compatibles con nuestros sueños y sin saberlo, gozan del mismo embeleso por lo que nos emociona.
         La vida coloca a estas personas en el lugar exacto en nuestro corazón y si se confunde, a veces de compartimento, no por eso quedan excluidas de nuestro universo de emociones y sintonías íntimas.
No se puede hacer nada para lograr un puesto así. La afinidad existe o no. Todos encajamos con otras piezas cuyas aristas se acomodan a las nuestras. Lo maravilloso es descubrir, entre los millones de fragmentos de la escena, quienes completan nuestro pedacito de imagen. Porque eso son ellos, un espejo purísimo donde mirarnos una y otra vez.

lunes, 6 de febrero de 2012

CAMINO DE VUELTA

Iniciar la marcha hacia algún lugar siempre nos mantiene expectantes. Incluso cuando el objetivo de nuestro destino se presente inseguro y un tanto negativo. Mucho peor es volver. Regresar, siempre supone desandar lo andado, ir hacia atrás y recorrer un camino, antes por descubrir, para hacernos encontrar de nuevo con lo pasado; con todo aquello que tiene, pegado a su piel, el olor de lo viejo.
A veces uno debe volver. Volver para rescatar la dignidad que dejó olvidada en algún rincón de una habitación perdida, o el orgullo de sentirse uno mismo colgado de la tiranía de otro, o la pasión de seguir viviendo arrinconada en el desprecio de quien amamos un día.
Volver para recobrarnos a nosotros mismos y juntar los pedazos que se han quedado desparramados en tantos.
Lo peor es que a veces nos falta el valor. Tememos que los recuerdos liberen de nuevo los desatinos y en las manos nos queden solamente las huellas de las heridas que cerraron en falso para sangrar de nuevo.
La terapia de regresar es inevitable. Si uno no recorre de nuevo el camino que quedó esperándonos, estamos condenados a vagar sin rumbo por siempre.
Con una visita a nuestra historia será suficiente para cerrar el capítulo. Llorar amargamente en el lugar en el que el destino nos dio la espalda puede limpiar definitivamente nuestros ojos del barro que los ciega.
Sin miedo, mirar de frente al monstruo de la memoria y echarle un pulso. Porque regresamos de otra forma. No somos los mimos y tampoco nos puede dañar ya lo que nos lastimó. Pero podemos recoger los pedazos del corazón que quedaron esperando nuestro regreso y así, todos juntos en nuestras manos, fundirlos de nuevo en nuestro pecho para poder caminar seguros por una senda que ya no nos necesitará nunca más.

domingo, 5 de febrero de 2012

DOMINGOS LITERARIOS

BREVE  Y ESCASA…
Contigo quiero ser breve y escasa…
para que no te canses nunca
y vuelvas cada mañana.
Y  vengas descalzo,
sin hacer ruido,
leve e incorpóreo
buscando tu dicha
 encontrando tu tiempo,
 el que diste por perdido
 sin vivir lo que quemaba
allá, en tus adentros.
El que quedó dormido,
olvidado en el rincón
de tus silencios,
el que fue papel
sin letras, ni palabras,
sin tinta ni argumento.
Quiero despertar en ti
ideales  y sueños viejos,
y plantar en tu jardín
flores de nácar para tu pelo.
 Por querer quiero
 llamar a tu puerta
Y sin saber cómo,
quedarme dentro.
Llegar a ti desde mi alcoba
Para regalarte
el pensamiento quieto
el que durmió a la espera
de encontrarte hambriento.
Por querer quisiera
despertarte las ganas
de salir corriendo
Y no sientas más
que estando vivo,
 estás muerto.
Y susurrarte al oído
Que en ti vive
 lo que más quiero.
Regálarte mis penas,
mis pesares, mis lamentos
Traerme conmigo tu alma entera
Y dejar allí …tu cuerpo.

         AUTORA:  FLOR Y NATA
He abierto un nuevo blog titulado “Dolche Gusto” que pretende recoger relatos narrados de forma sucesiva con una periodicidad de fin de semana. Es otra forma de expresar, literariamente, emociones, sentimientos y afectos en los que nos vemos ligados a través de la vida misma.
La novela que se ha iniciado tiene por título “Intermedio en Jazz” y recoge la historia de una muchacha que ha terminado su carrera y durante el verano inicia su primera experiencia laboral. Está escrita en primera persona y responde a una creación absolutamente imaginada.
Dejo aquí el enlace para quien le pueda interesar:


sábado, 4 de febrero de 2012

LA MEJOR FUENTE DE CONOCIMIENTO

Cualquier momento es el justo para empezar, para cambiar, para decidir, para romper, para librarnos de algo que no nos gusta o para abrazar lo que siempre quisimos.
 Hasta el último suspiro…habrá tiempo porque esta categoría inventada por el hombre no tiene sentido real en el alma atemporal y se destruye cuando queremos atraparla bajo la consciencia de encajar las vivencias en ella.
         Siempre será el mejor instante para comenzar. En realidad, el pasado aún con su poderosa presencia, no puede hacer más daño del que le permitamos.
Sentir que todo está a nuestro favor para lograr lo que siempre ansiamos nos instala en una cota de seguridad que nos permite disponer de la energía suficiente para avanzar, sea el punto que sea en el que nos encontramos.
         El peor lastre que podemos arrastrar, como pesadas cadenas atadas a nuestro pie, es no creer en nuestra infinita creatividad. En esa maravillosa capacidad de inventarnos una y otra vez para ser otros y mejorarnos en ello. Es fácil reconocer lo creativos que somos cuando lo que inventamos, recreamos o imaginamos son problemas. Entonces nadie nos gana a sospechar dificultades, a intuir desastres o a idear todo tipo de males acechando en contra de nosotros. Deberíamos desplegar esa magnífica imaginación para abrir el abanico de soluciones que siempre están presentes como posibilidad en el mundo real y ser valientes para ponerlas en marcha.
         Somos inmensamente valiosos. Todo el conocimiento está en nosotros. No necesitamos nada. Solamente conectar con él. La vía de conexión más inmediata y certera es la intuición. Ese golpe de corazón que nos hace sentir con fuerza que lo que llega a nuestro pensamiento es real y que sucederá tal y como prevemos. Ese latigazo repentino que surge como una chispa espontánea que da luz a nuestras incógnitas y que nos desvela con rapidez las soluciones que no hemos sabido ver en otro momento. Pero para dar paso a la intuición hay que despejar el camino de los prejuicios primero. Abrir la mente y dejar de par en par el corazón para que el aire fresco roce nuestro rostro y nos devuelva la consciencia de todo lo que está grabado en el alma.
         Cuando estemos frente a un problema, cuando acabemos de conocer a una persona, cuando nos asalten las dudas para resolver con eficacia…demos paso a la intuición. Dejemos un tiempo de sano vacío en nuestro interior. Pidamos respuestas a nuestra intuición. Solo queda esperar. Las respuestas llegan. El conocimiento también.

viernes, 3 de febrero de 2012

RELAJACIÓN PARA LA NOCHE

Me gustaría que hoy vinieses conmigo para ensayar esta relajación. Imaginemos una estancia agradable, cálida, con la luz justa para estar cómodos. Supongamos que estamos vestidos con amplias ropas de algodón…suave, flexible…tierno y dúctil.  Nuestros pies descalzos sobre un piso de madera noble dispuesta para conectarnos a la tierra con facilidad a través de este elemento natural.
Frente a nosotros un amplio ventanal que nos devuelve la mirada limpia del paisaje agreste. Hace frío en el exterior, pero apenas lo apreciamos en el movimiento de las ramas de un viejo sauce recostado en el vientre de la casa que nos acoge.
Sobre el suelo nos esperan amplios cojines de nácar, inmaculados en su apariencia y degradados en su color. Desde el tostado tono beige hasta el blanco impoluto. La alfombra que los sostiene aún emana los aromas del oriente. Una decoración sencilla, enmarcada en amplios espacios dulcificados por los pliegues de cortinas y cobertores, nos enseña una ruta por descubrir hacia el interior de la estancia.
Allí juntos, en el amplio marco que delimita la entrada, te he cogido la mano. Algo imperceptible nos conecta. Entramos despacio sin decirnos nada. Sabemos que latimos con un corazón al unísono. Será fácil conectar con nosotros mismos. Más sencillo aún conectarnos con el otro.
Nos recostamos en el suelo sobre las almohadas que forman un amplio círculo a nuestro alrededor. He puesto una música suave, delicada…salpicada de breves melodías arpegiadas que nos transportan al espacio sideral. Nos envuelve la paz. Una tranquilidad que nada puede perturbar. Un estado de serenidad pleno. Estamos en él. Solos. No hace falta nadie más en estos momentos. No necesitamos nada. Todo está bien.
Comenzamos cerrando los ojos…sintiendo cada inspiración y expiración de nuestros pulmones…dejando nuestro cuerpo al libre albedrío de la autonomía que vamos a darle.
Atendemos a cada parte. Damos libertad a nuestros pies…que soportan todo el peso…durante todos los días; nuestras cargas, nuestro pesar…los movemos un poco para sentir que existen…y los dejamos libres…mientras respiramos concentrados en este movimiento, en este ritmo, tranquilo, pausado…de nuestra propia respiración.
En este momento no tenemos nada más que hacer, en nadie en quien pensar, nada que recordar, nada que resolver…estamos aquí, presentes; estamos aquí en este momento ahora…un espacio para estar con uno mismo. Tranquilos, en silencio…sin hacer nada…más que estar presente…estar consciente…estar atentos…y estar aquí y ahora.
Relajamos progresivamente todo nuestro cuerpo, simplemente observando cada parte. Con el pensamiento lo aliviamos. Nos hacemos conscientes de las piernas, las movemos y las relajamos…
Observamos los brazos, las manos…y los relajamos. Seguimos estando presentes en nuestra respiración…
Observamos también el estómago…que acumula muchas tensiones durante el día y le permitimos que se relaje…que deje de trabajar durante un ratito…le damos ese permiso.
Observamos nuestra espalda, nuestro cuello…que tanto soportan sobre sí…nos hacemos conscientes de cómo resisten mucho movimiento, peso, tensiones…y les permitimos que se relajen también.
Dejamos caer los hombros, los soltamos, los aflojamos, los relajamos…nos dejamos estar en este momento, ahora…que nada tenemos que hacer más que liberar tensiones y sentir paz.
Observamos la mandíbula, la lengua…la aflojamos…la dejamos suelta…nos situamos en el centro de la frente y las cejas, las relajamos para que dejen caer las tensiones que acumulan. Reposamos los ojos…los dejamos descansar…miramos hacia el interior…sin enfocar la vista en nada…dejándola dentro holgada…
Dirigimos la atención hacia el cerebro…esa masa gris que recibe y emite señales todo el día…donde se registran tantos estímulos…y le permitimos que se relaje…le digo que deje de trabajar durante un ratito…que se relaje…se lo merece.
Sentimos esa sensación interior de tranquilidad. Los pensamientos reducen su velocidad…empezamos a sentirnos tranquilos…relajados…y observamos como el silencio interior va creciendo en una agradable sensación de serenidad, de plenitud de tranquilidad: estoy bien…estoy bien conmigo mismo…y estoy bien con el mundo que me rodea. Me siento tranquilo y me siento en PAZ.
Ahora…me concentro en un pequeño punto de luz brillante en el centro de mi frente. Siento como ese punto transmite paz; una paz que me invade completamente, me envuelve…me posee.
Estoy envuelto en un orbe de paz. Nada puede pasarme. Todo me protege. La paz circula por mis venas llenando cada rincón…cada espacio de este cuerpo.
Este es el momento de hacer mis peticiones. No hace falta decir nada. Mi mente deja en ti lo que necesito. Sin palabras. Tú sabrás en qué momento y de qué modo debes dármelo. Todo está bien.

jueves, 2 de febrero de 2012

EL ÚNICO CAMINO

A veces nos preguntamos: ¿Cuándo aprenderé lo suficiente sobre las relaciones para que las mías sean lo que ansío?. ¿Habrá alguna manera de ser feliz?. ¿Por qué parece que otras personas lo consiguen con suma facilidad sin apenas verlas empeñadas en ello?¿Tendré que superar una constante prueba para demostrar, una y otra vez, lo que he aprendido y lo que no?.
Cuando iniciamos una relación, del tipo que sea, siempre estamos atentos a qué podremos obtener de ella, qué nos va a reportar, cuánto vamos a prender o qué grado de felicidad traerá consigo. Sin embargo, dejamos de lado la parte que nos implica irremediablemente. La pregunta no debe dirigirse a la otra persona, sino hacia nosotros mismos.
Cuando conocemos a alguien, cuando iniciamos una amistad, un amor, una relación de trabajo…debemos cuestionarnos qué parte de nosotros mismos vamos a ofrecer; es decir, qué parte queremos que sea “descubierta” por el otro y cual no.
Solemos iniciar las relaciones que nos desbordan pensando que no “éramos nada hasta que conocimos a esa persona”…frase falsamente romántica y estúpidamente irreal. No es cierto. Somos los que siempre fuimos pero desbordados por una relación que nos deslumbra, en la que ponemos todo el empeño en ceder nuestras cualidades para encontrarlas intactas en el otro/a. Nos equivocamos. Y esta equivocación nos lleva a la cólera y el resentimiento cuando creemos que nuestro depósito ha sido mal invertido.

Siempre tenemos que ser nosotros mismos sin depender de nada ni de nadie. Hay que decir nuestra verdad competa con amabilidad y sencillez. Seamos consecuentes con lo que pensamos y no tengamos miedo a cambiarlo si nuestra experiencia nos aporta nuevas luces.
No hay que aguantar agresiones a la dignidad, ni asaltos al orgullo, perjuicios a nuestra mente, ni al corazón para sentir que somos amados o considerados por el resto.
No tenemos ninguna obligación de ir en contra nuestra, ni respecto a las relaciones ni respecto a nada en la vida.
Todos los caminos funcionan si estamos empeñados en la tarea de crear nuestro YO  porque entonces tendremos definido nuestro objetivo, sabremos lo que queremos y podremos encontrar los maestros, las señales y los guías que en el camino vayan facilitando los hallazgos.
¡No temas! avanza…aunque parezca que no te has movido…siempre, siempre…estarás en un lugar distinto.
La verdad es implacable. No nos dejará tranquilos. Se acercará sigilosamente a nosotros en cualquier parte mostrándonos lo que realmente somos y queremos.
Por mucho que nos empeñemos…no podremos escapar de ella; por mucho que tratemos de ocultarnos seremos vistos igualmente…por mucho que tratemos de negarnos siempre habrá quien nos reconozca y nos ame tal como somos.

DULCE OLOR A PAN

Hoy mientras tostaba pan para el desayuno llegaba hasta mí una sensación placentera que me hizo reflexionar sobre los pequeños tesoros de la vida. La reacción ante lo que nos sucede siempre presenta una doble posibilidad: la huída o la lucha.
Muchos de nosotros hemos encontrado en la huída un camino, si no fácil, al menos posible. Una opción a la que nos hemos acostumbrado y que aplicamos automáticamente ante lo que nos desagrada.
Huir es también defenderse cuando el peligro acecha pero nos sigue dejando indefensos para la siguiente amenaza. Los que así lo hemos hecho durante bastante tiempo, estamos muy acostumbrados a observar detenidamente las salidas antes que nada. Nuestro control se centra en saber cuál es el camino que nos aleja, en caso de peligro, para evitar el enfrentamiento y salir corriendo hacia ninguna parte. Porque realmente ningún destino es el que está al final del camino de nuestra carrera. Solamente la necesidad ciega de apartarnos de lo que suponemos que nos daña.
Cuando esa huída se produce contra los fantasmas del pasado el resultado es aún más caótico por que no sólo no sabemos hacia dónde ir, sino que tampoco conocemos a ciencia cierta de qué huimos. Cuando el enemigo es conocido uno puede contrastar las fuerzas, determinar el alcance de un posible ataque y prever el desastre. Si ni siquiera sabemos la altura del enemigo, sus envenenadas armas pueden ser mortales aún sin tocarnos. Imaginar que nos dañan es suficiente.
Muchos de los miedos que nos asaltan están en la niñez. La mía, envuelta en un halo de felicidad ligada siempre al amor incondicional y expresivo de mis padres, tampoco fue, sin embargo maravillosa. Este dulce olor a pan me recordó los momentos que vivía en cada desayuno antes de ir al colegio…y sobre todo, mi absoluta dependencia del hogar que tenía que dejar cada mañana para adentrarme en un espacio en el que todo me eran ajeno y contrario. Donde buscaba el colchón de afecto que me cobijaba en casa y solamente era recibida por la indiferencia de los demás y sus interpelaciones ante mi timidez.
He comenzado a rebobinar la película y me he encontrado temblorosa, asustada y débil en un medio al que llegué tarde y en el que siempre fui ajena.
A mí también me queda la tarea de saber qué pasó allí y de qué forma fui tomando conciencia de mi poder interior para superar lo que aparece en mi memoria como un desagradable recuerdo. Conocer cómo logré transformarme en lo que soy ahora; esa será la clave para superar cualquier reto que se me presente.
Encontrar la herramienta que nos empujó hacia el éxito frente a nosotros mismos, es el hallazgo más valioso que tenemos por descubrir…y si ese éxito está aún por llegar…igualmente nos servirá recordar qué situaciones concretas nos desagradaban, cómo son sentíamos y por qué aparecían esos sentimientos en nosotros con la suficiente fuerza para continuar aún hoy en día en el sótano de nuestros pesar.
Hemos iniciado un reto, nada fácil pero fascinante.

miércoles, 1 de febrero de 2012

NUEVO SONDEO ENTRE LOS VISITANTES

Iniciamos hoy un nuevo sondeo acerca de los posibles cambios que nos gustaría introducir en nuestra vida, si fuese posible, y sobre qué puntos nos reconocemos débiles a la hora de encontrar apoyos en nuestra personalidad para cambiarla.
         A todos, de una forma u otra, nos gustaría cambiar algo, tal vez, de lo que estamos viviendo. Posiblemente no reconozcamos en nuestra forma de ser el valor suficiente para hacerlo, pero sería interesante empezar por reconocer aquello que pesa sobre nuestra personalidad; lo que empaña y dificulta las modificaciones urgentes.
         La brevísima encuesta que aquí planteamos nos sumerge en ese necesario trabajo de introspección que puede ayudarnos a detectar las áreas más deterioradas de nuestra historia personal. Saber también, con qué debilidades contamos supondrá una ayuda a la hora de entendernos y descubrir las zonas erróneas del proyecto de futuro que somos.
         Espero que nos sirva, este ensayo, como una especie de juego mental con nosotros mismos en el que decidir modificar lo que tiene menor fortaleza en nuestra persona desde ahora mismo.
Démonos el tiempo suficiente para descubrir por dónde empezar y hagámoslo!. Por largo que parezca el camino…ha de comenzar con un primer paso.
         No estaría de más que fuésemos comentando, si os parece, a nivel personal, cómo nos vemos, por qué creemos que nos encontramos así y si tenemos alguna idea de cómo comenzar a cambiar…porque si no la tenemos…aquí hay muchas personas que pueden ayudarnos a descubrirlo!!. Estoy segura!.
¿Seremos los suficientemente valientes para hacerlo aún detrás de un nombre anónimo?...aunque parezca fácil…no lo es. Ahí está su valor.
¡!Gracias por participar!!
Un beso a tod@s.