Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 7 de abril de 2014

CRÍTICAS Y CRITICADOS



A veces pienso quiénes somos nosotros para juzgar a otros. Siempre es difícil valorar y más aún sancionar. Me refiero a las opiniones “opinables”, a las sentencias de valor  que emitimos sin despeinarnos. A tantas y tantas críticas que salen de nuestra boca con la facilidad de suspiro y me pregunto, cómo somos capaces de  lanzar estos dictamines sin conocer, ni haber vivido, ni estar en las circunstancias del otro.
Dice un proverbio Xius:
…” Nunca juzgues a otro sin haber caminados dos semanas en sus mocasines”…
Eso es exactamente lo que nos falta, la experiencia que la otra persona vive, sus circunstancias, su dolor o su pena, sus necesidades y sus angustias. Juzgamos por los resultados pero éstos no siempre definen lo correcto. Hay que conocer en carne propia y entonces, tal vez no hubiésemos actuado como esa persona, sino incluso peor.
Cada vez intento más no emitir juicios, procuro, si es que me doy cuenta, no valorar, no condenar porque estoy segura que mi percepción no tiene perspectiva y si creo que la tiene, me confundo indudablemente porque nunca puede ser la exacta.
Las críticas suelen emitirse de forma apartada, a espaldas del criticado y en ausencia de éste, por eso no puede defenderse e incluso tampoco estoy segura de que debiera hacerlo.
Cuando una persona actúa fuera de la “ normalidad” que se ha establecido como buena, no se la perdona, aunque las consecuencias de sus actos reviertan sobre sí misma, solamente.
Rechazamos lo diferente, a quien se atreve, quien osa y a quien es capaz de romper las estructuras de doble moral a la que muchos de los que critican también se acogen.
Me gusta vivir despreocupada de las críticas. No las entiendo y menos las comparto. Mi vida la tengo que vivir yo, como mi muerte y si ésta se instala en mi propia existencia, antes de tiempo, nadie, de los que critican, me ayudan a espantarla hasta que llegue su hora.
Siempre mantengo que si nos ocupásemos de superar todo lo que sucede en el día a día de cada uno no habría tiempo para revisar con lupa lo de los demás, ni sentido, ni conveniencia, ni oportunidad.
Por otra parte, lo que digan los demás no deja de ser una mera opinión que no tiene por qué afectarnos porque, sin duda, está exenta de valor y repleta de subjetivismo.
Al fin y al cabo, solo nosotros vivimos dentro de lo que nos sucede, el resto es solamente puro espectáculo.

domingo, 6 de abril de 2014

ALGO CURIOSO...



TEST DE VIDA PASADAS  


Si tienes un ratito tranquilo, toma papel y lápiz y contesta a los siguientes cuestionarios, anotando el número de la pregunta y la respuesta elegida para realizar el cómputo final.
Aquí te dejo el enlce.

¡!Feliz comienzo de semana!!





DOMINGOS LITERARIOS



TU FUERZA…


Como semilla que el viento dejó sobre mí,
Llegaste raudo desde tu vacío inmenso
Como agua que amamanta la sed de ti,
Llegaste impío hasta lo más denso
Como luna que acuna mi nana aquí
Llegaste fiero para amansarte luego
Como senda que cruza el camino que perdí,
Llegaste guerrero para ganar sin miedo.
Llegaste libre en tu corazón añil,
Llegaste atadado en el amor ciego.
Llegaste cuando quise huir,
Llegaste vivo y llegaste muerto
Para dejarte amar con este amor sutil,
Para librarte de tus ruidos, en el silencio
Para decirme al oído lo que de ti oí,
Para coger mi mano y llevarme lejos,
Para morir viviendo si estás sin mí
y no calmarte nada mas, que mi desvelo.
Acércate despacio
y piérdete en mis ojos
acércate mi niño y olvídate
de ti y hasta de todo.



sábado, 5 de abril de 2014

AMOR Y EGOÍSMO

         La palabra egoísmo tiene una negra historia detrás. Siempre que la pronunciamos nos da la impresión de que en realidad todo lo que se relaciona con ella es, cuando menos, un tanto vergonzoso  e ingrato. Sin embrago, el ego es una realidad de la que no podemos prescindir y a la que estamos haciendo siempre referencia.
         Esta frase resume lo que sucede cuando en el amor no se aplica el ego para comenzar dirigiéndolo a uno mismo y poder regalarnos a los demás con altruismo después.
…” No hay amor suficiente capaz de llenar el vacío de una persona que no se ama a sí misma.” (Irene Orce)
         Durante mucho tiempo, socialmente se ha promovido la creencia de que amarse a uno mismo era un acto vanidoso y narcisista por lo cual hemos esperado, durante mucho tiempo, que el amor venga de fuera y que otros nos amen para dejar de sentirnos vacíos e incompletos.
         No se puede dar lo que no se tiene; si no empezamos por amarnos difícilmente amaremos a los demás en un sentido amplio.
El primer paso para amarnos es aprender a conocernos. Si somos capaces de diferenciar lo que deseamos de lo que realmente necesitamos, conseguiremos combatir los miedos y frustraciones que nos limitan.
         La ausencia total de egoísmo es imposible además de no ser ni deseable porque amarse a uno mismo tiene que ver con la capacidad de sanar nuestras heridas emocionales:  fracaso sentimental, decepciones, pérdidas…etc.  Para ello nos ayudaremos con la aceptación y el perdón.
         El olvido no existe. Todo lo que hemos vivido forma parte de nosotros, de nuestra historia y nuestra biografía.  Abatidos ante el dolor queremos olvidar. No es este el camino. La clave está en la aceptación de lo sucedido. No se olvida. Se supera. Y se hace cuando enfocamos la atención en otras circunstancias, cosas o personas de nuestro presente. Desfocalizar la mirada que se dirige al pasado, en definitiva.
Pensar constantemente en borrar nuestros recuerdos negativos nos dirige  más hacia ellos.  Para que un malestar se supere debemos asumir su existencia y luego admitir que necesitamos cambiarlo.
         Una vez que aprendamos a ser nuestros propios maestros podremos prevenir situaciones similares,  logrando que el egoísmo se vuelva a nuestro favor, siempre que nos ayude a salvarnos en primera persona, para salvar lo que de nosotros hemos entregado a los demás.

viernes, 4 de abril de 2014

RELACIONES TÓXICAS



El amor es la dimensión más compleja, emocionante, satisfactoria y, en ocasiones, también trágica que existe. Todos podemos enamorarnos, desde personas emocionalmente maduras, hasta personas llenas de miedos e inseguridades, pasando incluso por aquellas que padecen algún problema psicológico.

Quizá esté aquí la mayor dificultad, el encajar toda esta amalgama de personalidades, las sanas y las problemáticas en el seno de una relación que a veces, se convierte en algo no solo imposible, sino también dañino. No apto para nuestra salud física y emocional.
En ocasiones, y sin saber cómo, acabábamos enamorándonos de personas que lejos de hacernos felices, nos dejan caer en un abismo de altibajos donde nunca hay estabilidad, donde aparecen los chantajes emocionales, el rencor, la desconfianza, e incluso la violencia física o emocional. Ambas igual de destructivas.

Walter Riso, psicólogo clínico experto en relacionas de pareja, nos dejó una serie de categorías que vendrían a definir los distintos tipos de amores tóxicos. Veámoslos uno por uno.
TIPOS DE RELACIONES TÓXICAS
La relación hostigante: 
En esta primera dimensión tendríamos a esas personas que buscan en todo momento, ser el punto de atención de su pareja. Podrían llegar a darse casos verdaderamente obsesivos de dependencia absoluta, donde siempre se busca la aprobación y el reconocimiento. De no obtenerse, caerían en estados depresivos e incluso vengativos.
La relación paranoico/vigilante:
Aquí tendríamos la clásica relación donde un miembro de la pareja se obsesiona con que va a ser traicionado. Cualquier pequeño aspecto puede interpretarlo como una clara sospecha de que está siendo menospreciado o rechazado. O peor aún, que no es amado. El nivel de sufrimiento que crea alrededor de la pareja es tan doloroso como destructivo para ambos.
La relación subversiva:
Es un tipo de relación tan compleja como tóxica. Uno de los dos ve a su pareja como una figura de autoridad, estableciendo un comportamiento de sumisión a la vez que de huida. Piensa que su vida está controlada por la otra persona, que no le deja hacer determinadas cosas, cuando en realidad, no es así. Son personas inmaduras que sumen a su pareja en continuos estados cariño y desprecio.
 La relación narcisista:
Es fácil de reconocer y seguramente uno de los más conocidos por todos nosotros. Existen personas que solo ven y buscan sus propias necesidades y sus propios sentimientos. Ante cualquier problema solo aprecian su propio punto de vista, menospreciando queriendo o sin querer, al cónyuge.
La relación perfeccionista:
Característico de una personalidad obsesiva compulsiva. No hay espacio para la libertad o la espontaneidad, cualquier aspecto es controlado al milímetro bajo la idea de “que es lo mejor”, que “de ese modo la relación funcionará mejor”. La opinión del ser querido se queda a un margen y no suele ser escuchada por el miembro “perfeccionista”. 
La relación violenta:
Uno de los más peligrosos. Hay personas que entienden la palabra amar como sinónimo de control y dominación, tanto física como psicológica. Son personas que ejercen el control de forma agresiva, ahí donde puede aparecer el desprecio, la dominación, y el sometimiento. Es sin duda la relación tóxica más peligrosa.
La relación caótica:
Define en especial a aquellas personas emocionalmente inestables. Son relaciones con enormes altibajos debido a que uno de los dos miembros demuestra a partes iguales tanto amor como marcado desprecio. Hay instantes de pasión absoluta, para, días después, mostrar indiferencia. Un estado como este puede acabar destruyendo a la otra persona. 
La relación esquizoide-ermitaño:
Es característico de las personas con alexitimia, es decir, la incapacidad por reconocer y expresar emociones tanto propias como ajenas. Son personas que no son capaces de decir un “te quiero”, pueden mostrar proximidad y deseo, pero pocas veces se muestra un cariño sincero que haga verdaderamente feliz a la otra persona