Viaje a Ítaca ( Domingo
anterior)
.-¡Por favor! Owen. ¿Cómo puedes hablarme de
seguridad cuando estoy dentro de todo ello sin saber qué es lo que me acecha?.- Owen se quedó en
silencio. Parecía que un nuevo arrebato de los que tanto desconcertaban a la
mujer china, iba a producirse.
Inmediatamente, la habilidad que la
caracterizaba para dirigir el carácter del doctor hacia el equilibrio que
necesitaba, hizo que cambiase de rumbo la conversación.- Te acaba de llamar un
hombre, Owen. Creo que era alguien que no quería una consulta, sino hablar
contigo.
.-Sería mi amigo Steve. ¡ mi gran amigo Steve!. ¡Me
ha ayudado tanto!.- Swa palideció al escuchar un nombre que solo distaba del
nombre de la persona que la había hecho tanto daño en una “n”.
Y aquella voz…
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Relato del domingo (06_12_2015 )
Steven
había resuelto tomar un avión de forma inmediata. Tenía que ver a Owen y saber
qué estaba pasando.
Se
dirigió al aeropuerto dispuesto a esperar, si fuese necesario, el primer vuelo. Mientras consumía el tiempo, no podía dejar
de pensar en aquellos años que había compartido con Owen y en el secreto que
les unía. Tampoco puedo evitar la imagen de Swa y aquel hijo que había
abandonado apenas nacer.
Su
vida se había convertido en un perpetuo y doloroso recuerdo al que no
encontraba sentido. Le había asustado la responsabilidad que el niño suponía y
una relación demasiado seria para lo que hacía él entonces. Pero ni un solo
momento había dejado de pensar en ella.
Seguía
enamorado y perdidamente enloquecido con la idea de encontrarles. No sabía nada
de ellos. Seguramente, aquella bella mujer oriental habría encontrado otro
hombre capaz de darle la seguridad que él no había podido ofrecerla. Era muy
fácil amar a Swa. Dulce y sensual. Capaz de atender hasta el más mínimo reclamo
de su pareja y sobre todo, delicadamente femenina y atractiva.
¿Cómo
había podido ser tan estúpido? ¿De qué forma tan absurda la había perdido?.
En
aquel momento la llamada de las aerolíneas le indicaban que su vuelo estaba
próximo a salir. Pasó a la sala de embarque y en ese mismo instante tomó una
importante decisión. El pasado volvía a llamar a su puerta. Esta vez estaba
dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias de todo lo que le
atormentaba en su vida.
Resolvería
el tema de Owen. Llevaba la libreta consigo. Buscaría a Swa y a su hijo Liu. No
regresaría hasta haber conseguido restablecer el daño que les había hecho.
Ahora estaba en condiciones de ofrecerles lo que les había negado en aquellos
momentos donde se encontraba enredado en todo lo reprochable.
Subió
despacio las escalerillas de acceso al avión. Respiró profundo y sintió cómo
una fuerte sensación de energía se apoderaba de él.
Por primera vez, en mucho tiempo, estaba
dispuesto a ser él mismo y a buscar su felicidad; esa que había tenido en sus
manos y había dejado escapar hacía ya tanto tiempo.
Lo
que no habría sospechado nunca es que ambos objetivos estuviesen tan cerca.
Owen,
a miles de kilómetros, miraba a Swa
perplejo. Tenía la sensación de que, de alguna forma, Steve no era desconocido
para su nueva compañera. No podía ser. ¿Por qué habría de conocerlo?. Un
arrebato de celos le invadió inmediatamente
y descontroladamente comenzó a zarandear a Swa agarrándola del brazo.
.-
¿Le conoces?, dime…le conoces?.- Swa aterrada ante la mirada dislocada de Owen,
quien no dejaba de repetir la pregunta, lo negó al instante.
.-Owen,
¿qué te sucede?. ¿Qué ocurre?.
.-Perdona
mi querida perla oriental. No sé que me ha pasado. Lo siento, lo siento…-
repetía una y otra vez mientras besaba la negra melena de la mujer china.
Swa
se soltó lentamente de los brazos de Owen en donde se encontraba cada vez más
asfixiada. Le dejó sobre un sillón y se dispuso a quitar las cortinas llenas de
sangre en las que se había limpiado el Sr. Henry.
Desde
la sala de espera, en al que había quedado Owen, comenzaron a oírse unos
estrepitosos ruidos semejantes a los producidos por el arrastre de un mueble.
.-Owen
, ¿qué sucede?.- Gritó la mujer oriental mientras metía las cortinas en una
bolsa para desecharlas.
Nadie contestó. (…)