Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 26 de junio de 2021

EN EL CORAZÓN DE LAS PALABRAS

AQUÍ DENTRO…

Hubo un lugar de romero y menta,

Al que mi alma, siempre,

 regresa presta,

Henchida de dicha amable,

Buscando el remanso de paz

Que en él, encuentra.

Tímido, lejano; presente, íntimo,

Me llama y espera,

Me cubre suave con su dulce mecera

Y me siento niña otra vez…


 

Y otra vez, dejo que mi corazón quiera,

Que se abra limpio,

Y que entre la luna entera,

Que atrás quedaron, aún frescas,

Todas mis quimeras.

Y allí te encuentro

Esperando paciente, mi espera.

En ese lugar…

Soy polvo de estrellas,

Donde nadie puede verme,

Donde nada de mí se aleja.

¿Dónde está que no está afuera?

Miro dentro, respiro profundo

Y me toca suave, la verdad verdadera.

Así de simple,

Así de fácil,

Siempre conmigo

Tu recuerdo, queda.

¿Cómo vuelven mis ojos

La quebrada mirada

sobre tu imagen ajena?

¿Cómo tocan mis manos

Tu cuerpo etéreo de nata y fresa?

Aquí dentro…

Donde todo es posible,

Todo lo que yo quiera,

Hasta besar tu imagen…

¡Besarla entera.!

 

jueves, 24 de junio de 2021

CON EL TIEMPO...

 

Dejar pasar el tiempo siempre es bueno. Se asientan los sentimientos, se aligeran las cargas, se posa la rabia, el desconcierto, la angustia y hasta el dolor se apacigua.

Con el tiempo, uno se da cuenta de que nada es tan importante, de que elevamos a un pedestal a lo que no mereció, sino  ser vivido con pausa y precaución.

Con el tiempo, encontramos razones para no volver a pisar donde nos caímos tantas veces y podemos decidir bordear el camino para seguirlo con tranquilidad.

Con el tiempo, las grandes molestias de nuestra vida se convierten en nimiedades sin importancia que nos llevan al pensamiento de cómo pudimos sufrir tanto por tan poco.


 

Con el tiempo, todo se desdibuja, se van borrando los bordes, las aristas que cortaban y las puntas que se metían en nuestra carne hasta dentro.

Con el tiempo, somos sin duda más sabios, que no quiere decir otra que cosa que más serenos, más tranquilos al recibir alegrías y más pausados cuando la pena llega.

Con el tiempo, vamos siendo más compasivos y podemos ver al otro como un ser dominado por sus propias carencias y sus vacíos; sometido a sus debilidades e incapaz de escapar de su pasado.

Con el tiempo, nos vamos explicando muchas cosas, lo vamos entendiendo y vamos perdonando; aquí adentro, sin necesidad de decírselo a nadie, para nosotros y con las bondades que el perdón nos traerá solo a nosotros también.

Con el tiempo, uno mismo se ve como una marioneta de los propios defectos. Vamos valorando lo que hemos sido, lo que hemos permitido, en lo que hemos errado o lo que no nos hemos estimado.

Y con el tiempo, también, vamos preparando ese desapego que un día será total por necesidad. Vamos dejando prejuicios, ideas preconcebidas, etiquetas aplicadas, juicios gratuitos, condenas que creímos justificadas…y todo se hace más ligero, más suelto dentro de nosotros para poder caminar con las menores cargas posibles.

Y es que un día, nos iremos sin nada. Solamente con lo mejor que hayamos sido, con la felicidad que hayamos proporcionado, con el amor que haya habido a lo largo de esta corta vida que complicamos tanto.

Por eso, que pase el tiempo es tan importante.

lunes, 21 de junio de 2021

EL ARTE DEL SILENCIO

¿Te ha ocurrido alguna vez, ser objeto de una injusticia, una o muchas traiciones o algún desencuentro en el que tú no eres sino la/el perjudicada/o?.

A veces, la única opción digna es el silencio. Cuando sabes que las palabras no aportan, no aclaran, no son trasparentes y no pretenden sino seguir instalándonos en la confusión, lo mejor es no hablar.

La conclusión a la que lleva el silencio es al arte de respetar, de no forzar, de dejar ser lo que tenga que ser, de dejar que pase lo que tenga que pasar.


 

No se trata de ir contra la corriente, sino de transformar las aguas. Convertirnos en los maestros de nosotros mismos y dejar a los demás ser lo que son.

Nada te va a devolver la fantasía en la que creíste, nada hará real lo que nunca lo fue. Ninguna palabra podrá explicar lo que sin ellas se entiende. Ningún lugar para la comunicación puede salvar la ilusión de creer en la inocencia del que no duda, del que no engaña y no puede creerse el engaño.

El silencio se convierte en toda una disciplina de ejemplificación. Se abre espacio en la mente y sobre todo en el corazón.

Se acepta, se asume, se transforma, se evoluciona.

Y luego, después de todo el camino andado, se camina con más sabiduría. Con más plenitud y con la convicción de que nada cambiará lo bueno que hay en nosotros.