Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 23 de septiembre de 2020

LO QUE DEBES IGNORAR

 

Todos tenemos en nuestra cabeza un mundo ideal al que nos gustaría aspirar, conseguir y disfrutar. Evidentemente, no es aquel en el que vivimos pero hay muchas formas de inventarlo.

Muchos creen que están en él, aunque su realidad sea muy distinta pero se las arreglan para volver del revés cada circunstancia, experiencia o situación que viven y disponerla a su favor; que no es poco.

 


 

Otros muchos, ven tantas diferencias entre lo que desean y lo que viven que acaban desmotivados pensando que su rutina les acabará matando de tedio antes de poder siquiera acercarse a aquello a lo que aspiran.

Luego están los que saben que aunque vivan lo que sea y como sea, siempre podrán tener otro en su cabeza al que recurrir cuando las cosas se pongan mal. Una especie de espacio sagrado dentro que siempre cobija, siempre arropa y siempre protege.

Un templo en el corazón al que podemos darle la forma que deseemos y que se ubicará allá donde nos guste y con las personas y vivencias que nos sean gratas.

En ese lugar, podremos cobijarnos en situaciones terribles donde todo parece caerse encima de nosotros pero también nos esperará en momentos de calma, de alegría o de contento.

Nada que no queramos puede pasar dentro. Nadie puede hacerte daño si tú no quieres. Detén lo que no sintonice con tu corazón y aparta a todos aquellos que te hagan sentir mal, que te impidan respetarte o seguir tus principios y valores.

No des permiso a nada ni a nadie, dentro de ti, que no sea digno de tu interior sagrado.

El resto déjalo fuera.

No sientas dolor por ello.

Simplemente no es tuyo.

Ignóralo.

lunes, 21 de septiembre de 2020

LA GRANDEZA DE LO PEQUEÑO

 

Pretendemos lo grande, aspiramos a lo mayor, que nos parece lo mejor, sobrevaloramos  a los que están arriba, miramos siempre a lo alto porque queremos contagiarnos de ello.

 

No logramos entender que lo sencillo es posiblemente  lo más nuestro, lo más afín; que “lo bueno si breve dos veces bueno” y que mirar para abajo tiene muchas ventajas la mayoría de las veces.

 

Os dejo un pequeño fragmento de un cuento oriental que alude a esta especie de adoración por estar en lo más alto cuando deberíamos comenzar por lo cercano y más necesitado.

 


 

…”Un asceta meditaba profundamente en su cueva cuando se sintió molestado por un ratoncillo que se puso a roer sus ropas.

-Márchate estúpido -dijo el ermitaño-. ¿No ves que has interrumpido mi meditación?

-Es que tengo hambre -contestó el ratón.

-Llevaba más de treinta días de meditación buscando la unidad con Dios y me has hecho fracasar -se lamentó el ermitaño.

-¡Cómo buscas la unidad con Dios si no puedes siquiera sentirte unido a mí que sólo soy un simple ratón? -respondió el roedor.”

 

Definitivamente, no somos conscientes de que hay que empezar por quienes necesitan de nosotros y están a un  suspiro de nuestra mano.

Ahí está la grandeza.