Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 28 de abril de 2021

LA FORMA DE APRENDER

La sabiduría popular nos dice que “nadie escarmienta en cabeza ajena”, o lo que es lo mismo; no hay aprendizaje hasta que es nuestra experiencia la que nos enseña.

Posiblemente, lo mejor que podemos hacer, en la mayoría de las ocasiones, es que cada uno aprenda por sí mismo lo que es o no importante, cómo debe comportarse o que debe elegir.

Es un acto de responsabilidad, dejar libres a los demás. Ellos aprenderán lo que necesiten sin tratar de que nuestras palabras o nuestros actos sean un modelo a seguir. 

Nadie quiere ser una copia. No lo necesitamos. Somos el original puro de nosotros mismos. De ese modo también, tenemos que aprender en la acción, en el silencio, en la calma o en la actividad pero cada uno lo que le es propio. 

No seguiremos las instrucciones de nadie, incluso a veces, si nos sentimos dirigidos haremos lo contrario. Por eso, lo mejor es dejar ser y, a lo sumo, estar ahí para sostener a los que amamos en sus caídas. Serán las suyas y por tanto valiosas para su evolución.


 

Veamos este breve relato alusivo a ello.

“Un discípulo cayó gravemente enfermo y solicitó a su maestro que lo curase, puesto que

además era un médico excepcional capaz de hacer desaparecer cualquier mal. Oída la demanda, el maestro se negó radicalmente a curar al discípulo.

Tiempo después, el discípulo sanó por sus propios medios, pero quedó inmensamente dolido por la conducta de su maestro, al que abandonó. 

Un día decidió visitar a un hombre iluminado al que narró el episodio de su enfermedad y la negativa del maestro a curarlo. 

Aquel hombre le dijo:

- Te equivocas grandemente, tu maestro actuó con la más alta generosidad.

-¿Cómo puede ser? ¡Él se negó a ayudarme cuando estaba a punto de morir!

 -No fue así, él evitó que dejaras de experimentar por ti mismo lo que significa estar suspendido entre la vida y la muerte.”

 

 

 

lunes, 26 de abril de 2021

¿QUÉ HAGO AQUÍ?

 

¿Te has preguntado alguna vez esto? ¿Has ido entrando en una situación que parecía fácil y agradable y luego te ves extraño en ella?¿Has sentido que nada de lo que vives es “lo tuyo”?¿Has vivido una especie de asfixia cuando todo quiere ir adelante y tú te volverías atrás?.

Muchas veces, la vida nos tiende una alfombra roja delante para que nuestros pasos se llenen de gloria. Es cómodo pisar por ella. Parece agradable el camino que marca. Se atisba divertido el recorrido. Parece que al final existen luces de colores esperándonos. Y, pisamos fuerte con todo el orgullo y la satisfacción de creer que la vida nos está dando un regalo.


 

Muchas veces, también, a lo largo de los primeros tramos empezamos a notar que algo falla. Que los brillos que nos alentaban al principio se quedan opacos. Que la felicidad que se presuponía, a lo largo del recorrido, se va apagando. Que todo lo que sucede y te incluye está lejos de lo que sientes como bueno en el interior y, sobre todo, que te gustaría salir corriendo para alejarte de aquel destello que ahora es sombra.

Si alguna vez te ha sucedido esto, da marcha atrás o directamente salte del camino. No pasa nada. No es lo tuyo. Es un intento fallido de ser feliz. Otra oportunidad más para conseguirlo en otra parte, en otro lugar, con personas y vivencias distintas.

Estamos aquí para vivir múltiples situaciones. Para aprender de ellas. Ninguna pasa porque sí. Si lo viviste es que tenías que pasar por ello. Algo habrá aportado a tu ser, en algo lo habrá mejorado, porque te intuyo inteligente y nunca lo que vivimos debe hacernos peor.

Si te haces la pregunta clave es porque algo falla. Algo que ni tal vez aciertes a describir pero que tu corazón lo sabe antes que tu razón.

Siempre estás a tiempo. Siempre puedes decidir.

No lo pienses más. Hazlo.