Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 19 de enero de 2021

¿SABES DÓNDE BUSCAR?

 

La necesidad, de lo que sea, nos lleva a buscar. Cuando “se busca” es que algo nos falta. Creemos que, de no tenerlo con nosotros”, en otro sitio debe estar. Lo peor es buscar en el lugar equivocado porque los resultados pueden volverse en nuestra contra o engañarnos con un falso entusiasmo que desajuste lo que ya estaba mal.

 


          Buscamos la luz, ampliamente entendida. La del conocimiento, la de la información, la del afecto, la de la compañía, la de la tranquilidad, la del sosiego o los fuegos artificiales de todo lo contrario.

 

          Lo peor es equivocarse en el terreno de la búsqueda. A veces, la luz encontrada es artificial, aunque haga su servicio; otras es una luz magnífica que logra resetear nuestro interior. Pero de cualquier forma, debemos asegurarnos de si lo que estamos buscando está donde lo hacemos o no.

 

A menudo, podríamos quedarnos en el mismo lugar porque lo que buscamos ya lo tenemos dentro.

 

Veamos este breve relato.
_______________________________________________________

 

“…Una noche, un hombre que regresaba a su casa encontró a un vecino debajo de una farola buscando algo afanosamente.

-¿Qué te ocurre? -preguntó el recién llegado.

-He perdido mi llave y no puedo entrar en casa -contestó éste.

-Yo te ayudaré a buscarla.

Al cabo de un rato de buscar ambos concienzudamente por los alrededores de la farola, el buen vecino preguntó:

-¿Estás seguro de haber perdido la llave aquí?

-No, perdí la llave allí -contestó el aludido, señalando hacia un oscuro rincón de la calle.

-Entonces, ¿qué haces buscándola debajo de esta farola?

-Es que aquí hay más luz.”

 

 

domingo, 17 de enero de 2021

EL PASO DEL TIEMPO

Que el tiempo pase es inevitable y deseable, de otro modo no estaríamos fluyendo con él. Tiene sus ventajas. Es un maestro con sabores muy diversos. Dulce, unas veces; amargo, otras. Pero siempre dispuesto a enseñarnos que todo pasa y que en el medio, seguro, hemos aprendido lo que debíamos saber para ser más prudentes, más empáticos, más compasivos o más audaces.


 

Estamos en un momento histórico donde queremos establecer una carrera contra él. Nadie quiere que la piel se arrugue, que la fuerza de la gravedad haga sus estragos o que la juventud deje de ser el divino tesoro por el que todo hemos pasado.

Lo mejor de todo es que es inexorable. Para todos. Y a todos nos hace pasar por etapas semejantes, periodos idénticos y situaciones parecidas, tarde o temprano.

No hay tanta diferencia entre unos y otros. Quien ríe plácidamente ahora, llorará desesperadamente mañana; quien llora sin consuelo en este momento, encontrará el dulce bálsamo que convierta sus húmedos ojos en sonrisas aladas dirigidas al cielo.

El tiempo todo lo cura. Con todos hace justicia. A todos cobra su precio. A cada cual toma cuentas. A nadie deja impune.

Ir avanzando en él debe hacerte cada vez más sabio. Más capaz de entender el mundo y a tus semejante. Más proclive a elegir solamente lo que te hace bien sin que esto suponga dañar a otra persona.

Nos vamos conociendo. Nos vamos amigando con nosotros mismos. Nos vamos convenciendo de que nada es eterno, de que todo cambia y de que lo único con lo que debemos estar comprometidos es con nuestra propia mejora y con extender ésta a nuestro alrededor.

Si así lo hacemos, la vida habrá merecido la pena.