Os dejo una historia con un gran mensaje. Un relato para reflexionar mirando hacia dentro. Una alegoría que compara nuestras debilidades y fortalezas con el dominio del interior.
…”Un viejo ermitaño se refugió en la montaña para meditar y orar. Estaba muy ocupado. Un día alguien le preguntó: ¿cómo puedes tener tanto trabajo si vives en soledad?. Él contestó:
Tengo varias cosas que hacer:
· Entrenar a dos halcones
· Entrenar a dos águilas
· Tranquilizar a dos conejos
· Disciplinar a una serpiente.
· Motivas a un asno.
· Y domar un león.
No veo ningún animal por aquí. ¿Dónde están?. El ermitaño respondió:
Estos animales los llevamos dentro. Los dos halcones se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno o malo. Tengo que entrenarlos para que se lancen sobre cosas buenas; son mis ojos. Las dos águilas con sus garras, hieren y destrozan y tengo que entrenarlas para que no hagan daño; son mis manos.
Los conejos quieren ir sin dirección predeterminada, huyen de situaciones difíciles. Tengo que enseñarles a estar tranquilos aunque existan problemas; son mis pies.
Lo más difícil es vigilar a la serpiente; está encerrada en una fuerte jaula pero ella siempre está lista para atacar , morder y colocar su veneno a cualquiera que esté cerca; es mi lengua. Tengo que disciplinarla. Lo que digo, los juicios que hago.
El asno es obstinado en ocasiones. Juega a estar cansado y no quiere obedecer. Se niega a llevar carga cada día. Es mi cuerpo.
Por último, necesito domar al león porque siempre quiere ser el rey. Es altivo, siempre quiere ser el primero, tener razón y además es vanidoso, orgulloso y se cree el mejor. Lo peor no perdona con facilidad. Es mi ego.
Como usted ve tengo demasiado trabajo.
Ahora te pregunto a ti, en tu soledad. ¿Cómo estás domando esos animales?.
(César Fernández)