Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 12 de marzo de 2022

EL AMOR SIEMPRE ELIGE

 

El amor te elige. No vale buscar. De nada sirve exponerse para ser visto. En nada se traduce hablar más alto o reír mejor. Tal vez pareciese que en un principio llamar la atención fija miradas, pero efímeras si no son los ojos que deben posarse en ti.

 

El amor no entiende de cifras. No sabe de edades, de kilos, de centímetros, de horas, de minutos o segundos. No sabe de títulos, de letras, de tonos, de colores ni texturas.




 

El amor es. El amor está. El amor invade el corazón y se queda para siempre. Todo el resto, es otra cosa. Nunca amor.

 

Os dejo un breve poema dedicado al amor que no cesa.

 

Llegaste raudo

 para hacerte dueño

Besaste presto 

Para hacerte eterno.

Quisiste mucho

Y te hiciste perpetuo.

Ni el olvido borra

Lo que dijiste lento

Ni el tiempo cierra

La puerta del “te quiero”.

No se equivoca la noche

Cuando envuelves el sueño

Ni la luna pierde brillo

Por ser rescoldos tu fuego.

Amor que eliges siempre

Sin la persona saberlo,

Amor que nunca terminas

Porque no quieres,

Porque no quiero.

jueves, 10 de marzo de 2022

CUANDO MIRAS ATRÁS

 Lo hacemos con demasiada frecuencia, pero siempre que vamos al pasado encontramos un “yo”  congelado con imágenes detenidas en el recuerdo; con sensaciones aisladas sin contexto.

 

Quedan retazos que dan  el significado final a todo. Hacemos un resumen en base a trocitos, buenos y malos.

 

No sabemos, en realidad, la dimensión que tuvieron los hechos porque muchos de ellos, nuestro inteligente cerebro, prefiere guardarlos en lo profundo del subconsciente.




 

Nos confunde la sensación de un tiempo que ya no controlamos. Se desdibujan las caras, los edificios, los paisajes, las palabras…se retuercen y buscan acomodo en el desconcierto de la imprecisión de lo que aparece después del paso del tiempo.

 

Mirar atrás nunca es eficiente si no es para aprender de los errores. Para no repetirlos, lógicamente. Para no caer en la estupidez de volver a ser quienes ya no somos.

 

Nada es permanente. Ni una sola célula, de las que nos componen, es a misma de hace años. Ni la ropa que nos espera en los armarios, ni la gente con la que frecuentamos la vida en la rutina de lo cotidiano.

 

La impermanencia nos obliga a no aferrarnos a los apegos. Todo cambia, todo pasa. Y si no quieres entender esto te quedarás en un limbo de nadie en el que solamente habrá mitos y leyendas emanadas de una mente desubicada y dormida.

 

Mira lo que tienes delante. Es lo que hay. Eso y la grandeza de tu fuerza interior para seguir caminando.

lunes, 7 de marzo de 2022

UNA COMETA SOLIDARIA

  

Muchas veces no queda más remedio que mirar desde arriba. Sin duda, es mejor que rendirse. Desde allí, en lo alto, todo se ve más claro, tal vez más crudo y sobre todo, más real.

 

 Empiezas a comprender, a asumir y a aceptar. Y lo más serenamente posible, pones las ideas en orden y los sentimientos en alerta roja.

 

La vida no es lineal. Es ineludiblemente cíclica y las crisis, la intolerancia o la maldad vuelven siempre.

 

¿Qué podemos hacer?. Muchas veces viajar hacia dentro porque fuera todo está destruido. 

 

Cambiamos de posición, remontamos el dolor, sorteamos las dificultades y no volvemos al punto de partida, sino a un lugar desde el que lanzarnos alto.

 

Todo lo que afecta a otros humanos debe calarnos hasta lo más profundo de nuestro corazón. Es como si una parte de nosotros mismos, sufriese. 

 

La humanidad está involucionando una vez más. No comprendemos cómo en estos momentos, vivimos escenarios propios de la Edad Media, con peores instrumentos a nuestro alcance para destruirnos.

 

El ser humano ha sofisticado su manera de hacer el mal. Estúpidamente, la especie va contra sí misma.

 

Para quienes nunca han existido líneas rojas todo es terreno llano para conquistar.

 

 

 

 La mente perturbada, el comportamiento psicopático, la falta de empatía y el vacío del alma de unos pocos, domina el mundo.

 

Otra vez, tenemos que recoger velas. Otra vez, tenemos que resguardarnos de a tiranía y el abuso. Otra vez, la sangre de la especie humana es la que escribe la historia; una historia, con un relato que, por desgracia, no ha pasado de moda: el mal se impone de nuevo.

 

Subamos alto. Icemos la cometa del valor y la esperanza. Unamos fuerzas. Mantengamos los corazones unidos ante quienes, una y otra vez, mantienen vivo lo peor de la mente humana y sus actos.




 

Por suerte, no son muchos, pero sí lo suficientemente poderosos para querer silenciar al resto como si nadie, como si nunca, como si nada estuviera pasando.

 

Sigamos unidos. No hay mejor victoria.