Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 5 de mayo de 2012

4ª LEY: LO QUE TERMINA....

…”Cuando algo termina, Termina…”  Esta es la cuarta y última Ley de la sabiduría Indú.
         Esta afirmación tajante y conclusiva, nos sitúa frente a un imponderable. Es inadmisible cuestionar esta aseveración.
         Queramos o no, los tiempos se cumplen. Hay caminos que se cruzan en un punto y coinciden en él. Otros siguen paralelos por siempre y solo algunas veces, se encuentran para superponerse y borrar la dualidad que les constituía por separado.
         Tenemos que admitir y sobre todo, asumir, que realmente son pocas cosas y menos personas aún, las que duran para siempre. El tiempo de cada uno no lo manejamos nosotros. Es una categoría que se escurre entre los dedos y se pierde en ellos.
         No hay emociones perpetuas, ni sentimientos que se inmolen en la emoción de los primeros momentos. Todo evoluciona, incluso la involución de muchas de nuestras relaciones es evolución en sí misma porque nunca nada puede avanzar hacia atrás aunque no siga la ruta que deseamos.
         Cuando es el tiempo del fin, éste inexorablemente llega y lo hace para hacerse presente a pesar de todos nuestros ruegos, tristezas, malestares y pataletas.
Si algo terminó es que debe ser así. Seguramente que la finalidad con la que se instaló en nuestra vida ha concluido y si lo ha hecho de nada vale tratar de retenerlo porque se irá de igual forma.
         ¿Qué es lo único que podemos hacer frente a la pérdida, a la marcha, el final de una relación, una etapa, un proceso, una vivencia…?...dejarlo ir…libre y sinceramente. Dejar que se diluya poco a poco de nuestro pensamiento e invitarle a volar lejos y agradecer su presencia en nuestra vida mientras duró. Porque seguro que por algo llegó hasta nosotros, por alguna razón anidó en el corazón y por otras muchas, seguramente, debe dejar el lugar a lo nuevo que llegue.
         Si debe irse, se irá. Ha terminado el aprendizaje que hemos hecho durante su existencia. Ahora solo queda cristalizar lo aprendido en nuestra conciencia y seguir.
La presencia de lo que se fue continuará cada vez que nosotros mismos ayudemos a otros con lo que nos fue dado por lo que se marchó, y de este modo todos quedaremos vinculados por los destellos invisibles de lo que estuvo un día en nuestra vida.

viernes, 4 de mayo de 2012

3ª LEY:COMIENZOS...

La tercera Ley nos dice:…”En cualquier momento que comience…es el momento correcto”…
Nos cuesta terminar las relaciones, las etapas, los cursos, las celebraciones y hasta los paquetes de cereales. Todo lo que acaba deja tras de sí un rastro amargo…tanto si fue bueno como si lo que nos causó fue dolor. Porque a todo se acostumbra uno, hasta aquello que nos molesta o nos daña. A veces, hasta terminar lo que no gusta es difícil. La dependencia emana de las relaciones de fuerza, sea en el amor o en el odio.
Si finalizar etapas puede ser complicado,  abrirnos a lo nuevo puede causarnos temor, igualmente.  Pero tanto una cosa como la otra tienen su momento, su fecha y su tiempo establecido.
Todo comienza en el momento indicado. Ni antes, ni después. No podemos adelantar lo que aún no está maduro para nosotros.  Cuando estamos preparados para que algo nuevo comience en nuestras vidas, allí estará esperándonos para tendernos la alfombra roja de bienvenida.

Empezar algo nuevo nos llena de esperanza. Los inicios siempre son venturosos. En ellos proyectamos nuestras ansias de remediar lo que hemos hecho mal en épocas pasadas o vertemos, tal vez, el deseo de encontrar lo que nunca tuvimos.
Hay una frase por la que siempre he sentido una adhesión incondicional: …”Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece”… y es realmente cierto.
         Debemos aprender a leer las señales y saber cuándo es el momento en el que todo comienza de nuevo.  Si verdaderamente hemos crecido con el aprendizaje que nos ha tocado hacer, si efectivamente hemos elevado la vibración energética de nuestra alma, si hemos avanzado en nuestra evolución espiritual…la ayuda llega.
Todo comienzo elige su momento adecuado.
 Si lo que esperas aún no ha llegado, no es tu tiempo aún. No tengamos prisa. Dejemos que el momento perfecto nos sorprenda; eso sí, que nos pille con el corazón abierto de par en par y las manos llenas de caricias para demostrar a lo que comienza toda nuestra ternura. Tal vez así, se quedará junto a nosotros por siempre si es que ha llegado para quedarse y mejorarnos.

jueves, 3 de mayo de 2012

2ª LEY: LO QUE SUCEDE

…“Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”…
         Esta segunda ley nos acerca también a la tranquilidad desde la necesidad de vernos situados en contextos, circunstancias y situaciones que son hechas a medida del aprendizaje que necesitamos.
         Nada de lo que ocurre en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Lo que pasó fue lo único que podía haber pasado para crecer y seguir adelante.
         Todo lo que acontece en nuestra vida es perfecto, aunque nuestra mente lo rechace y nuestro ego se resista y no quiera aceptarlo.
         La resistencia es la que causa la persistencia. Si estamos vibrando o sintiendo emotivamente a favor de la duda, de la negatividad que envuelve a nuestro contexto y de las imágenes mentales que en nuestra mente elaboramos para determinar el futuro, todo ello se reafirma en un ciclo sin fin.
         Se trata de conseguir el estado de calma necesario para que la vida fluya de otra forma. Para que no utilice canales cerrados al paso de lo que nos sintoniza. Para que se abran los conductos de la savia nueva; la que nos permitirá regar nuestro corazón con gotitas de infinito aroma de esperanza.
         Lo que pasó, pasó. Lo que ha de llegar será también lo justo. Lo preciso para seguir la ruta de crecimiento que aquí hemos programado para nosotros. Por duro que sea el trance, por injusto que parezca, por desentonado que suene…es lo que debió pasar. Nada queda al azar libre de la sinrazón cósmica. El en marco del universo global y unitario que nos configura, todo tiene su sentido y su destino.
         Pareciese que somos marionetas de los designios de un dios caprichoso que mueve los hilos a su antojo…pero lo que aún no recordamos es que ese dios somos nosotros mismos antes de que el velo cayese sobre nuestra memoria.
         Cuando el tránsito esté próximo y los ojos vuelvan a abrirse, el alma, en absoluta armonía consigo misma nos desvelará, sin ataduras y con absoluta objetividad, el proyecto que asumimos mucho antes de estar siquiera en el pensamiento de nuestros padres. Y será en ese momento en el que encontraremos la paz y el sentido a nuestras preguntas  y quimeras.
         Todo tiene sentido. Todo tiene su lugar en los laberintos oscuros de la memoria. Todo lleva su luz. Esa que algún día veremos.
        

miércoles, 2 de mayo de 2012

LOS 4 PILARES DE LA CONFIANZA: Primera Ley

Las leyes de la espiritualidad India me han dejado anclada en la confianza. Es como si al leerlas, y hacerlas mías, sintiese que la fortaleza me llega de golpe y que la casualidad no existe, sino viene de la mano de la causalidad que siempre explica el desenvolvimiento de la vida misma.
         La primera hace referencia a todo lo humano que llega a nuestra vida. A los amores y desamores, a los afectos y rechazos, a la atracción y a la repulsión, a la admiración o la envidia…a la cercanía o a la lejanía que uno siente con las personas que conocemos.
Ésta dice así:…” La persona que llega, es la persona correcta” .
Nadie llega por casualidad, todos los que interactúan con nosotros, los que nos rodean…están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
Esto no quiere decir que ese aprendizaje haya sido un regalo, ni que siempre sea placentero, ni que no duela. Pero cada persona tiene su espacio misionero en nuestra vida, su magisterio. Su propio sentido. Nos guste o no, lo tiene.
Hemos de dejarnos llevar por la voz de la intuición cuando sea capaz de respondernos a la pregunta de ¿para qué estuvo esta persona en mi vida?¿qué he aprendido con su paso por ella?...Posiblemente, el tránsito de cada cual por la vida del otro esté determinado por lo que debamos crecer con él/ella . Más tarde, no tiene sentido la permanencia. Por eso, debemos dejarla ir…aunque nos duela, aunque parezca que se nos va la vida en ello, aunque sepamos que nunca más, en nuestro aquí y nuestro ahora, estará.
La paz llegará cuando seamos capaces de imaginarla delante, cerremos los ojos del rostro y abramos los del alma. Así, mirándola en nuestro interior fijamente, podremos decirle lo que nos ha importado, lo que la hemos necesitado, lo que hemos aprendido cuando ha descansado en nuestra existencia, lo mucho que la amamos o lo enorme que ha sido nuestro sufrimiento mientras ha vagado por nuestra alma.
Pero podremos comunicarle, también, la decidida decisión de liberarnos de las cadenas que nos atan a su amor o a su odio y que con ella lleve nuestra petición de perdón por lo pudimos increpar su propia vida con la nuestra.
Dejarla libre…fuera del ámbito de nuestra pasión en cualquier grado y modo que podamos sentirla…libre para seguir con su misión en otras almas que, a su vez, gozarán de sus  propias quimeras y que, como nosotros, tendrán la misión de aprender de sí mismos en relación a ella.
Nadie, absolutamente nadie, llega a nuestra vida sin un motivo; ni se va de ella sin él.
Alegrémonos por quien ha de venir sin sufrir por quien se fue.

(Siguiente Ley: “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”próximo comentario).

martes, 1 de mayo de 2012

EL PUNTO DE A PAZ

La paz debe comenzar por nosotros, en nuestro interior. Ser el punto de partida de la paz se convierte en la única posibilidad para reclamarla. Se trata de contribuir a su existencia desde lo que podemos aportar. Pedir es sencillo pero no es suficiente ni constituye el comienzo de la abundancia.
Necesitamos tener claridad primero en nuestra mente consciente. Serenidad para ver sin provocar la visión. Audacia para querer entender lo que se nos manifieste tras la limpieza de los bloqueos inconscientes. Hay que llegar al punto cero. Al inicio de la armonía.  Debemos lograr que la sintonía con lo que debe manifestársenos sea total. Y cuando esto sucede podemos salir a la vida sin temor a los resentimientos, sobresaltos, enojos, culpas o problemas.
La paz nunca es algo que debe dársenos. No puede entrar en nosotros si no está. No se cambia, no se vende, no se compra, no puede ser objeto de tráfico ni siquiera mental. Cada uno tiene que llegar a su paz. Al punto que es para él la ausencia de alboroto, el vacío del parloteo con lo que da vueltas en la algarada mental y el abandono de la tensión que mantenemos constante mientras llegan a nosotros los recuerdos, la rememoraciones o la reconstrucción de situaciones, personas o cosas que nos asedian.
Todos somos el principio y el final de la paz. Tenemos el inmenso poder de crearla, la sagrada obligación de mantenerla y el divino propósito de  identificarnos con ella. Solamente de este modo la paz será el tapiz que cubra el mundo, hecho de millones de hilos que son la paz misma regenerándose eternamente sin posibilidad de ruptura.
No hay paz fuera. La paz es en nosotros.
Sumemos la paz de nuestro interior para que podamos proyectarla desde nuestra íntima esfera de luz.
Cada rayo será la urdimbre que constituya la verdadera posibilidad de extenderla al universo.

lunes, 30 de abril de 2012

ESTADO DE ALERTA

Nos falta tranquilidad. Nos encontramos en un permanente estado de alerta que alienta todo tipo de angustias y sinsabores. Tememos constantemente y entre tanto se pasa la vida como humo que se esfuma por debajo de la rendija de la esperanza.
Cuando llega hasta nosotros la calma enseguida pensamos en que algo no funciona o en que va a dejar de funcionar con rapidez. Ninguna impresión es tan efímera como la sensación de que por un tiempo no pasa nada. Sentimos ansiedad hasta en ese momento porque parece que presagia otros a punto de llegar con nuevos desalientos. Pero la calma llega cuando se la espera. Si no estamos preparados para recibirla se quedará en el dintel de la puerta. Agazapada y tímida esperando una señal.
Hemos de disponer su llegada con nuestras mejores formas de agasajarla. Debemos abrir un cajón donde podamos volcar todas y cada una de las dudas que nos asaltan. 
Echaremos también la faltad de confianza, la baja autoestima y la dependencia con otros, seguiremos con los rencores, las envidias, los miedos y ese monstruo infinito que es la falta de fe en nosotros. Desprendidos de lo que nos pesa y atenaza dejaremos el espacio vacío para la llegada de la calma. Pero vacío no quiere decir ausente de sensaciones ni carente de voluntades.
Debemos poner también entusiasmo en lo el gozo de la vivencia de ese tiempo de tranquilidad. Centrarnos en el instante presente de cada instante, en el purísimo momento en el que vivimos aquí y ahora…y en esa inmensa complacencia, ajenos al negro futuro que auguramos…poder sentir en plenitud que la vida es más sencilla que lo que hacemos de ella en nuestra mente,  que todo tiene solución en un tiempo menor de lo que imaginamos, que aunque no encontremos la salida la propia existencia es soberana para decidir y si somos inteligentes…si ponemos además el corazón en ello…para inclinarse a nuestro favor.
Desactivemos el estado de alerta, ese radar ansioso que está siempre al acecho de lo que imaginamos que falta por venir y demos la bienvenida a la calma después de preparar para ella un lecho de flores en nuestro corazón desde el que nos mire con ternura para abrazarnos serenamente.

domingo, 29 de abril de 2012

MAQUILLAR AL ALMA

Las pinturas han sido parte de la vida desde las tribus más ancestrales. Nos hemos acostumbrado al simbolismo de los colores, al trazo recto o sinuoso, a revestir la superficie de nuestro cuerpo con símbolos y rasgos que comuniquen y tal vez, que oculten.
A la mujer se le ha permitido seguir con este ritual ligado ahora a la belleza del rostro. Seguido de la técnica moderna de los tatuajes que se extienden a lo largo del cuerpo sin discriminación del sexo.
Una cosa u otra trata de embellecer o perpetuar lo que para cada cual supone el sentido de su identidad realzado con los símbolos o los matices.
Pero a veces, el maquillaje o el tatuaje lo que trata es de ocultar lo que se considera ajeno a lo bello. Un rasgo defectuoso o mal definido, una cicatriz, una zona imperfecta…o cualquier detalle del que no estemos satisfechos. No hay nada de malo en ello, si en el fondo lo que tratamos de ocultar no supone un engaño para nosotros mismos. Porque aunque disimulemos lo que creemos un defecto, éste no desaparece y es mejor aprender a convivir con él que pensar que podemos ignorarlo.
El cuerpo resiste este juego de sombras al que le sometemos para ayudarnos en la aceptación, pero no así el alma y en ella, muchas veces, también usamos el maquillaje o los tatuajes perpetuos.
Cuando colocamos el estigma de un prejuicio, cuando no queremos o no sabemos pasar página, cuando nos resistimos a olvidar lo que nos hace daño, cuando no perdonamos a otros ni a nosotros mismos, cuando nos aferramos en revivir un pasado doloroso creyendo redimirnos…cuando el rencor por alguien es más fuerte que el amor a nuestro corazón… entonces tatuamos para siempre las letras del fracaso y la desolación.
No podemos maquillar para engañarnos a nosotros mismos. Tenemos espejos y sabemos cómo somos. Y si en el caso del alma no encontramos a dónde mirarnos…es muy sencillo…observa cómo son los demás contigo, esa es la medida.