Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 27 de julio de 2024

¿CUÁNTO DAÑO TE HACES A TI MISM@?

 Estamos en la cultura del “Cuidado”. Nos hemos mentalizado de la importancia de atender al cuerpo, de mantener la figura, de cuidarnos el pelo, de resplandecer la piel, de comer sano o de flexibilizar los músculos con el deporte o el gimnasio.


         Hace poco tiempo que se ha comenzado a hablar de la importancia de mantener la mente activa, de sosegar el espíritu, de gestionar bien las emociones o del control sobre nosotros mismos en un mundo cada vez más diverso y cambiante.


         El binomio cuerpo-mente, en su equilibrio, es una meta a conseguir desde tiempos muy remotos. Posiblemente, hemos dado poca importancia a lo segundo y no hemos escuchado demasiado a las quejas del cuerpo, que en muchas ocasiones no son otra cosa que las heridas del espíritu.





         Si no sabemos llevar las riendas y dirigir en nuestro favor a nuestra mente, seguro que el daño de cualquier mala circunstancia recaerá sobre ti. Lo peor es que somos expertos en hacernos daño, en culpabilizarnos de todo, en sentirnos mal por las decisiones de otros, en querer dar gusto a los demás, en creer que no llegamos a las expectativas de los que nos rodean o en sentir que somos una partícula de polvo a la deriva en este mar de sargazos que es la vida.


         El peor daño que puedes sufrir es el que te haces a ti. Somos duros jueces o indefensas víctimas, tantas veces… pero en cualquiera de los dos casos, perdemos. Mirar con lupa lo que hacemos e intentar el perfeccionismo nos habla de una inseguridad absoluta y de una falta de flexibilidad demoledora para la persona. El victimismo, por el contrario, nos hace dependientes y nos somete a los vaivenes de la mano que nos recoge poniendo en ella nuestro destino.


         Cuidado con dañarte. No trates de ayudar cuando pierdas tus valores en ello. No absorbas lo que observes. Estate ahí. List@ para escuchar, comprender y facilitar soluciones, pero no a costa de ti.