Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 17 de octubre de 2019

¿HAS PERDIDO TU LUNA?



Siempre hemos aludido a la luna para referirnos a aquello que es inalcanzable pero también para aquello que muy deseable y que querríamos tener junto a nosotros.

La luna, tan lejana y cambiante, tan resplandeciente y luminosa, tan mentirosa y seductora, tan lúcida y transgresora.



Una luna a la que todos hemos mirado alguna vez suspirando anhelos reales o inconfesables, peticiones imposibles o deseos inalcanzables.

Si pierdes tu luna pierdes una parte importante de la esperanza, un trozo de ti que se quedó dormido cuando eras niñ@; un pedazo del alma que se congeló en algún momento en el que te perdiste de ti.

Luna que creas la sombra de lo invisible,
Que inventas gotas de amor sobre
la calma pesada del silencio que llora.
Luna, lunera…que sigues los pasos
de quienes sin pies corren raudos
Con sus pensamientos amargos.
Te miro y pienso que si te pierdo
Perderé para siempre
El sonido del viento gimiendo,
Tus caricias dulces sobre mi pelo,
Los deseos que lancé hasta ti, hace tiempo
Y las ganas de perderme en los sueños
Con la nana sonando en mis adentros.
Luna, lunera…
y tu mano, madre, sobre mi aliento.

domingo, 13 de octubre de 2019

¿TE QUIERO...?



Este poema tan especial tiene un gran mensaje. No solamente hay que considerar el contenido de las palabras, sino su disposición, su tamaño, su número, los puntos suspensivos que las acompañan y sobre todo su centro.

Vemos que la letra es diminuta cuando comienza; posiblemente porque el encuentro tiene un matiz esporádico, alternativo y espontáneo. Lo importante es “encontrar” pero no se sabe a quién ni de qué forma, de ahí su pequeñez.






La línea en la que se emite el mensaje demoledor “te tengo” determina el centro del poema, exactamente igual el número de líneas hacia arriba que hacia abajo, con la diferencia de que en la parte superior todo es apertura, posibilidad y acercamiento.

Cuando algo es considerado como “mío” comienza el descenso afectivo y la posesión acampa en los sentimientos destrozándolo todo.

A partir de la línea central comienza la devastación.  Cuando “ te tengo”… termino asfixiándote y el amor cada vez se aleja más.

Veamos.

Te encuentro…

 Te escucho…

Te hablo…

Te abrazo…

Te beso…

Te tengo…

Te aprieto…

Te atrapo…

Te absorbo…

Te asfixio…

¿Te quiero?





(Análisis de la ceremonia de Té
J. Bucay)