Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 13 de febrero de 2020

DE QUÉ ESTÁ HECHO EL AMOR


Nadie sabe de qué está hecho, a qué huele, cómo sabe, que color tiene o de qué forma dispone. Solamente tenemos sensaciones intensas y profundas de bienestar, de suavidad; de lo tierno, de lo dulce, del olor a hierba, a tierra mojada o pan recién hecho.



Ni siquiera todo lo que he dicho se asemeja a lo bueno del amor. Posiblemente, podamos definirlo por lo que no es y sus contrarios.

El amor no duele. Es gozo. No engaña. Es verdad. No controla.  Sabe que no hace falta. No desconfía. Es pura confianza. No es infiel. Es fidelidad a ultranza. No es desleal. Es lealtad a raudales. No es abusivo. Es expansivo. No es para mí. Es hacia ti.

Nos equivocamos cuando lo hacemos coincidir con el apego, con la toxicidad que exige, pero no da; la mano de que roza y te deja caer.

La palabra amor parece que conlleva un concepto muy grande, sin embargo, es muy sencilla y muy manejable. 

Cuando aludimos al amor llegan a nuestra cabeza sensaciones desagradables, también. Sufrimientos infinitos, dolores inconmensurables y un sinfín de malestares que nada tienen con lo dicho hasta ahora. En realidad, estos enredosos displaceres tienen mas que ver con la codependencia y la equivocación.

Hay mucho que rescatar del puro corazón del amor cuando existe. Porque como en una flor, las semillas están en su interior dispuestas a germinar en cualquier momento. Por mucho tiempo que pase, por muchas situaciones que acontezcan las almas inbuhídas en el amor se reconocerán disponibles sin lugar ni tiempo por siempre.

Recordemos, el amor no es para mí, es hacia ti y en ese dar, recibo lo mismo.

Nada hay mejor.

martes, 11 de febrero de 2020

LO MEJOR DE LO MEJOR

Lo que ya sabemos es vano removerlo. A veces uno cuando pierde, gana. Gana tranquilidad, serenidad y verdad. Gana silencios creativos, momentos sin amarguras y sobre todo, se gana uno a sí mismo.



Estamos apegados a los afectos; nos duele el aire que respira quien queremos si le hace daño y, cuando el cariño es real, luchamos hasta el infinito por lo que amamos. Sin embargo, la vida nos trae confusiones, luces que brillan sin brillo pero que nos han deslumbrado, mentiras viejas de las que hacemos dolores nuevos.
Cuando el cariño es auténtico no valen los engaños. Y no valen porque si fuésemos nosotros los que les llevásemos a cabo, se nos partiría el corazón y la cara se caería a pedazos.

A veces, nos enamoramos de la idea que la persona deja en nuestro cerebro de lo que es y de cómo es y sin comprobar la realidad, los sentimientos cabalgan alocados por lo que creemos cierto; de facto nos fundimos con quien sentimos tan amoroso.

La vida gira en torno a muchas circunstancias que solo hacen que recalquemos más nuestra personalidad básica. Uno es lo que es. No podemos forzar nada porque termina explotando la situación. Lo peor es permanecer mucho tiempo en una misma orilla cuando comprobamos que solamente hay arenas movedizas bajo los pies.

Nada pasa en vano. Por algo sucede todo. Solamente nos queda agradecer lo bueno y olvidar lo peor.

Tal vez, algún día. Seamos el mejor recuerdo que le sucedió a alguien. Lo mejor de su vida. Lo mejor de lo mejor.

domingo, 9 de febrero de 2020

LA FACILIDAD PARA CONFUNDIR



Hay personas muy hábiles en transformar las palabras y darles la vuelta; en aprovechar ocasiones y convertirlas en otras, en consumir el momento con la voracidad de quien cree que después no tendrá más y parecer que transita tranquilamente por las horas del día.

Es una especie de uso deslizante por la palabra que logran disponer a su favor, apenas sin darse cuenta.



Pase lo que pase, siempre ha sucedido de otro modo. Digan lo que digan, siempre han dicho otra cosa. Vivan lo que vivan, nunca vivieron lo que es.

Esa confusión en la que enredan a los demás, también, en ocasiones, les ata a ell@s, pero hasta eso mismo cambiarán y su mente creerá que todo les demuestra lo contrario.

Veamos este breve cuento


“…Un día de lluvia torrencial un vecino corría presuroso buscando cobijo, cuando un
hombre devoto le preguntó:
-¿Por qué corres?
-Corro para no mojarme -contestó.
-¿No sabes, desgraciado, que el agua de lluvia es una bendición divina? ¡Disfruta de ella! -le increpó el religioso.
Impresionado, el vecino comenzó a caminar despacio, calándose hasta los huesos.
Ocurrió que, otro día, el vecino vio al devoto corriendo bajo la lluvia.
-¿Has olvidado ya que la lluvia es una bendición del Señor? -preguntó irónico.
-Precisamente por eso corro a fin de no pisar esta bendita agua -respondió mientras se perdía calle abajo."