Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 27 de mayo de 2020

CUANDO CESE LA TORMENTA



Todos esperamos que deje de llover, aunque nos guste la lluvia y aunque estemos deseando oler a tierra mojada.

Lo que es un placer para algunos se convierte en una incomodidad para la mayoría, que sigue los avatares y aceleramientos de la vida normal perdiéndose el chisporroteo de las gotas sobre el asfalto o el discurrir de sus regueros de agua entre la hierba.





Nos pasa igualmente ahora. Sólo vemos maldades donde seguro que también hay buenas voluntades que no se ajustan al deseo del que desde una butaca, critica.

La vida nos da sorpresas y tan inesperada y rotundas que la llegada del caos es un imposible de detener.

A veces, esas sorpresas las vivimos como desgracias que solamente nos afectan en nuestro pequeño mundo; otras, afectan al mundo entero y el dolor y la rabia pasa de ser invisible a ser colectivo.

Ahora estamos en un momento donde sabemos que la mayoría sufre, a su manera, en su medida y con las condiciones buenas o malas que tengamos. Pero no nos damos cuenta de que hay mucha gente que sufre siempre.

Muchas personas que están inmersas en guerras aisladas y alejadas a nuestros ojos; gente que vive infiernos dentro de sus paredes en todos los niveles; seres humanos que atraviesan calvarios en soledad y en silencio.

Una persona muy cercana, me decía siempre: “lo peor no es la tormenta, sino la gotera”. Esta frase encierra una gran sabiduría.
La tormenta deja el ambiente fresco, nos acerca  a lo oscuro, al ruido, al relámpago. Nos aterra por segundos, nos instala en el poder de la naturaleza, por un breve tiempo, nos deja con la sensación de esperar la calma. Cuando ésta llega, nos sentimos geniales y esto significa, de nuevo, que nos hacemos con el control de lo que llamamos “normal”.

La gotera, que parece tan inocente, va horadando hasta el acero. Con el tiempo, esa pequeña gota abre un camino inexorable. Un hueco profundo, estrecho, oscuro e inescrutable. 

No temamos los grandes cambios. Posiblemente,  son las pequeñas modificaciones las que pueden tener repercusiones insospechadas.

Posiblemente, lo peor es creernos jueces que condenan, sea lo que sea y como sea, solo por el hecho de ver la tormenta y no considerar la gotera. 

Demos el valor que tiene cada momento. Estimemos el caos en su medida; grande o pequeña. Valoremos por encima de las situaciones y no pegando la nariz en el cristal.

Dejemos espacio. Posibilitemos que corra el aire.

…Y entonces, veremos qué pasa.

lunes, 25 de mayo de 2020

RECOMPENSA



Porque …

  EL SILENCIO


          Tiene su   RECOMPENSA.

Para, quédate en silencio, deja que pasen los pensamientos, las sensaciones, los viejos dolores, los nuevos temores…y simplemente espera con 

 Confianza.