Hay veces
que estamos mal y no sabemos por qué. O sí. De cualquier forma, la angustia
continua es una infinita fuente de desgaste. Un termómetro que nos sitúa el
nivel por encima de la marca roja continuamente. Y eso no es saludable.
Hay que
identificar la fuente del malestar. A veces no es evidente. Otras se oculta
debajo de persuasiones, autoengaños o simulaciones con las que no queremos ver
la verdad. Pero es necesario conocer qué es lo que nos daña, dónde está el
punto de ignición, en qué lugar se detiene el bienestar para convertirse en lo
contrario.
Por otra
parte, también hay que hacer el trabajo a la inversa. Localizar qué nos da
placer, dónde está lo que nos gusta, cómo se materializa aquello que nos lleva
al cielo. Y sea lo que sea y por pequeño que sea, gozarlo.
El malestar
sostenido, la angustia permanente, el sufrimiento continuo son el origen de la
enfermedad y lo son porque en cuerpo entra en un estado de desequilibrio que va
creciendo y va apartándole de su centro donde todo está bien.
En el lugar
en el que nuestro cuerpo es más débil, donde focalizamos la pena se asocia la mutabilidad.
La medicina
debería considerar seriamente las relaciones entre las emociones y las enfermedades,
entre el estado de stress y la alteración de la salud y por tanto, dar paso a
herramientas que se conviertan en auténticas medicinas.
La
meditación, la relajación, la vuelta al equilibrio del estado interior podría
recuperar lo dañado. La auto sanación es posible cuando el auto daño se
produce.
Necesitamos
calma. Necesitamos amor. Necesitamos estar bien con nosotros. Necesitamos
necesitar menos cada vez y reducir las expectativas. Cuanto menos esperemos de
los demás y de las situaciones, menos sufriremos y todo lo que llegue será un
regalo.
La
enfermedad comienza en el momento que se siente malestar emocional profundo y
si lo prolongamos en el tiempo, sin duda, terminará siendo un serio problema de
salud al que habrá que atacar con medicinas propias del ámbito de las
emociones.
La farmacia
del alma cura el cuerpo, seguro.