Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 7 de agosto de 2021

EN EL CORAZÓN DE LAS PALABRAS

 

EL SILENCIO QUE HABLA


Ni mil cañones apuntando

al centro de mi alma,

Ni las mareas encendidas

bajo el peso de la almohada,

ni las guerras ni los muertos,

ni las lágrimas derramadas.


 

Ni una orbe de demonios

Con sus armas levantadas,

Ni el frío hielo del eterno olvido

Con sus cuchillas afiladas,

Ni el doloroso fuego

Tragándose las ganas,

Ni tú mismo, ni nada,

Podrán quitar de mi memoria

Ni borrar de la piel dorada,

 Lo que imagino de tus besos

Haciendo de mi cuerpo, un mapa.

Ni la soledad de quien ama,

Ni las estrellas enramadas,

Ni los fuegos artificiales

De lo que parece bello

Y luego no es nada,

Ni el negro de la noche

Ni la luz del alba.

Nada, niño, nada

Podrá nunca, ser más fuerte

Que este silencio que habla,

 con una melodía eterna

que lo dice todo,

sin decir nada.

miércoles, 4 de agosto de 2021

LA BARCA VACÍA

 

Uno de los libros más interesantes y liberadores que he encontrado es el de Pema chödröm: “ Comienza donde estás”.

Está plagado de planteamientos directos sobre el sufrimiento, el odio, la ira, los celos y sobre todo el miedo. También de formas de acercarnos compasivamente a todo ello y, sobre todo, de cómo poder transformarlo, no sólo para nosotros, sino extenderlo al mundo, a los demás, a la prolongación de cada uno.

 “La primera enseñanza de Buda- dice en su página72-es la existencia irrefutable del sufrimiento…Las personas se dañan unas a otras: dañamos a otros y otros nos dañan. Saber esto es ver con claridad”.

Algo que nos puede resultar tan obvio no lo es tanto si el denominador común del sufrimiento lo ponemos siempre en las acciones con las que otros nos castigan. Vernos parte del problema ayuda a resolverlo.

Todos hemos sentido estados de soledad, enfado, o celos. Todos, ante ello, hemos actuado desde el punto de dolor autosufrido, por eso cuando te sientes solo, dices palabras crueles; cómo quieres que alguien te quiera, le insultas. Solo empiezas a ponerte en el lugar del otro cuando tú has estado allí. 


 

La compasión no ocurre porque seas mejor que él, sino porque como humano compartimos los mismos estados. Cuanto más conoces los tuyos, más entiendes los de los demás.

Hay una historia Zen que permite comprender que incluso a veces, sin que nadie provoque esos estados en mí, los siento de igual modo.

…”Un atardecer, un hombre disfruta navegando con su barca por el río. Y ve otra barca que baja por el río y se dirige a él. Al principio le parece muy hermoso que alguien más vaya a disfrutar del río en una hermosa noche de verano. Después se da cuenta de que la barca va directamente hacia él, cada vez más rápido.

Empieza a sentirse molesto y  a gritar: ¡Oye ten cuidado, gira la barca!...pero la barca sigue yendo hacia él cada vez más deprisa. A estas alturas él ya está de pie en la barca, gritando y agitando su puño. Y en ese momento la barca golpea directamente en la suya.

Y ve que está vacía.”

Muchas barcas vacías son situaciones vitales no dirigidas por nadie, pero nosotros necesitamos encontrar culpables. Trasladar la responsabilidad y escupir nuestro veneno contra los fantasmas de nuestra mente.

La barca vacía puede ser un punto de inflexión; un buen momento para practicar la apertura de nuestra mente para eliminar el miedo sin dirigirlo hacia nadie.

Las situaciones, las sorpresas, buenas o malas, siempre son maestros si sabemos liberarnos de la resistencia y el temor de que nada descoloque nuestra vida; una vida que está inmersa en el devenir de la existencia cuyo esencia es el movimiento y el cambio.

Si entendemos esto…ya estamos en el punto de partida hacia la mejor forma de tratarnos a nosotros mismos  y por extensión al resto de los humanos que viven a nuestro alrededor y al mundo entero.

 

 

lunes, 2 de agosto de 2021

PACTO ENTRE ALMAS

“Nada de lo que aquí sucede es por casualidad. Las personas importantes de tu vida, aquellas con las que has establecido lazos sólidos, familiares, amorosos, amistosos…no han sido casuales, si siquiera su causa se explica desde los parámetros terrenales.

Se establecen pactos entre almas antes de nacer; antes de emprender, de nuevo, el maravillosos viaje por la vida que nos permitirá experimentar de nuevo aquellas quiebras de nuestra conciencia que aún suponen una piedra en el camino con la que tropezamos muchas veces.”

Este es el resumen de una charla conferencia que escuché ayer. No por primera vez me llegaba esta información. Tampoco por primera vez, resuena en mis adentros y me parece conectar con ella.

Es una especie de explicación en la que todo encaja sin dejar de lado el libre albedrío; la posibilidad de avanzar en nuestros “sanskares” (en Hindi) que podría traducirse como hábitos arraigados, atemporales, en el pensamiento y la conducta, que de alguna forma, frenan nuestra evolución. Y que de no resolverse nos vemos abocados a repetirlos.


 

Nuestra vida está enlaza con la de aquellos que impactan en nuestro corazón. Hemos pactado con esas almas nuestra relación en la experiencia corporal y lo hemos hecho, a favor siempre de una mejor evolución para ella, conlleve esto lo que tenga que ser.

Si yo pierdo a alguien, no es por nada ni para nada. Tengo que aprender de ese dolor, tengo que descubrir que puedo mejorar a partir de esa experiencia, tengo que acercarme suavemente a lo que me quiere decir. Por otra parte, lo que me sucede con los demás no sólo es para mí, sino también para ellos.

Todos somos piezas de un mecano perfectamente construido y lo que cada uno hace repercute en su entorno humano y físico. Nuestras acciones y sus consecuencias no son algo aislado que me pasa solo a mí. Por eso, mi mejora puede ser la tuya. La tuya puede influir en la mía. Y en el todo.

Hemos encarnado muchas veces, y según estas explicaciones, lo hacemos por grupos de almas. Las personas que están o han estado en tu vida ya lo han estado en otras. Con distinto papel. En posiciones diferentes. Resolviendo pasajes que quedaron inconclusos o desequilibrados en otras vivencias.

Debemos separarnos un poco más de la contingencia de las situaciones y las cosas. No pegarnos tanto a nada puesto que nada es nuestro, ni siquiera el cuerpo al que también tendremos que dejar un día.

Todo es un vehículo de experiencia. Si logramos separarnos un poco del ego veremos que nada es tan importante, que solamente nos está dando la oportunidad de ser mejores.