Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 21 de febrero de 2024

ANTES DE TODO


 Antes de todo, estaba tu mirada,

Cuando aún no había nacido

Esta luna llena enamorada,

ni tus ojos de miel perdidos,

ni las notas de tu guitarra.

 

Antes de todo, antes de nada,

Estabas tú y ella 

en una estrella varada,

En el azul del firmamento,

En los confines de la granada.





 

Antes de todo, antes de la palabra,

Callados estaban los bellos trinos,

En tiernas y dulces ramas,

De árboles y palmeras

Que la tierra bordeaban

 

Antes de todo, antes de desposarla,

Planeaban los hados del destino,

Que en la vida yo entrara,

Con mi sonrisa de perla nácar,

en su vida para alegrarla.

 

Antes de todo, antes de nada,

Sabían los faunos y las hadas,

Que estarías esperándome,

Al final del triste camino 

Que la historia me deparaba.

 

 

Antes de todo, ya te esperaba.

Antes de nada, ya merecía

Los miles de mundos

Que aquí nacían

Para ser amada.

domingo, 18 de febrero de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE...

La hoja de la puerta estaba entreabierta incitándome a pasar. El mismo olor a húmedo, la misma falta de luz, el mismo sonido vago de una radio en el fondo; la sensación reiterada de entrar en la antesala del infierno…

_____________

 



 

         Pasé como si volviese a retroceder en el tiempo. Mi hermano era mucho más mayor que yo. Pudiera ser mi padre por edad. Era hijo de otra mujer. Mi madre se había ocupado de los negocios de la familia, con tanta dedicación, que apenas pudimos disfrutar de ella como tal. Mi corta edad no me permitió conocer cuáles eran éstos ya que pronto me trasladaron a un rígido internado inglés donde, a penas instalada, olvidé cómo eran las sonrisas.

 

         Acababa de morir mi padre. Mi hermano no me había llamado para el funeral, sino que lo comunicó, un mes más tarde, a través de una llamada al colegio en la que ni siquiera pude hablar con él.

 

         Estaba nerviosa. Solamente aquel ruido ponzoñoso de la radio, emitiendo con interferencias, alteraba el silencio vacío de aquel momento. Me acerqué muy despacio a la habitación desde la que procedía el singular y molesto sonido. Miré, temerosa, pegada al marco de la puerta del salón. Allí estaba él, con la mirada perdida mirando al techo y sus piernas descolgadas, desde el borde del sillón, arrastrándose sinuosas por la tarima. No me vio. Tampoco sabía si ni siquiera podía ver. Advertí que apretaba algo en la mano derecha mientras en la izquierda sostenía débilmente, un reloj de bolsillo. 

 

Estaba dispuesta a entrar para acercarme y que me viese de cerca, pero me di cuenta de que no estábamos solos. Una sombra de mujer pasó rauda detrás de la cristalera que abría paso a la luz, proveniente del jardín, a través de los colores de las vidrieras que incluían las iniciales de mis padres presidiendo la estancia.

 

         Retrocedí sobre mis pasos preocupada por la inmovilidad de mi hermano y por el temor de que aquella misteriosa mujer estuviese acompañada para borrar las huellas de lo que parecía un crimen…