Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 31 de enero de 2020

¿NECESITAS HABLAR MUCHO?

El silencio es la ausencia de ruido, pero no solamente ruido sonoro externo, sino principalmente ruido interior, parloteo mental o exceso de actividad.

El ruido lleva a la tensión; el silencio a la calma.





Las personas que necesitan hablar mucho tienen un gran ruido interior y creen que se acalla con los gritos, las voces externas en las que se apoya. Pero cuando está sola, esa persona no abandona la actitud de alteración interna y continua con soliloquios y conversaciones con su ego en tono aún más incendiario que las palabras que lanza al exterior.


         Para alcanzar la capacidad de observar hay que parar y estar en silencio. Una vez que el silencio deja espacio a los ojos del alma podemos mirar desde fuera las situaciones, pero no para quedarnos parados, sino para actuar en consecuencia; una actuación que no debe desviarnos nunca de nuestra paz, si lo hace estamos en el camino equivocado. Vuelve a la casilla de inicio y comienza la jugada de nuevo. El éxito será tuyo y de tu interior en calma.

        
         Se puede comunicar desde la paz o se puede invadir con la palabra desde la necesidad de contar con intensidad. Hay que rebajar la emoción. Hacerla más sencilla. Caminar por ella más despacio y todo volverá a estar en el orden sereno en el que participamos desde siempre.

miércoles, 29 de enero de 2020

EL MENSAJE DE LOS CONTRATIEMPOS



Hay momentos en la vida en la que las desgracias se suceden; en los cuales las circunstancias parecen apretarnos hasta casi asfixiar y en los que debemos parar a escuchar el mensaje que tan bruscamente vienen a presentarnos.



Casi siempre, estos mensajes ya han sido dados por la vida muchas veces sin que hayamos hecho caso. Les hemos obviado porque estamos apegados a lo conocido, a las rutinas, a lo malo de lo peor sin hacer nada. Por ello, esta escuela de enseñanza directa y pragmática, nos sacude con problemas mayores y, por fin, consigue que abramos los ojos y nos pongamos a “entender”.

Las mismas enfermedades son avisos, señales de lo que no va bien, de lo que no es bueno para nosotros o de aquello que nos está haciendo mal. Nos aferramos al famoso” Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer” y eso nos perjudica siempre.

Nada pasa porque sí. Todo sucede para un mayor y mejor posicionamiento nuestro. Si sabemos escuchar, si sabemos captar el mensaje positivo que hay en lo negativo podremos liberarnos de las cadenas que nos atan a lo que consideramos “ mío”. Esa pequeña y cortita palabra nos deja pegados al sufrimiento de lo que podemos perder y que creemos nuestro, pero en realidad nada nos pertenece, nada es para siempre, nada dura eternamente.

Cuanto más aprendamos a soltar, mucho más rápido lograremos liberarnos de las cerraduras de la mente dando libertad al alma.

En definitiva, cuando abandonamos este mundo lo soltamos todo, hasta el cuerpo.

Detente ante lo que quiere decirte la vida cuando algo va mal.
Recoge el mensaje. 

Para, con el fin de  comprenderlo en toda su amplitud.
Actúa en consecuencia.

Nada de lo que nos sucede nos llevará a un punto peor. Estamos diseñados para alcanzar la mejor versión de lo que vinimos a ser.

Escucha a tu cuerpo. Obsérvate. Mírate a los ojos en la profundidad de la imagen de un espejo. Entiende que la vida es sencilla y que está de tu parte.

No lo compliques tú.