Me
pregunto qué es mejor: ¿saber una verdad dolorosa o ser feliz con una mentira
piadosa?. Todos pensaremos ahora que es mejor lo primero.
Tal
vez, a veces, en ocasiones, en momentos…para siempre… es una palabra muy
grande. Es la que evoca la muerte. La losa tras la que nada sucede ya. Ni
siquiera malo. Por eso os dejo este poema de J. Bucay en el que reclama una
chispa de esperanza en el silencio.
Muchas
veces es mejor matar la esperanza, pero qué queda después. Tal vez, renovar,
sustituir, restablecer, recolocar, desaprender, desdibujar, remodelar,
reinventar, recrear…
Os
dejo que lo penséis.
“Y
si es cierto que has dejado de quererme
yo te pido,
por favor,
¡no me lo digas!
Necesito hoy
y todavía
navegar
inocente en tus mentiras...
Dormiré sonriendo
y muy tranquilo.
Me despertare
muy temprano por la mañana.
Y volveré a hacerme a la mar,
te lo prometo...
Pero esta vez,
sin atisbo de protesta o resistencia,
naufragare por voluntad y sin reservas
en la profunda inmensidad de tu abandono...”
yo te pido,
por favor,
¡no me lo digas!
Necesito hoy
y todavía
navegar
inocente en tus mentiras...
Dormiré sonriendo
y muy tranquilo.
Me despertare
muy temprano por la mañana.
Y volveré a hacerme a la mar,
te lo prometo...
Pero esta vez,
sin atisbo de protesta o resistencia,
naufragare por voluntad y sin reservas
en la profunda inmensidad de tu abandono...”