Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 23 de octubre de 2020

¿ DÓNDE PONES TU PODER?

Cuando algo tiene poder sobre nosotros es porque se lo hemos concedido.

En algún momento, hemos puesto la llave de nuestro control en las manos de otro u otra cosa y eso es lo que sella su poder.

Cuando sucede con la infelicidad, el miedo o la tristeza que llega  por una causa externa, debemos mirarlo de frente y hacer preguntas. Es la manera de soltarlo y de que regrese a nosotros el poder que creemos perdido.


 

Veamos este ejemplo, muy ilustrativo.

…” Había una vez una joven guerrera. Su profesora le dijo que tenía que luchar con el miedo, pero ella no quería hacerlo. Le parecía algo demasiado agresivo, temerario; le parecía poco amistoso.  Pero la profesora insistió y le dio instrucciones para su batalla., Llegado el día, la estudiante estaba de pie a un lado y el miedo estaba a otro lado.

La guerrera se sentía muy pequeña y el miedo parecía muy grande e iracundo. Ambos tenían asidas sus armas.

La joven guerrera se levantó, fue hacia el miedo, se postró tres veces ante él y le preguntó:

.-“ me das permiso para entrar en esta batalla contigo?”. El miedo dijo:

.- “Gracias por mostrar tanto respeto al pedirme permiso”. La joven guerrera volvió a preguntar:

.-“Cómo puedo derrotarte?”. Y el miedo replicó:

.-“Mis armas son que hablo muy rápido y me sitúo muy cerca de tu cara. Entonces te pones nerviosa y haces lo que te digo. Si no hicieses lo que te digo, no tendría ningún poder. Puedes escucharme y puedes respetarme, puedo, incluso, convencerte con mis argumentos; pero si no haces lo que te digo, no tengo poder”.

(Libro: Cuando todo se derrumba. Pema Chödrön. Pág. 56)

Magnífico mensaje.

 

jueves, 22 de octubre de 2020

LA IMPORTANCIA DE CONOCERTE

Lo que eres y lo que no nunca depende de lo que te digan los demás. Eres tú y eso solamente lo sabes si preguntas dentro. Si te observas y te vas conociendo. Si no te confundes con lo que te identificas. No eres tu rol. No eres el personaje. Eres la persona. No eres alto, bajo, grueso o delgado. No eres Juan o Pedro; María o Pilar.  

También eres todo eso en lo que coincidas, pero no eso.

Eres más, mucho más.

Dedícate tiempo. Escúchate. Elimina el ruido de fuera. Quédate a solas contigo y hazte preguntas. Espera las respuestas. Si solamente hay silencio eso también es respuesta.

Espera. Las señales llegan solamente debes querer recibirlas.

Te dejo este breve cuento alusivo a ello.

 


 

 

…” Había una vez en un lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un jardín esplendoroso con árboles de todo tipo: manzanos, perales, naranjos, grandes rosales, ... Todo era alegría en el jardín y todos estaban muy satisfechos y felices. Excepto un árbol que se sentía profundamente triste. Tenía un problema: no daba frutos.

-No sé quién soy... -se lamentaba-.

-Te falta concentración... -le decía el manzano- Si realmente lo intentas podrás dar unas manzanas buenísimas... ¿Ves qué fácil es? Mira mis ramas...

-No le escuches. -exigía el rosal- Es más fácil dar rosas. ¡¡Mira qué bonitas son!!

Desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no conseguía ser como los demás, cada vez se sentía más frustrado.

 

Un día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves. Al ver la desesperación del árbol exclamó:

-No te preocupes. Tu problema no es tan grave... Tu problema es el mismo que el de muchísimos seres sobre la Tierra. No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo tal como eres. Para conseguir esto, escucha tu voz interior...

¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... -se preguntaba el árbol angustiado y desesperado-. Después de un tiempo de desconcierto y confusión se puso a meditar sobre estos conceptos.

 


Finalmente, un día llego a comprender. Cerró los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior susurrándole:

"Tú nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada
primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble. Tu destino es crecer grande y majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje. Esto es quién eres. ¡Sé quién eres!, ¡sé quién eres!"

 

Poco a poco el árbol se fue sintiendo cada vez más fuerte y seguro de sí mismo. Se dispuso a ser lo que en el fondo era. Pronto ocupó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Solo entonces el jardín fue completamente feliz.

Cada cual celebrándose a sí mismo.

 

 

martes, 20 de octubre de 2020

LA HOJA DE RUTA DE CADA UNO


Nunca me han gustado las personas inflexibles. Me he educado en la tolerancia y el respeto por el “otro”. Me ensañaron que la lealtad era un valor insustituible y que la bondad era la puerta de la compasión y el entendimiento.

          He creído siempre “a priori” que el de enfrente no va a ir contra mi, sin más. Que la gente tiene una semilla de bondad en su alma y que los errores que cometemos se deben a la ignorancia y al desconocimiento de quienes somos en realidad.

 


 

          Hay mucha gente apegada a lo material, a la vida en el exterior, a los chismorreos sobre los demás, a opinar sin tener en cuenta a nada ni a nadie.

Hay mucha gente apegada al placer huyendo de cualquier dolor por pequeño que sea; mucha intentando tragarse de golpe la felicidad aún a costa de otros.

          Siempre quiero seguir pensando que lo mejor habita en todos, aunque los comportamientos digan lo contario.

          Quiero pensar que aquellos que arrasan en beneficio propio lo hacen por absoluta ignorancia del daño que causan o en una perpetua ceguera de lo que de verdad hay en su corazón sellado bajo capas y capas de sedimentos de silencio y dolor que arrastran de lejos.

          Pensar que somos “victimas” de “victimas” y que en realidad, cada uno de nosotros que sigue sus instintos más que el corazón es porque lo confunde o porque lo desconoce.

          A pesar de todas mis vivencias de lo malo, de lo peor, de traiciones y deslealtades, de mentiras y astucias que me ha tocado vivir, me declaro, hoy más que nunca, defensora de la honestidad, de la claridad, de lo leal y lo limpio con los que muchos, aportan al mundo gotas de pensamientos puros y buenos deseos. Con los que tantos suman y no restan. Con esa gran mayoría que hacen que sigamos teniendo fe en el ser humano y su gran potencial para la bondad.

          El resto, aquellos alejados de estos valores, solamente están dormidos, ciegos o perdidos.

          Tal vez despierten algún día. Tal vez no. Pero cada alma tiene su evolución, su hoja de ruta y sus vivencias que experimentar.

Por eso, todo es perfecto para cada cual. Así como está la vida en cada momento. Sin más.