Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 29 de septiembre de 2021

LA IMPORTANCIA DE LO PEQUEÑO

 

Cuando todo parece derrumbarse, lo pequeño resulta inmenso. Entonces, recuerdas cuando la vida te sonreía y lo importante se perdía en el camino del disfrute.

En realidad, llegas a pensar que lo que te engrandece no es la felicidad, si no los momentos que te ponen a prueba. Esos que temes desde siempre y un día llegan. Los que acumulan tus miedos y de pronto salen todos juntos para rodearte.

Cuando todo parece derrumbarse, una de las cosas más bonitas es escuchar una voz. La que necesitas, la más amiga, la más querida, la más amorosa. Solamente el timbre de voz de esa persona que relaja tu corazón, es suficiente para hacerte sentir bien. Y ese pequeño detalle se convierte en todo un mundo. En ese momento, abrazarías a esa persona y estarías demostrándole tu agradecimiento durante una eternidad.


 

Lo pequeño se hace grande cuando todo falta. Lo grande se hace excesivo cuando no es lo más importante que sucede.

Por eso, deberíamos apreciar la sutileza de lo simple. La bondad de lo pequeño, lo lento, lo suave, lo tenue…

A veces, ser muy intenso es un castigo. Una condena a la que se somete los sentidos que se devora a sí misma. Un “no estar nunca conforme” y “siempre querer más” que nos desgasta y anula.

Me quedo con la escucha de esa voz que abre puertas y ventanas, que deja pasar el aire fresco sobre la cara y que acuna el corazón entre arrullos y caricias blanditas que consiguen que las penas se alejen definitivamente. O al menos, eso nos parece.

 

 

domingo, 26 de septiembre de 2021

EN EL CORAZÓN DE LAS PALABRAS

 

RECORDANDO LEJOS

Y llegar a ti desde lo lejos,

Y ahogar la pena en tu reflejo,

cambiar de rostro,

y aún siendo otro,

verte de nuevo.

Tener frío y esconderme dentro,

Salir el sol y estar en un beso

O en el fondo de tu tiempo

O en el ardor de tus deseos.


 

Y sentir el aire de nuevo,

En lo tibio de mi rostro,

O en mi boca ardiendo.

Querer decir y silenciarlo luego

Estar aquí e ir corriendo,

Hasta el borde de tu recuerdo

para encontrarme el abismo,

Con la sima del infierno.

Y recordar que todo fue un juego,

Sin reglas, ni condiciones,

Sin promesas, ni alientos

Que no hubo mañana

Que todo palideció de miedo.

Que el hijo que no tuvimos

Ya está creciendo.

Que miro atrás…

 y ya, no te veo.