Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 11 de mayo de 2013

EL SECRETO PARA RESISTIR LA VIDA



         La felicidad no es una cuestión de tener más, sino de estar mejor. Se trata de la actitud que adoptemos ante lo que nos sucede, de la aceptación de lo que nos ocurre y de si tenemos o no, en nuestro pensamiento, aspiraciones, metas o ilusiones por las que desear un futuro y proyectarnos en él.
         Hay una pregunta que debemos hacernos siempre cuando estemos en una situación desesperanzada:..¿Y cuándo salga de esto…que es lo primero que haré?. En ese momento nos responderemos desde las expectativas guardadas en el último rincón del alma y con las ilusiones que creíamos perdidas sin remedio. Ellas estarán al unísono tirando de nosotros para recordarnos que aún tenemos algo por lo que vivir, alguien a quién recordar o situaciones por las que seguir.
         Las metas dan a nuestra vida un propósito y un significado. Sin propósito, los días terminan en la desintegración del alma.
         Nos podemos preguntar por qué tanta gente pierde la salud después de jubilarse. La respuesta es que en ese momento, muchas personas, colocan en su calendario la fecha para hacerse “viejas”.
         La felicidad no se alcanza con la autocomplacencia, sino mediante la fidelidad a un propósito que valga la pena. El requerimiento más esencial del alma humana es la necesidad de que nuestra vida tenga un sentido, y ese sentido nos lo dan las metas. Si con las metas sabemos dónde vamos y lo qué queremos, seguro que también lograremos la recompensa que merecemos. Sin ellas la vida tiene muy poco significado y tendemos  a vivirla aburridamente. En general la gente se siente motivada tan solo por dos cosas, el dolor y el placer. Las metas hacen que la mente se centre en el placer, mientras que la ausencia de metas hace que la vida se enfoque en evitar el dolor. Las metas pueden incluso hacer más soportable el dolor.
         Uno de los secretos que nos permiten sobrevivir en las peores épocas de nuestras vidas es el mismo que sirve para vivir intensamente la vida en los tiempos mejores.
         Comencemos a pensar la meta que está más próxima en nuestra intención y trabajemos desde ahora por ella. Nos aseguraremos la felicidad siguiéndonos los pasos como una sombra pegada siempre a nuestra piel.

jueves, 9 de mayo de 2013

MALAS COSTUMBRES



Creer que uno ama demasiado puede convertirse en una mala costumbre. Cuando necesitamos estar pendientes del otro en todos los momentos y precisamos su atención recíproca llegamos a un estado de codependencia muy dañino.
         La sensación de angustia surge cuando nuestras expectativas van por delante de la razón y juzgamos y condenamos al otro por no cumplir con lo que esperamos de él.
         Si analizamos el problema llegamos a la conclusión de que realmente somos nosotros los que fallamos. Nadie puede estar a una altura cuyo listón colocamos a nuestro antojo. Cada uno es como es y de esa aceptación surge la seguridad de saber cómo estamos, en dónde y por qué.
         No podemos a hacer a los demás a imagen y semejanza nuestra. Ni podemos pedir que sean una copia idéntica al modelo ideal que está en nuestra mente. Porque poco a poco se instala, en nuestra exigencia, un pensamiento mágico e ideal que se va a alejando de la realidad y cuanto más lejos quede de ella, más rechazo experimentamos con lo que está a nuestro lado.
         Es difícil ir para atrás, sobre todo cuando hemos comenzado a soltar el hilo a nuestra cometa mental y nos hemos creído dueños de los sueños que depositamos en los demás. Lo malo no es soñar. Lo peor es querer modelar los sueños a nuestro antojo e involucrar a otra gente en ellos.
         En los momentos en los que choca lo que esperamos con lo que tenemos es cuando surge la rabia de pensar que estamos perdiendo lo que un día tuvimos y que poco a poco se cimentan los muros que más tarde nos separarán. Sin embargo, hay que pararse y reflexionar. Someter nuestra conducta a una revisión seria y aprender de los errores.
         Cada uno es libre para actuar como crea conveniente y no atendiendo a lo que esperamos de él. Cada cual sabe por qué hace o deja de hacer esta o aquella cosa. Y hemos de aceptarlo así porque de otro modo viviremos eternamente con la pretensión de tener junto a nosotros alguien que no es quien esperamos y esa continua insatisfacción cobrará muy pronto su precio.
         Nada hay más bello que la libertad. El aprendizaje que hay que realizar está ligado al profundo respeto que hay que conceder a este inconmensurable poder.
         Por el bien nuestro y por el de los demás.

miércoles, 8 de mayo de 2013

APRENDER A ELEGIR



Es importante que aprendamos a distinguir y elegir el camino más fructífero para crear las mejores condiciones para avanzar y crecer en nuestra vida. 

...Si, en el momento de tomar una decisión, no queda obvia la mejor opción, hazte una serie de preguntas. Si todas las posibilidades parecen buenas, pregúntate “¿Cuál de ellas me aportaría mayor alegría? ¿Cuál me seduce como algo que me encantaría hacer?” Elige la opción que más alegre te parezca. Incluso si el camino de la alegría no es, aparentemente, el que más dinero pudiera aportarte, a la larga será mucho más beneficioso que la opción menos agradable. No hagas tu elec­ción según la cantidad de dinero implícita; el camino de tu corazón te aportará, siempre, mayor abundancia.
Si todas las opciones te parecen alegres, pregúntate “¿Cuál es la más sensata y la más práctica para mí?” Tu camino superior tiene sentido práctico. Si, aún así, las opciones parecen iguales, pregunta “¿Cuál de ellas puede hacerla mayor contribu­ción a la humanidad o brindarme la mejor oportunidad de ayudar a los demás?” Si todavía tus opciones te parecen iguales, piensa en las cualidades superiores que quieres introducir en tu vida: bienestar, amor y vitalidad. ¿Qué opción te permitiría expresarlas más plenamente?
Sería mejor no crear situaciones en las que tengas que tomar decisiones inmediatas sin tiempo para pensar en profun­didad. Si una situación así llegara a producirse, imagínate que tienes una opción en la mano derecha y la otra en la izquierda. Pide que se levante la mano con la elección más adecuada.
Sanaya Roman y Duane Packer     

VIAJAR Y SOÑAR



Los viajes son los libros de aventuras más excitantes. Por sencillo, cercano y simple que parezca una salida siempre aporta algo nuevo o al menos nos evita la rutina y nos acerca a otras gentes y a otros modos de entender la vida.
         Ayer, mis alumnas y yo, hemos ido a ver el mar. Nos hemos dado un respiro entre el repetido ritmo diario. Hemos ido en busca de un día distinto.
Entre nosotras hay muchos dolores distintos. Muchas expectativas diferentes y sobre todo, una manera  desigual de ver el mundo. Esa es la riqueza que compartimos y de la cual hacemos nuestra plataforma para avanzar juntas.
Los motivos que cada uno tuvo ayer para desplazarse hasta la costa fueron muy diversos. Posiblemente yo, que puedo contemplarlos a todos desde otro ángulo, me doy cuenta de que muchos buscan evadirse del plan diario de la vida normal, otros encontrar novedades para concederse un capricho, otros olvidar por unas horas viejos dolores que se resisten a marchar… Todos y cada uno vivimos nuestra particular forma de encontrarnos en un paisaje y unas horas diferentes.
Lo mejor de viajar es dejarnos llevar por las sensaciones, vaciar la mente y comenzar a llenarla con lo que los ojos ven y el alma aprecia. Los viajes nos enseñan más que cualquier experiencia. Hay que estar dispuesto a que nos seduzca el paisaje, a que nos enamore la gastronomía, a que llegue hasta nosotros el diferente modo de ser y estar de las gentes que conoceremos y en definitiva, de disfrutar de cualquier situación que nos haga distanciarnos de lo que dejamos en casa y no nos gusta.
Viajar no es huir. Es encontrar. Se trata de abrir los ojos para mirar de otra forma lo diferente. Siempre habrá algo que desconozcamos, que sea distinto, que no sea cotidiano…algo que nos salude esperando encontrar una mano amiga que le devuelva la cortesía.
Démonos un viaje siempre que estemos tristes, dejados o aburridos  de nosotros mismos. Seguro que encontraremos aquello que nos arranque una sonrisa y esponje nuestra alma.
Y si no podemos viajar a cierta distancia, hagámoslo  dando un paseo fuera de nuestras cuatro paredes y si ni siquiera podemos hacerlo así, cerremos los ojos y volemos lejos…muy lejos…posiblemente soñar sea otra forma de viajar aún más rápida y rica.

lunes, 6 de mayo de 2013

VALENTÍA ANTE LA VERDAD



Comenzamos el lunes con un breve cuento que nos recuerda el valor que hemos de tener para enfrentar la verdad. En ocasiones es más cómodo autoengañarse. Nos mantenemos en un estado de conveniencia paciente que a pesar de que nos mina por dentro, nos da la seguridad que creemos necesaria para continuar.
         La verdad puede llegar a ser dura, terrible y descarnada, sin embargo siempre es mejor que la trémula y blanda mentira recostada en un rincón del alma, absolutamente decidida a quedarse con nosotros hasta que nos devore por completo.

Veamos…

“Érase una vez un hombre que buscaba la verdad.

Un buen día llegó a un lugar en donde ardía una innumerable cantidad de velas de aceite.

Éstas se encontraban cuidadas por un anciano que, ante la curiosidad de este individuo respondió que ése era el lugar de la verdad absoluta.

Aquél le preguntó qué significaban sus palabras, a lo cual respondió que cada vela reflejaba la vida de cada individuo sobre la tierra: a medida que se consume el aceite, menos tiempo de vida le queda.

El hombre le preguntó si le podía indicar cuál era la de él

Al descubrir que la llama estaba flaqueando, a punto de extinguirse, aprovechó un instante de distracción del anciano y tomó la vela de al lado para verter un poco de aceite de ésta en la suya.

Cuando estuvo a punto de alzar la vela, su mano fue detenida por la del anciano diciendo: -"creí que buscabas la verdad"...

Reflexión
A veces en la búsqueda de la verdad, cuando creemos encontrarla nos resulta tan difícil asumirla que la negamos...

Sucede en la vida, ante traiciones, engaños, infidelidades.

Vamos buscando la verdad para confirmar nuestras sospechas y al descubrirla nos sentimos débiles para asumirla, ya que a veces la verdad es tan dolorosa que nos deja paralizados o nos sentimos morir al enfrentarla...

Optamos por negarla, o tomamos la parte que más nos beneficia y dejamos la que más nos perjudica...

Descubrir la verdad puede ser terrible, pero es mucho más doloroso convivir con la mentira...”