Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 8 de octubre de 2019

¿TE GUSTA QUE TE CUIDEN?



Hay personas que no valoran esta actitud, porque fueron muy poco cuidadas y de cuando probablemente lo fueron no pueden acordarse.

Hay personas que rechazan el cuidado, por desconocimiento, por ausencia de él; tanto que les pone nervios@s que se les cuide.
Parece una controversia que la más dulce de las sensaciones sea que alguien se acuerde de ti, te cuide, se preocupe o seas una parte importante de su vida y por otra parte, haya personas que se sientan incómodas con todo ello.



La parte más definitoria de una persona es su niñez. De esos cimientos depende el adulto que luego se presente en la vida.
Siempre he mantenido que si tuviese alguna responsabilidad o algún poder en la política educativa, sería esta etapa de la formación la que mimaría especialmente. A la par, que durante este período también, implantaría una escuela de padres para que lo esencial del proceso educativo fuese interconexionado.

Con todo ello, no quiero decir que cuidar a otra persona sea agobiarla, no dejar que crezca sin nuestra sombra, ni cortar sus alas.

Detalles, gestos, cercanías invisibles, palabras tiernas en momentos justos, complicidades infinitas, rincones especiales, aromas compartidos, silencios llenos de mensajes…y muchas pinceladas más podríamos dar a la actitud de “cuidado” hacia el otro.

Por eso, la madre nunca se olvida porque ella nos cuida o nos cuidó incondicionalmente de una forma imposible de imitar.
Sentirnos objeto de cuidado de una persona de valor para nosotros es el mejor regalo que pueden hacernos. Eso sí, si en esa persona está la semilla que se precisa para que crezca la admiración por la ternura.

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