Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 2 de agosto de 2020

EL VALOR DE COMPRENDER

Hay cosas que no hace falta explicar y otras que ni siquiera conviene porque es uno mismo quién debe llegar a la conclusión de aprendizaje de cada situación vivida.

Nada pasa por que sí. Todo encaja, al final, en el puzzle de nuestra vida. Debemos aprender a mirar y no solo ver. Hay que esforzarse por ir más allá de las apariencias y descubrir qué sentido tuvo aquello que sucedió y que nos sucede a cada instante.

Nadie lo puede hacer por nosotros porque la vida no es lo que sucede, sino cómo interpretamos dentro de cada uno lo que ha pasado. La realidad siempre es objetiva y neutra. Somos nosotros quienes le añadimos significados, dolores, sufrimientos o placeres y deleites.



El Karma también es neutro. Acción, reacción. Cada acto trae sus consecuencias; resultados que vuelven a nosotros quizás no ahora mismo. Tal vez, pase mucho tiempo, pero lo que es seguro es que nos será devuelto. El bien o el mal. El dolor o el amor.

Os dejo un breve cuento al respecto.

Sólo tú mismo eres responsable de lo que eliges a cada paso. Y nadie puede aliviar tu pena o aumentar tu gozo por ti. Nadie puede ni tiene que explicarte nada. En tu corazón todo está explicado sin más.

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“El Maestro sufí contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma...

 

- Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado...

- Pido perdón por eso. – Se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico melocotón.

- Gracias maestro.- respondió halagado el discípulo

- Quisiera, para agasajarte, pelarte tu melocotón yo mismo. ¿Me permites?

- Sí. Muchas gracias – dijo el discípulo.

- ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano un cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?...

- Me encantaría... Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro...

- No es un abuso si yo te lo ofrezco. Solo deseo complacerte...

- Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...

- No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó, sorprendido el discípulo.

 

El maestro hizo una pausa y dijo:

- Si yo les explicara el sentido de cada cuento... sería como darles a comer una fruta masticada.”

(J. Bucay)

 

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