Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 30 de abril de 2018

LO SENCILLO DE LA FELICIDAD



Lo sencillo no se valora y en ello está la felicidad; esa suave felicidad de todos los días, la que llevamos puesta y solamente notamos si la perdemos.

Agradecer cada instante, lo que nos traiga y las posibilidades que nos da simplemente que todo funciones bien en nuestro cuerpo, es ya la felicidad en sí misma. Si a ello añadimos las pequeñas cosas buenas que nos suceden y las grandes, que a veces,  se nos escapan a la percepción entonces estaremos convencidos de que ya somos felices.




Comparto este breve cuento
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El mago, el Zapatero y la Sandalia

Un día de caminata de un lugar a otro, a un mago se le estropearon las sandalias, y se dirigió a un zapatero. Éste empezó a hablar con él, y toda su conversación estaba dirigida a quejarse del dinero que no tenía, de las necesidades económicas por las que estaba atravesando, de lo pobre y miserable de su vida...

El mago le escuchó atento, hasta que el hombre terminó la labor, se levantó y procedió a agradecerle y ya se retiraba, cuando el zapatero lo llamó y le dijo:

"¿Oiga es que no me piensa pagar?"

El mago le miró sonriendo y le dijo:

"Yo soy un mago y nunca traigo dinero, pero pídeme lo que quieras por tu trabajo y yo te lo daré."

El zapatero dijo:

"Dame un millón de dólares, con eso resuelvo mis problemas".

El mago contestó:

"Listo... pero, ¿tú me das tus piernas?"

El zapatero respondió:

"¡No, cómo se te ocurre, mis piernas valen mucho más que eso!... Sin ellas ¿Cómo voy al trabajo?"

"Entonces, dame tus manos."

"No," rehusó, "Con ellas trabajo y ganó el sustento para mi familia."

Pidió el mago, entonces:

"Tus ojos."

El zapatero dijo:

"No me pidas eso... con ellos veo crecer, correr y sonreír a mis hijos, que son los seres que más amo sobre la y a mi esposa que es la que me alienta para darte gracias por un día más de trabajo y por un día más a su lado."

El mago le sonrió y le dijo:

"¿Ves? Lo tienes todo y te quejas de nada;  tú reniegas de ello.
Disfruta de lo que tienes y vive agradeciéndolo sencillamente.
¡Eso ya es la felicidad!

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