Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 20 de marzo de 2022

ME ENSEÑASTE A DECIR ADIÓS

 Hoy es para  un día especial. Te fuiste enseñándome a decir adiós. Marchaste segura de que aprendí a ver lo bueno de lo malo, a discriminar la paja del grano y a saber mantener la calma en lo más intenso de la tormenta.

         

         Te fuiste sin llantos, sin quejas, sin iras contenidas ni perdones no dados. Te fuiste silenciosa, sin molestar, dejando todo en su sitio y los besos donde debías.




 

         Y yo, apéndice de tu alma, sentía tu marcha como si fuese un pasaje al desaliento, como si mis pies quedasen balanceándose al borde del abismo. Pero recordé pronto tus palabras; recordé tu mirada firme y serena, tu magnificente forma de manejar las situaciones siempre a favor de todos.

 

         Así inauguré una primavera hace mucho tiempo que no querría haber estrenado sin ti. Así, di la bienvenida al nuevo mundo de mi nueva vida en la que ya no podría contar con tu mirada.

 

         Me quedé con lo mejor de lo peor. Con tu fortaleza y tu valentía, con tu alegría y tu dulce sanar heridas en las distancias cortas.

 

         Hoy vuelve otra primavera a recordarme que me esperas sin tiempo, que me miras de cerca, que me tiendes tu ayuda de una forma tan sutil e inmediata que no puedo dudar del reino que te acoge.

 

         Hoy, mamá, eres tú la que floreces y vuelves a recordarme que en la vida no hay nada mejor que la palabra que os nombra. La única que nunca se va del corazón aunque la mente haya huido. La única que siempre guarda dentro de sí el cuidado y la seguridad que nada vuelve a darte en este mundo de la misma forma.                            


         Todos los días siguen siendo el mismo para el amor que te tengo. 

 

Todos, sigues conmigo en el mismo silencio que lleno mi alma con tu marcha. Siempre.

 

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