Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 10 de septiembre de 2021

ERRORES Y LOGROS

 

He llegado a la conclusión de que debemos incluir los errores como parte de los logros, de los avances, de los progresos cuando han significado aprendizaje vivenciado y no solamente, dolor sufrido.

Estamos en el punto que estamos, por ellos. Somos diferentes, por ellos. Hemos modificado nuestro ADN emocional, por ellos.

En muchas ocasiones dan mucho pesar. Uno se siente culpable de su propia tontería, de su analfabetismo analítico, de su inmensa benevolencia con el dolor que dejamos que nos causen desde fuera. A veces, los errores son una elección casi consciente; otras son el resultado de calibrar mal, de medir poco, de mirar menos.

Vamos muy deprisa viviendo emociones. Cabalgamos sobre lo que intuimos y no hacemos caso a lo que percibimos con ese sentido no concreto que nos dice lo que va mal sin hablar. 


 

Posiblemente no podemos hacer nada para repararlo. A veces, muchas veces, no hay vuelta atrás. Es como si hubiésemos hundido nuestro pie en un montón de nieve blanca y dejásemos nuestra huella oscura en ella. ¿Cómo devolverle su virginal color?¿Cómo reparar el hueco que absorbe la grotesca textura en la fina piel de lo blanco?.

Sólo si los errores sirven para transformarnos, para ser otros experimentando, para entender y descifrar emociones descontroladas o clarificar sentimientos que nos sabotean, se pueden convertir en un logro, en una huella de profunda apreciación, de agradecimiento, de libertad.

Este momento de la claridad dentro de ti, no es para evadirte, es para ponerte delante de tu espejo interno y ver que los sentimientos limpios están ahí, esperándote y que en la prisa, en el “hacer y hacer”, pasan desapercibidos.

Construir sobre el error te permite creer más en ti, saber que puedes superar el fracaso siendo uno mismo y remontar la fluctuación a la que situaciones externas te han sometido.

Honesto con aquello que quieres en tu vida; ver hacia dónde quieres llegar. Avanzar sobre el dolor y la tristeza, con ellos de la mano. No rechazando, no reprimiendo, sino disolviendo en el interior.

No se trata de pensar tanto. No se trata de devaluarte como castigo a lo que no supiste hacer mejor. Necesitas entender más profundamente. No solo pensar que si las cosas no salen como me gustaría eso es un fracaso, sino qué puedes desarrollar para ver el beneficio detrás de todo lo que es incómodo. Y crecer con ello. Y sentirte más fuerte.

Ahí en el silencio, en lo profundo de la caja de creencias y límites que te pones, te darás cuenta de que está situación quebrada te ha hecho progresar.

No hay avance sin error.

2 comentarios:

  1. Cuánta persuasión, cuánta fe, cuánta voluntad. Todo eso es admirable, incluso para los que perdimos casi todas esas cosas cuando éramos jóvenes. Las añoramos pero nos da un poco de reparo volver a creérnoslas. Persevera, yo creo que eres afortunada (no has perdido la fe, como otros desgraciados).
    Un abrazo.

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    1. Mi estimado amigo Soros, nunca se puede perder la fe. Siempre te quedas tu mismo y la grandeza que hay en ti y que nunca ha dependido del exterior, porque este siempre es cambiante, viene y va, te adula o te lapida, te da amor o te deja solo. Hay que concetar de nuevo...y estar seguro de que la conexión contigo es la única fuerza que puede disolver la tristeza. Un abrazo

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