Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 28 de febrero de 2021

NUESTRO TALÓN DE AQUILES

Cierto es que cada uno tenemos “nuestro talón de Aquiles”. Una zona franca, que casi nadie conoce, en la que la debilidad nos hace un guiño. Por muy fuertes que nos creamos o que, en realidad, seamos existe esa zona ciega en la que cualquiera podría hacernos mucho daño.

Conocemos nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Sabemos dónde están los puntos en los que somos resistentes y resilientes. No ignoramos en qué lugar somos vulnerables por ello, tratamos de esconder esa área de arenas movedizas dónde perdemos el control.



 

Unas veces serán los afectos, donde sabemos que nos enredamos sin remedio aún en lo que no es conveniente para nosotros. Otras veces, será el dinero, el poder o el prestigio.  En ocasiones, tal vez sea algo imperceptible para los demás pero evidente a nuestros ojos.

Preservar el área de debilidad nos lleva mucho esfuerzo. Siempre al acecho del cuidado de su puerta de entrada. “No pasar”, aparece en un cártel de nuestra mente pero, sin embargo, para quienes saben ganarnos, no existe cerrojo en esa puerta y quedamos a merced del grado de bondad del otro.

A todos nos han hecho daño en alguna ocasión o, incluso mejor dicho, hemos dejado que ese daño llegase a nuestro Talón de Aquiles. Y es, precisamente ese lugar, el que está lleno de más fantasmas, de miedos y de inseguridades generadas por la fragilidad que la constituye.

En ese territorio están también los objetos sutiles de perdón. Dónde guardamos las heridas. Dónde necesitamos ungüentos sanadores para nuestro resentimiento. Nos sentimos mal. Por los demás o por nosotros mismos.  Encontramos ahí el dolor, la tristeza, la ira y la necesidad de sanarnos.

Lo que cada uno tiene que hacer es propio. No ha fórmulas magistrales para salvarnos de nuestro punto negro.

¿Cómo reforzar ese área  repleta de debilidades?.

No se trata de eliminar esa zona. Es conveniente que exista porque también nos humaniza.

Lo que debemos de hacer es estar alerta cuando iniciamos “apegos” que calan más allá de lo razonable. Hay dolor cuando las expectativas no se cumplen. Cuando esperamos de los demás más de lo que deberíamos.

Elevemos el auto respeto; nuestra estima. Cubramos nuestros vacíos con el valor de nuestras cualidades. Potenciemos lo que nos hace sentir bien de forma natural.

Nada puede ser forzado, de otro modo el talón de Aquiles invadirá gran parte de nuestra vida.

No esperemos nada de nadie.

Esperemos todo de nosotros mismos.

 

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