Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 7 de junio de 2020

EL EFECTO ILUSIÓN

Todos estamos sometidos al efecto ilusión. Daniel Kahneman, en su libro “Pensar rápido, pensar despacio” (premio Nobel de Economía), alude a este efecto del que nadie nos libramos.

Establece dos sistemas de pensamiento cerebral. El sistema 1 y el sistema 2. Para el S1 atribuye funciones automáticas más ligadas a nuestro instinto e intuición; destrezas innatas que compartimos con los animales ( por eso se me ocurre ubicarlo en el cerebro reptiliano, en la amígdala y en la zona límbica más emotiva que racional; como al dos en el área prefrontal y el neocortex). 

Nacemos preparados para percibir el mundo que nos rodea, reconocer objetos, orientar la atención, evitar pérdidas… (pág. 36). 

El S1 ha aprendido a realizar asociaciones entre las ideas y ha adquirido habilidades como interpretar y entender matices en situaciones sociales. Pero necesita del S2 al que se le atribuye la atención voluntaria, la racionalización inquisitiva, la capacidad de cuestionar los automatismos y de poner orden racional al impulsivo S1.

El autor hace un exhaustivo  y complejo análisis sobre muchos aspectos que influyen en la elección, en la toma de decisiones o en la inclinación a dirigir la oportunidad a nuestro favor.

Uno de los aspectos que trata es el de la ilusión, tan gráficamente explicada con el ejemplo de Müller_Lyer que aquí os dejo:



Efectivamente, a simple vista, nuestro S1 nos engaña. Rápidamente, diríamos que la longitud mayor se aloja en la segunda imagen de la flecha inversa, cuando en realidad son iguales. Lo que nos indica que no podemos confiar en nuestras ilusiones visuales. O sea, no podemos confiar en lo que vemos. ( pág. 284).

Este ejemplo es inmejorable cuando se trata de las relaciones sociales, de selección en el liderazgo o de toma de decisiones influenciadas por el sistema meramente visual.

Las personas respondemos con comportamientos de acercamiento o alejamiento al placer o al displacer; al afecto o al rechazo; a lo cómodo o a lo difícil; a lo conocido o a lo diferente.
Si queremos que nuestro S1 no nos engañe, debemos recurrir a una selección en las pautas de comportamiento del otro/a, a observar y no absorber, a cuestionar los impulsos y a ralentizar los juicios. Porque es muy fácil equivocarse cuando la emoción inunda la razón; al igual que es muy sencillo demonizar cuando la opinión no se basa en los datos reales.

Recuerda las flechas. Son de idéntica longitud. Párate a observar la realidad. Frena los impulsos automáticos al responder y emplea los sesgos de la lógica aplicada a las acciones, a los datos, a las medidas.

Lo que pretendemos con esto es no confundirnos con lo que vemos. Porque todos sabemos que a simple vista, uno se equivoca mucho.

Por eso mismo.

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